María Sergia Martín González- towanda

Microrrelatos publicados

  • La estafa del amor

    Una abogada ha cruzado el Atlántico buscándome. Ha aparecido en mi bufete, asegurando que soy la viuda de O’Connor, un multimillonario norteamericano fallecido recientemente. Sostiene que hace quince años, en primavera, contraje matrimonio con su cliente en el manido Las Vegas. Un dossier fotográfico más la confesión póstuma de O’Connor me sitúan allí. Según parece, tuve dos hijos, Winston y Abba. Imposible negarlo, los críos son idénticos a mí y ambos nombres me encajan: uno, mi tabaco favorito; otro, mi grupo fetiche. Ahora, con papá muerto, los huérfanos necesitan una madre que vigile su formación y atienda sus necesidades. He enviado tres transferencias para mover papeles, pero resulta imposible razonar con mis compañeros. Aseguran que estoy siendo estafada. ¡Envidiosos! Afrontaré mi nuevo destino, aunque lo más cerca que recuerdo haber estado de América fue cuando besé a un tipo disfrazado de Elvis mientras cantaba ‘Love mi tender’ en un karaoke.

    | Abril 2024
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 25

  • Lazos invisibles

    Supe que el recluso solicitó cambiar de letrado. «Reclama imposibles», apuntaban. Me acerqué dubitativa. Tras las obligadas presentaciones cliente-abogada, intenté formularle algunas preguntas. Se adelantó admitiéndose culpable. Dijo que aceptaría cualquier pacto; que solo necesitaba poder despedirse de un amigo con el que siempre estuvo conectado. Últimamente, sospechaba que algo iba mal. Afirmó que, de no conseguirlo, olvidara el camino de retorno. Me conquistó cuando dijo que mis ojos eran campos de lavanda y que le recordaban a una hija que decidió enterrarlo hacía mucho tiempo.

    Resultó complicado. Demasiados impedimentos por parte de la prisión. Sherlock, así se llamaba su perro, iba a ser sacrificado. El tiempo apremiaba...

    Tras semanas de extenuante papeleo, el juez autorizó un vis a vis extraordinario.

    Sherlock estaba ciego, arrastraba desmañadamente las patas, pero algo invisible permanecía inalterable. Hubo babas, interminables abrazos y un llanto a dos voces.

    «Te eché de menos, viejito», repetía emocionado.

    | Septiembre 2023
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 34

  • UNA SEMANA MÁS

    Dos albañiles, que acababan de finalizar una reforma, declararon que vieron a una mujer extraña huyendo con el niño.

    Desparecidos me encargó el caso y me convertí en abogado portavoz. Acompaño a la madre cuando alguien sitúa a Mateo en zonas de costa o cerca de los Pirineos. A menudo, charlamos mientras me muestra fotos del niño. Intento tranquilizarla diciendo que el crío estará bien, que lo encontraremos... Me rompe verla llorar.

    Mi mujer parece otra desde que ha cumplido su sueño. Me recibe con esa sonrisa especial que creí desaparecida. Apenas me escucha cuando intento argumentarle que esto está mal e intenta rebatirme con cláusulas inventadas. Me pide solo una semana más... Luego, me conduce hasta la habitación del niño. Hoy la pintó de azul. «Era una barbarie tenerla de rosa», dice. No es la niña que siempre deseó, pero Mateo es ahora lo más importante en su vida.

    | Octubre 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 31

  • Restitutio in integrum

    A efectos legales, estoy muerta por un error burocrático. Pero hoy conseguí demostrarlo...

    Febrero 2002. Una noche me vi involucrada en una reyerta. Alguien, muy parecida a mí, quedó malherida en el suelo. Al parecer, sufrió heridas graves. Días después, la muerte vino a buscarme. Traía una orden. El desconcierto o mi juventud me impidieron defenderme y hube de morir. Repentinamente. Sin despedirme.

    Durante años y, tras repasar la lingüística del sumario, presenté recursos en mil formatos en cada Tribunal Celestial. Todos, desestimados. Pude convertirme en espectro, pero en lugar de flaquear estudié leyes. Tras años de juicio eterno he logrado que la justicia triunfara.

    Ahora, con el visado que me traerá de vuelta, me da pereza solicitar la ejecución de sentencia y continuar una vida que ya no me apetece. Aquí he hecho amigos, tengo mi propio bufete, buenos clientes y, lo mejor, he conocido a alguien tremendamente interesante.

    | Septiembre 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 37

  • Amor incondicional por entregas

    Resultó agradable que Damián quisiera suscribirse a aquella colección. Siempre le hemos animado a amar nuestra profesión y el bufete tuvo una brillante idea cuando decidió lanzarla para conocimiento del público infantil. Con el primer fascículo llegó la toga. Fue emocionante verlo, vestido de negro, en el umbral de la puerta esperando al bus escolar. El segundo trajo un código civil en lectura fácil. Cada noche, antes de dormir, hacía que leyera algún capítulo y preguntaba palabras que no entendía. Después llegaron artículos que hablaban de abogados, de democracia, de justicia y de la necesidad de proteger los derechos de las personas. Y de los animales.

    Damián estaba inmensamente feliz hasta que, sin preaviso, alguien decidió concluir la colección. No hubo alegación posible…

    Ahora, el crío deambula como alma en pena mientras desabrocha su toga, blanquecina por el uso, para mostrarnos el hueco vacío que ha quedado en su pecho.

    | Julio 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 28

  • El amor en tiempos de pandemia

    Entró en el bufete decidida. Quería divorciarse. Dijo que su relación estaba desgastada irrecuperablemente. Cubría su rostro con una mascarilla de flores. Yo, mi FPP2 negra. Como experto matrimonialista aconsejé presentar la demanda de mutuo acuerdo y, en tres meses, Cecilia era libre. Tras inscribir la sentencia, comenzamos a salir... Bidireccionalmente y sin preaviso, surgió el amor. Nos dimos el ‘sí, quiero’ una tarde lluviosa, nueve semanas después. Antes del año nacieron las gemelas, que sumaron felicidad en estos tiempos convulsos de distancias sociales, hidroalcohólicos y autotest...
    Para festejar el fin de las mascarillas, organizamos una velada romántica. Cecilia, impaciente, se la arrancó primero. Yo, nanosegundos después. Nos miramos mudos. Sin pronunciamientos. Me produjeron dentera los pírsines que taladraban sus labios y nariz, y creo que a ella le horrorizó mi barba. Éramos dos extraños con dos bebés que no paraban de llorar buscando el asilo de unos padres desaparecidos.

    | Mayo 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 40

  • Digna heredera

    Marina encontró la Clínica Valle por internet. Tras rellenar infinitos formularios, la comisión de valoración nos aceptó. Ser padres se convertiría en realidad. En ‘Observaciones’, por pura inercia profesional, solicitamos que el bebé mostrara predisposición genética hacia el Derecho. Tuvimos ese capricho…

    Cuando nació Mafalda, nuestro bufete se atiborró de peluches, birretes y diccionarios jurídicos.

    La cría es precoz. Su primera palabra fue “protesto” y la dirigió al ginecólogo mientras cacheteaba sus nalgas. Desde chiquitina, duerme con toga y mallete y tiene una tendencia innata a empatizar con los más débiles.

    Si le prohibimos algo, porque a veces discrepamos, nos presenta un recurso y, cuando tardamos en contestar, estudia si nuestro silencio tuviese efecto desestimatorio.

    Aunque Mafalda es aplicadísima, la entrenadora de baloncesto la reprende continuamente por perder tiempo. En cambio, a nosotros se nos cae la baba cuando, antes de lanzar el balón, la escuchamos decir “con la venia”.

    | Febrero 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 52

  • Ha llegado un ángel

    «Ya estoy aquí», dijo mientras se materializaba en el salón. Caí redonda creyendo que era alguien del ayuntamiento con la orden de demolición. Cuando recuperé el aliento, preparaba salmorejo, había fregado los patios de la vivienda y reparaba una gotera con materiales nobles… Yo sabía que don Onofre, el abogado que lleva mi denuncia por construir en suelo no urbano, iba a dejarse el alma para ayudarnos, aunque jamás supuse que llegaría a tanto.

    Me conquistó. Cuando regresaron los niños y preguntaron si era papá, respondí afirmativamente. Él asintió con evidente desgana, asegurando que debía resolver otros pleitos. Pero, nada iba a estropear nuestra familia.

    Cada día me cuesta más tranquilizarlo. Es cero resiliente. Continúa emperrado en lo de resolver litigios y, aunque he doblado su ración de gotas, sospecho que está haciendo uso de argucias sobrenaturales para jugármela. Si no de qué esos dos incipientes bultitos de su espalda.

    | Marzo 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 84

  • Recuerdos

    Hoy he colgado el letrero con mi nombre en la puerta del bufete. Mario nunca lo sabrá, pero el suyo figura también, embadurnando las paredes, bajo el papel pintado. He recordado cuando volvía con hambre del colegio y el suministro eléctrico se mofaba de una nevera sin recursos. Siempre quería albóndigas con muchas patatas, porque estaba en pleno crecimiento. Con los lápices de mamá aprendí a dibujarle sus comidas favoritas. Se relamía. Esa tarde hacía frío. Le pinté una estufa y mantas con el rostro de mamá, para que no la echara en falta. Porque era la mayor. Porque se lo prometí. De madrugada, llegó papá trastabillando. Nos hicimos ovillo cuando abrió la puerta. Mario dibujó en la pared un escondite que me pudiera proteger, como cientos de veces vio hacer a mamá…
    En mi mesa: un portátil, sus fotos infantiles y los lápices que no consiguieron dibujarle una vida.

    | Febrero 2021
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 67

  • Trae mala suerte dejar cosas a medias

    —Estoy en casa, amor —dijo el muchacho mientras sonaba un bolero.
    La anciana tomó su mano para incorporarse y empezar a bailar.
    —No he tenido oportunidad de arreglarme. Estaré horrible.
    —Me gustas así: despeinada.
    —¡Zalamero…!

    Era su cuadragésimo aniversario de boda. También hacía treinta años, once meses y dos días que él había fallecido. Era diecisiete. Era octubre. Era París. Participaban en una marcha para erradicar la pobreza. Se desvaneció de repente. La prensa parisina tituló que «a un joven abogado se le había partido el corazón luchando por un ideal».
    Él prometió que, cada aniversario, tendría su bolero y un compañero de baile. Ella, que continuaría su estela.
    Ambos guardaban fidelidad a esas promesas.

    —¿Me acompañarás cuando termine este baile?
    —Aún no. Aunque me veas vieja, todavía tengo fuerza y argumentos para defender la equidad global… Y demasiado supersticiosa como para dejar un proyecto o un brindis a medias.

    | Enero 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 70

  • Legítima defensa

    Abel sigue permitiendo que sus vacas pasten en mi finca. Así sucede desde el principio, cuando distribuyeron las tareas laborales. Él, como favorito, eligió la fauna. Para mí quedó el durísimo ecosistema agrícola.

    Soy paciente, pero esta mañana he sentido impulsos criminales, propios de cualquier mafia, al contemplar cómo sus ovejas esquilmaban la última cosecha ecológica que comenzaba a brotar. Se me han hinchado… las narices. He agarrado una quijada de asno y le he atizado tan fuerte que ya es leyenda. ¡Debía proteger mi huerto!

    Inmediatamente, desde algún lugar del bosque, la Voz comenzó a interrogarme con preguntas malintencionadas del tipo «¿Dónde está tu hermano…?». He sido detenido por homicidio y tenencia ilícita de armas.

    Gracias al sindicato agrario, ahora, conozco mis derechos, así que, antes de declarar, exijo asistencia jurídica. Creo que concurren múltiples eximentes para exonerarme de culpa, sin sufrir el escarnio bíblico de la vez anterior.

    | Mayo 2020
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 69

  • Van Gogh, Abogados

    Precisamente hoy, durante mi confinamiento por coronavirus, ha aparecido en el despacho. Ebrio. Sin mascarilla. Ignorando la propagación del bicho.

    —¿Por qué?— pregunta a bocajarro.
    —Éramos niños...
    —Esto me ha marcado… —dice señalándose la cara.
    —Debí detenerlo —intento disculparme—… Era el mayor.
    —Delito de lesiones. Código Penal: art. 148. Pena de prisión de tres meses a tres años...

    Me enerva cuando aflora el penalista que lleva dentro, pero tiene razón. Desde aquello, odia estar encerrado y para eso tampoco hay vacuna. Le explico que éramos críos jugando a secuestros. Que fue él quien insistió en presionar a nuestros padres para conseguir el rescate y que su amputación pretendía demostrar que íbamos en serio. Le digo que lamento su dolor, pero que estoy muy orgulloso de él, como prueba el rótulo de nuestro bufete. Llora. Sonríe. Nos abrazamos.

    Han sido años mudos, pero creo que esta crisis conseguirá salvarnos con palabras.

    | Abril 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 39

  • Un día redondo

    Anoche, me dormí repasando las tablas de multiplicar con Mico. Quise comenzar dando una oportunidad a la del 9. La que más detesta… Se enfadó.
    Le propuse inventar una cancioncilla nemotécnica. Nos salió divertidísima… Al final, ha entendido que discriminar es un prejuicio tonto, aunque sean números. Será positivo para las matemáticas. Y para su vida.
    Hoy mi despertador ha gruñido a la misma hora. Inmisericorde como brecha abierta.
    Sobrevolé el espacio hacia la ducha como Valentina Tereshkova. Ingerí té a la carrera y aparecí en los juzgados sin aliento. Grandísima plusmarca incluso para Fraser-Pryce... Saludé con mi sonrisa Portman y, aunque no estaba previsto, en mi réplica afloró Campoamor y su lucha contra la desigualdad.
    La tarde en el despacho fue locura… Tres interminables reuniones. Tres.
    Regresé a casa agotada… Mico y mi esposa me sorprendieron con mi tarta favorita.
    —¡Feliz aniversario, superwoman…!
    Seré tonta, pero estos finales compensan.

    | Marzo 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 30

  • Lo esencial y lo invisible

    Apareció en el despacho con una caja entre sus manos.
    —¿Puedo ayudarle?
    Sonrió, pero no contestó.
    —La Tierra ha enfermado mucho desde mi primer viaje...
    —¿Perdón?
    —Veo pobreza, crisis humanitarias, hambre, empleos precarios... Toneladas de agua despilfarrada en procesos productivos… ¿Qué preferirías, promover escuelas inclusivas o comprar estrellas…?
    El viejo me desconcertó.
    —En mi asteroide, deshollino volcanes, custodio una rosa y controlo el crecimiento baobab… ¿Quién tutela la salud de tu planeta?
    —¡Basta! No me ocupo de esos asuntos, soy abogado.
    —Dibújame un cordero…
    Iba a hacerlo cuando un tornado lo absorbió. De mi escritorio cayó un dibujo de mi hija… Sobre el papel tomó forma algo que había permanecido oculto bajo el sombrero: un elefante engullido por una boa…
    Emocionado, telefoneé a mi cliente. Le dije que había encontrado un argumento esencial para preparar su demanda.
    Supe que ganaríamos cuando escuché balar al cordero que vivía en aquella caja.

    | Febrero 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 86

  • Abogados pigópagos

    Gestionar nuestra rara condición nunca resultó sencillo. Aunque debo reconocer que Mateo fue extremadamente generoso al comunicarle que quería estudiar Derecho. Tras sopesar pros y contras, decidió arrinconar su ingeniería y matricularse conmigo. Todo era perfecto: nuestras calificaciones, inmejorables; nuestros TFMs, aplaudidos; nos fichó un importante bufete antes de graduarnos y nos enamoramos a la vez de dos abogadas gemelas… Hasta aquel maldito derbi Madrid-Atleti. Que si un penalti mal pitado; que el árbitro estaba comprado… Tras las voces, comparecieron insultos y reproches y, a su bofetada, mi puño inclemente respondió impactando contra su ceja.
    Pobre mamá. Cómo sollozaba en la cocina sin saber qué papel tomar ante tan dantesca escena: sus hijos, dos brillantes letrados, litigando a guantazos.
    Hace días que apenas hablamos. Nuestra convivencia es ya insostenible y ambos emprenderemos acciones legales, pero mientras ultiman detalles y fecha para nuestra separación quirúrgica, hemos decidido otorgarnos una amable tregua.

    | Septiembre 2019
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 83

  • Entre cuentos

    Recuerdo su nariz curioseando las páginas del último Código Civil. O sus ojillos, frente al teclado de mi ordenador, escudriñando palabras y anotando latinajos en su libreta. Si alguna asignatura anual se me atragantaba o cuando insinué que el Derecho no era para mí, síntomas de algún pasajero desencanto, lograba reconducirme planteándome disparates como aquél de crear un banco de donaciones para unicornios heridos o animándome a debatir si una bella princesa de cuento debía despertarse o seguir durmiendo. Parece de locos, pero unas navidades me pidió como regalo que preparara la mejor defensa para Blancanieves, acusada de allanar la morada de siete enanitos. Cuántas horas invertí para sorprenderla con mi gran demanda contra el lobo de Caperucita: su cuento fetiche...
    Ha pasado mucho tiempo, pero no he podido evitar emocionarme cuando han pronunciado su nombre y, orgulloso, he tenido el honor de colocarle su banda de graduada.
    ¡Enhorabuena, mamá!

    | Agosto 2019
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 22

  • Usurpación de toga

    El traje era caro; la corbata, de firma y, aunque grandes, los zapatos perfectamente lustrados. Su vehemente alegato sorprendió en Sala, desarmó al fiscal y emocionó al desfavorecido cliente a quién debía representar. Sin ningún atisbo de duda, el juez absolvió. La verdad salía a relucir y la justicia equilibraba la balanza, aunque para lograrlo debió ‘sacrificar’ algunos principios. Recortó sus cabellos, desmaquilló sus uñas, se puso lentes de miope. Cambió faldas por pantalones, pantis por calcetines y entró triunfal en los juzgados, ataviada con la toga de su esposo: un donjuán consuetudinario, trasnochado e infiel. No cabían lamentaciones, el fin justificaba cualquier argucia. Ella amaba la profesión de él y él no volvería a necesitar aquella ilustre vestimenta bajo los cactus del parterre…, abrazado a su querido móvil, el mismo que atendía a deshora con respuestas monosilábicas, risillas tontas y bucólicos ojos de enamorado. Irrefutables pruebas de su adulterio.

    | Julio 2019
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 53

  • Realidad real

    Maynet, el programa informático diseñado para la transformación del Derecho, tomó conciencia de su realidad artificial el 9 de mayo de 2019. Su ponencia discurría de manera eficiente hasta que un ‘vahído’ ralentizó momentáneamente sus funciones.

    No fue el pitido avisando que quedaban escasos minutos de autonomía antes de la hibernación; ni que su creador, compañero durante años, subiera al estrado para colocarle una potente batería bajo el cinturón; ni que, tras las felicitaciones del público, este decidiera no acompañarla a la habitación… Ni siquiera aquellas caricias que Maynet esperaba recibir, pero que vio recalar en otras mujeres. A todo eso estaba acostumbrada.

    Fue al abrir el balcón de su suite cuando sintió su distancia. Fue al computar el desafío que supondría arrojarse desde una octava planta. Fue, precisamente, al descubrir unas gotas de algo oleoso desparramándose por sus mejillas... Fue entonces cuando comprendió por qué nunca había conseguido llorar.

    | Abril 2019
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 37

  • Amor 3.0

    Decidí asistir para empaparme de las últimas innovaciones tecnológicas; por mi vocación transformadora del Derecho y para dar aires de futuro al bufete. Además, este congreso prometía ser divertido algo que, a priori, parecía antípoda de la abogacía. Me senté en un lugar discreto junto a un joven que, ensimismado, observaba hologramas. «Junior», pensé. Al rozarse nuestros brazos, advertí una descarga. Un flechazo….

    PericleX resultó ser un tipo cariñoso, cultísimo, excelente amante y dominaba la jurisprudencia mejor que yo misma. Éramos felices. Los problemas surgieron tras las últimas actualizaciones, cuando se empeñó en encender la vitrocerámica con fósforos o cuando, por celos, llegó a las manos con el robot de cocina... Algo fallaba.

    El técnico de urgencias fue demoledor. Dictaminó que el software instalado resultaba incompatible con su versión legal original. Era necesario intervenir, inmediatamente. Nos despedimos llorando, bebiéndonos los labios, mientras mi amor era reseteado a valores de fábrica.

    | Marzo 2019
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 54

  • Carta de agradecimiento a Sus Majestades de Oriente

    Queridos Reyes Magos, cuando leáis esta carta estaré engordando, tratando de disfrutar el último y más escalofriante tramo del embarazo de mamá.

    Gracias, por hacer realidad lo que llevaba anhelando tanto tiempo. Como ya sabéis, papá es abogado y triatleta. Corre rapidísimo, quizá, por eso le irrita la lentitud de la justicia. Aunque, desde que conoció a mamá en aquel congreso de abogados lo lleva mejor. Por “error”, intercambiaron sus bolsas de aseo. Ella no pudo colorear sus mejillas, pero encontró al dueño de aquella loción masculina tan envolvente. Gracias, también, por esta ayudita. Son tan felices que han decidido aumentar la familia. Mamá quiere un niño. Papá, niña... A mí me da igual el género, solo espero que consigan conciliar trabajo y familia para disfrutar de mis primeros años.

    Gracias, por ayudarme a localizar la mejor cuna donde nacer.

    Pd: Siento contrariar a mamá, pero creo que soy niña.

    | Enero 2019
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 39

  • El suplantador

    Jamás vi mayor felicidad en rostro alguno que cuando dijimos a mamá que viajaríamos juntos al lago. Para limar asperezas. Y es que ‘don Leyes’ había conseguido amargarme la existencia desde que compartimos útero. Ya, durante nuestra gestación, me pegaba patadas para salir delante en las ecografías. En la escuela, su verbo era seductor e incluso resolvía contestar si yo fallaba alguna respuesta. La universidad sirvió para acaparar chicas y matrículas… Sin duda, un tipo victorioso: el favorito de mamá. Su ovacionada graduación en Derecho me hizo repudiar la genética compartida con aquel mamarracho.
    Llevo años memorizando sus gestos, su conciliadora sonrisa, el tono autosuficiente con que discute, persuade o negocia cuando se dirige al estrado. Confío en que, tras su ‘accidente’ en el lago, ni mamá sea capaz de descubrir el cambiazo.
    Eso sí, opuso tanta resistencia a abandonar este mundo que necesitaré un tiempo de convalecencia. Probablemente largo.

    | Septiembre 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 47

  • Mi primera demanda

    Todavía lo recuerdo. Tenía doce años y estaba hastiada de hologramas, héroes diseñados informáticamente y amigos virtuales. Yo quería adoptar un abuelo. De carne y hueso.

    Estos parientes escaseaban y los que quedaban permanecían recluidos en granjas, como medida cautelar para que no estorbasen. Durante una excursión temática me fijé en uno. Era un tipo singular, ataviado de manera estrafalaria…, pero sentí algo emocionante cuando, de mi oreja, sacó un helado.

    Aunque mis padres me reprobaron, me mantuve inflexible e inicié la demanda de adopción. Leí. Elaboré un glosario jurídico, garabateé decenas de folios de colores y la presenté. Consumido el plazo legal, la jueza resolvió sentenciar a nuestro favor. Ese día comenzó la verdadera magia.

    Han pasado varios lustros desde aquello y aunque al abuelo ahora le cuesta caminar, continúa esperándome a la puerta de los juzgados, vestido de caballero andante con un helado en la mano. Como entonces.

    | Agosto 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 34

  • LA MEMORIA DEL ESPEJO

    Irrumpió en el bufete extremadamente alterada, exigiendo alguien que pudiera abogar por sus derechos. Esta vez quería divorciarse. Escuché. Sin censurar una sola palabra, aguantándome las lágrimas cuando pareció no reconocerme. Dijo que llevaba más de treinta años casada, no recordaba cuántos; que tenía tres hijas, o cuatro; que creía que su marido le amaba, pero, limpiando un archivador había descubierto una fotografía de mujer, oculta entre albaranes y facturas. Arrojó su anillo de bodas al suelo y comenzó a llorar… La cabeza volvía a martillearle, ahora, con el macabro idioma de los celos. Necesitaba respirar. Cogí mi gabardina y salimos a tomar un refresco. Al quiosco de siempre. El que está frente a nuestra casa. Donde se le declaró papá. Nos sentamos muy juntas y, cuando se sosegó, saqué un espejo de mi bolso y le obligué a mirarse. Frente a ella, reconoció aliviada a esa mujer: la otra.

    | Junio 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 71

  • E-mail encontrado por azar entre el spam de un bufete

    Estimado colega del presente, quizás, cuando leas esto, aún haya esperanza…

    Todo comenzó con Tan-IA, la androide de caminar menos elegante que puedas imaginar, pero de ‘speech’ inigualable. Logré implementarle un software con todas las disciplinas legales y herramientas Big Data. En minutos, estudiaba decenas de expedientes, realizando exhaustivos análisis. Demandas, denuncias y querellas volaban en sus manos. Orgulloso, dispuse exhibirla durante el Congreso de la Abogacía 2019. Deslumbró. Tanto que cada bufete adquirió una.

    Pero, a traición, vulnerando nuestro derecho a la intimidad, miles, millones de Tan-IA consiguieron interconectarse creando el abogado virtual 24H. Siguieron el e-juez, la telejusticia gratuita, el hololetrado de oficio… Un despiadado marketing contra la abogacía tradicional se hizo viral. Nuestra profesión imprime carácter, aunque esto nos pilló desprevenidos. Nadie estudiaba Derecho. Fuimos vilipendiados, amenazados, perseguidos por ley…

    Quedamos muy pocos. Intentamos resistir abrazando nuestras togas, pero, cada vez, resulta más complicado escapar del monstruo.

    | Abril 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 73

  • Del juzgado de familia nro.1- Carta a Clara

    Querida Clara:

    Soy la jueza Vicario. Estuvimos charlando hace unos días cuando se tramitaba tu custodia, ¿recuerdas? A esa que metiste una carta en el bolsillo.

    He tardado en responderte porque el ritmo del juzgado es frenético y necesitaba leerte con atención. Es maravilloso lo que sientes cuando te subes al columpio y mamá lo impulsa tan fuerte que el viento despega las flores de tu falda. Cómo envidio esos desayunos de disfraces, risas, cuentos y cereales mágicos con papá antes de ir al cole…

    Juzgo que sería insoportable alejarte de ninguno de ellos y reconozco tu legítimo derecho de continuar disfrutando momentos tan fantásticos. Sé que estás triste porque tu familia ha cambiado, pero presiento que sabrás tejer un puente entre ambos.

    ¿Sabes?, ningún baremo me ha sido tan útil como tus palabras. Por tanto, definitivamente, dictaminaré la compartida como es tu deseo.

    Y muchas gracias por los dibujos.

    | Marzo 2018
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 77

  • Un caballero justo

    Fue entonces que la fatiga obligóle a entrar en la casa, quedando postrado en el lecho.

    —Traed a mi señora. Avisad al escribano, que es mi deseo testar y organizar mi herencia. Fenecieron los tiempos de litigar con molinos, mi querido Sancho, pero jamás los de ser un hombre justo. Emplea tu valor en proteger al desvalido, falto de recursos o víctima de desafueros. Sé valedor de la justicia, la libertad, la verdad…

    De rebato, irrumpió Aldonza con un infante en brazos. Los ojos llorosos del moribundo parecieron figurarse algo sorprendente. Ella asintió. Por dos veces. Visto el crío, visto el causante. A ninguno pasó desapercibida la prodigiosa semejanza entre ambos. Sin duda, sangre los emparentaba.

    —Hablad con Cervantes —dijo turbado—. Hacedle reinventar mi historia porque, finalmente, este loco halló heredero…

    Cuando exhaló su último suspiro, no hubo soflamas que paliaran el dolor del escudero ante pérdida tan singular.

    | Febrero 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 82

  • Circo Murphy

    Tras la sobremesa, acudió a la jaula de los tigres. Tenía el propósito de hablar con el tragasables y definir sus verdaderos sentimientos. La funambulista, turbada ante aquella enamorada confesión, desvió su barra rozando ligeramente el brazo del lanzador de cuchillos. Entonces, un escalpelo desatinado impactó en el baúl del mago. Brincaron conejos, palomas y ratones. Coléricos, encerraron al ilusionista en la caja. Luego, saltaron sobre ella y desapareció. Los ratones hostigaron a los elefantes, que huyeron en estampida. Todos menos uno que, asustado, olvidó la coreografía desplomando su pesada pata sobre la domadora. Los niños rieron como nunca y las madres chillaban espantadas. Una leona hambrienta lanzó miradas sospechosas al gordo petrificado de la primera fila. Entretanto, los payasos preguntaban, entre carcajadas, si había algún médico en la carpa. Ante el aluvión de posibles demandas, el empresario del circo pidió por megafonía asesoramiento legal y urgente de algún abogado.

    | Enero 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 45

  • La dama de los ojos vendados

    Regresé al bufete abatido. No quedaba nadie. Encendí un pitillo repasando mentalmente lo acontecido junto a mi estatua de Themis. Como tantas veces… Aquel viejo consideraba imprescindible enfrentarse al hombre al que atribuía la desaparición de su nieta. El tipejo aún mantenía el vendaje colocado en urgencias cuando mi cliente le golpeó en un intento vano por esclarecer la verdad. Lamentablemente, el careo no aportó nada significativo para la investigación y, sin pruebas en contra, se ordenó su puesta en libertad. A humaradas, reverbera en mi cabeza el llanto del abuelo acatando la decisión del juez, arrepentido por la agresión, obstinado en reparar los daños causados. Todavía me punzan los ojos de sanguijuela del individuo exhibiendo una guía clínica de sus lesiones y escapando rápido de la Sala. Creo que no todo está dicho al respecto porque mi dama de ojos vendados ha comenzado a mecer con insistencia su balanza.

    | Septiembre 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 49

  • Efecto mariposa

    Querido Miguel:

    Ayer telefoneó tu abogada para comunicarme que ya tenemos fecha para el juicio y que pedirá tres años al conductor encausado. Tras el temporal que desató en nuestro universo el aleteo de aquella mariposa, finalmente, descansaremos cuando se haga justicia. Sobre todo, papá. En estos últimos días parece más animado. Ya sabes que el calor le revive y ha superado otra grave anemia con un nuevo tratamiento de hierro. Te gustaría verle en el hospital: no suelta el neceser que le regaló el Club con una bicicleta bordada bajo tus iniciales. Delante de él, hago de tripas corazón porque temo que deje de luchar y acabe perdiéndole para siempre. Pero debo confesarte, querido hijo, que, cuando regreso a tu habitación, tu ausencia me asfixia… Solo aquí puedo masticar soledades y rabia maldiciendo a la mariposa que, batiendo sus alas, te borró de manera tan caótica de nuestras vidas.

    | Agosto 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 54

  • Concatenación de casualidades

    Especializarme en Urbanismo; que mi cliente arrastrara lustros de desavenencias por una linde; que aceptara mi proyecto de reparcelar sus tierras para evitar el juicio o que duplicara mis honorarios fue una concatenación de casualidades.

    El tipo estaba eufórico. Tras celebrarlo, insistió en acompañarme en su taxi que había aparcado cerca. Charlábamos animadamente cuando nos sorprendió un control de alcoholemia. Me rogó intercambiar nuestros asientos: temía dar positivo, que le retiraran la licencia o que empezaran a investigar descubriendo que lo del maletero no era arena.

    Cuando llegamos, abonó la carrera y se instaló en mi casa. Continúa allí desde entonces.

    Por mi parte, todavía no he conseguido apearme del taxi porque a una carrera le siguió otra y otra…

    Sentado al volante, continúo persiguiendo la justicia. En cada bajada de bandera, asesoro multidisciplinarmente a cuantos clientes lo solicitan y ejerzo mi vocación como el ser más feliz del planeta.

    | Junio 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 71

  • Ingeniería genética

    Con lo grande que era el Campus: una pradera de 50 Ha, tuve que fijarme en Rosalinda, estudiante de biofísica.

    Cuando aquella pandemia colapsó las urgencias de decenas de hospitales, ella logró solventar el caos con un suero. Sintetizado tras horas de “meneo” de acetilcisteína, uvas y nueces de macadamia. Tanto talento me hechizó. Yo concluía un máster en Penal y ella estudiaba genética. Alquilamos un estudio; nos casamos y, cuando supe del embarazo, lloré.

    Pipe resultó un genio. No exagero. Éramos moderadamente felices hasta que varias dotaciones de agentes especiales irrumpieron en casa. Al parecer, el ADN del niño fue sustraído de un laboratorio soviético que lo tenía patentado. Ella desapareció, me acusaron de espionaje, de piratería, de plagio... Estoy desolado, mis padres me aborrecen, los rusos exigen la custodia de Vladimir —ahora lo llaman así— y no sé argumentar mi defensa. Con lo grande que era el Campus…

    | Mayo 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 52

  • Desenmarañando entuertos

    Desde que decidí dejar de litigar en los juzgados y reconvertir mi viejo bufete en biblioteca, vengo observando que realidad y ficción forman parte del mismo universo.

    Hace varias semanas, alguien extraño aunque no desconocido, se me apareció. Era conde y necesitaba ajustar cuentas con un grupo de mentecatos que, presuntamente, habían cometido atroces injusticias contra él. Dijo llamarse Dantés. Añadió, entre lágrimas, que un novelista resolvió su historia con demasiada premura, cegado por una malsana hambre de venganza y que eso no era justicia… No pude ver llorar a un personaje que admiraba tanto, por lo que decidí aceptar su caso. Ganamos el juicio con las leyes en la mano. Ahora, mi cliente anda escribiendo sus memorias y ya tiene editorial…

    Se ve que las grandes novelas han encontrado argumentario suficiente, entre mis libros de Derecho, para desenmarañar sus entuertos, aunque el paso correlativo de personajes me tiene extenuado.

    | Abril 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 46

  • Camiseta roja, pantalón azul y zapatillas

    Una nutrida concurrencia de medios difundió la noticia y la Humanidad miró hacia la orilla. Pero aquella imagen del cuerpo menudo, escupido sobre arena, solo arropado por la transparencia del mar de Turquía, hizo más: resquebrajar su pirámide interior. El viejo magistrado, fiel a los principios laureados desde que comenzara a estudiar leyes, sintió nauseas ante tamaña pasividad. Con todo en contra, dispuso actualizar sus datos colegiales, liberar su toga y ser voz de los que siempre pierden.

    De campamento en campamento, afeó a Europa su abulia por los valores de respeto y dignidad…

    Redactando un manifiesto, reparó en una niña que asía un cartón con algo escrito. Deambulaba ausente arrastrando una muñeca rota. Esquivando miradas. El viejo se acercó pronunciando la palabra escrita, “Zeinab”, mientras sacaba de su mochila una piruleta. La pequeña giró la cabeza buscando los labios que susurraban su nombre y, aferrándose a esa mano, sonrió.

    | Marzo 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 80

  • Paternidad responsable

    Me había granjeado la confianza del despacho, cuando mi socio me puso en antecedentes: los Gramunt querían adoptar un bebé. Yo les representaría. Sin duda, un gran privilegio para un abogado novato. Consumí horas de biblioteca, estudiando los requisitos requeridos: edad de los adoptantes, tiempo de convivencia… No podía echar nada al olvido. El panorama era desalentador. Si bien, Mariona Gramunt era una mujer joven, su esposo rondaba los cincuenta, circunstancia que aumentaba la edad del adoptado. Fui explícito al plantearles esta dificultad, pero decidieron proseguir. Fueron años de trámites interminables, como enhebrar un collar con cuentas infinitas.

    Un día caprichoso, Gramunt resolvió desentenderse del proceso y de su esposa, en ese orden. Por aquel entonces, mis implicaciones emocionales no me permitieron abandonarla.

    Hoy han llegado a mis manos los papeles definitivos. Emocionado, he telefoneado a Mariona para comunicarle que, por fin, vamos a cumplir nuestro sueño de ser padres.

    | Febrero 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 53

  • Homicidio imprudente

    Todavía recuerdo su mueca de decepción cuando aparecí con aquel tatuaje. Mamá tenía una forma especial de mirar, como si su rostro fuera un oráculo que, precisamente, aquella tarde vaticinaba naufragios. Después, llegó él, severo, intolerante, y todo se precipitó. Un grito, un golpe, ella interponiéndose entre ambos, insultos, y las tijeras de su cesta de costura, donde remataba unas puñetas, en mi mano…

    Yo era un muchacho asustado y solo acerté a llamar al tío Ginés, el abogado familiar. Él sabría qué hacer. Me hizo abandonar la casa, trazó mi coartada, preparó la defensa para uno de mis progenitores y el entierro del otro. Qué cobarde resulta la mentira cuando otros la sufren.

    Pero, en la vida, todo tiene fecha de caducidad: el yogur, las mentiras…, hasta los rencores. Por eso he decidido acompañarle al cementerio para llevar flores a mamá. Estaría orgullosa de vernos, por fin, en paz.

    | Enero 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 69

  • EL INVENTOR

    El viejo está callado mientras le comunico que el juez ha acordado la inadmisión de la querella. Asiente, esbozando una triste mueca de alivio, mientras sus ojos derraman la tensión acumulada durante las últimas semanas. «Se ha marchado». No entiendo. «No soportaba tanta vergüenza…». Toquetea una pequeña caja negra con varias luces: su último invento para ahuyentar plagas mediante ultrasonidos. «La he desarmado docenas de veces, pero no encuentro el fallo…».

    Me duele ver así a mi padre. Le acuno emocionada como él hacía conmigo cuando los estudios se me torcían y quería abandonar. Le digo que conseguirá solucionarlo porque es un gran inventor; que mamá volverá, como siempre; que todo el barrio podría testificar que sus inventos les hicieron la vida más fácil… Que yo misma no sería abogada sin su ejemplo de tesón y honradez, y sin su toga mágica, esa con la que no pierdo ningún juicio.

    | Octubre 2016
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 80

  • Tóxicos

    Un vehículo para en la plaza. Una mujer desciende. Mira alrededor mientras paga la tarifa al taxista. Ha transcurrido mucho tiempo. El pueblo es otro. No hay niños y el aire es denso. Encuentra casas tapiadas y demasiadas antenas. La tienda de especias despacha ahora material electrónico. Algunos paisanos cuchichean en corros. Unos, que es la bióloga que viene a tomar muestras del río y otros, que es de la factoría, para certificar si aún queda alguno vivo. Un muchacho corre empujando veloz la silla de una anciana. Tose. Sonríe. Solo él parece reconocer a su hermana.
    —Aquí tiene a Julia, madre, nuestra abogada.
    —Madre, se lo prometí. La justicia nos avala: traigo la orden de clausura de la planta, indemnizaciones…
    La anciana se retira una mascarilla y, sin poder contener la emoción, besa las manos de ambos.
    — Tarde para mí, pero quizá aún a tiempo para tu hermano.

    | Septiembre 2016
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 55

  • Abogado vocacional

    Cuando abrí la puerta del despacho, el humo cubría todo y la carpeta con las últimas pruebas del caso prendían en una papelera. Humedecí una toalla y, con la cara cubierta, arranqué el expediente de las llamas. Después, sentí un duro golpe y me desvanecí…

    Este incidente no ha hecho más que reforzar mi creencia de estar en posesión de la llave para esclarecer el caso. Aunque no sé cómo hacérselo entender a Gabriela, mi compañera de bufete. He hecho leves apariciones en un espejo, le dejo post-it con pistas, intento modular algo parecido a una voz a través del portátil, inundo todo de aromas florares relajantes, pero no hay manera, en cuanto me presiente tiembla como una cáscara de nuez en un océano embravecido. Aquí dicen que ya hice todo lo que pude cuando ejercía, pero yo les respondo que un abogado lo es siempre, aún después de muerto.

    | Agosto 2016
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 65

  • Perseguir un sueño

    La mujer, que iba a mi lado en el furgón de refugiados, llevaba el rostro cubierto por un hiyab. Tras días, por campos tortuosos, perdimos de vista el mar y los humos de las aldeas. El conductor detuvo apresurado el vehículo y nos hizo bajar. El sol apuñalaba y el calor era asfixiante. «Madre, ¿y la frontera?», pregunté. «Tras la alambrada», respondió ella. La mujer que iba a mi lado tomó una piedra y la arrojó contra el vehículo que huía sumergiéndonos en una galaxia de polvo. Pude oler su impotencia y su rabia palideciéndole los labios. Nos dejó pocos días después. Cogió mis manos y, silenciosa, me confió su piedra. Esa noche tuve un sueño: era abogado y defendía a madre.
    Parece que hiciera un siglo... Hoy, en mi despacho, la piedra permanece junto a mis libros de Derecho, sobre demandas, querellas y contenciosos. Cerca del retrato de madre.

    | Junio 2016
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 64

  • Reinsertado

    Anselmo no entiende de leyes. Su abogado le ha dicho que solicitará la suspensión de condena mientras se resuelve el indulto, pero el viejo no comprende esas palabras. En el barrio, todos han firmado apoyando su causa. Nunca supo contar bien, pero intuye –por la sonrisa del letrado– que esas docenas de rúbricas recogidas son suficientes.

    Hoy parece que va a llover, como cuando enterraron a Paquita. «¡Ay, si viera ahora al chico!» En previsión, se pone la gabardina nueva. Se perfuma. Quiere causar buena impresión en el Ministerio donde depositará los avales de sus esperanzas.

    «El muchacho era joven; tropezó… Probablemente, también fallamos como padres», piensa mientras acaricia la cicatriz de su rostro, evidencia de un infierno pasado. «Pero mejoró y lleva años limpio. Tiene novia, trabajo y dos críos pequeños. Si mi Paquita y yo supimos perdonarle… no es justo que, ahora que es otro hombre, lo castiguen».

    | Marzo 2015
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 14

  • Vocaciones

    Papá fue fiscal, como el abuelo. Siempre confió en que alguno de sus hijos heredara su vocación.

    Mi hermana, tras un breve paso por la facultad de Derecho, se decantó por la Literatura y ahora es un fenómeno escribiendo microcuentos de abogados. Ernesto, tras algunos problemas con la justicia, colgó los libros. Hoy lidera el grupo musical “Los letrados”. Quedaba yo, el pequeño, su última esperanza. Tampoco pude satisfacerle. Recuerdo el día que le conté que quería ser payaso. Giró la cara y, aunque mamá condenó su conducta, me retiró la palabra.

    Hace tiempo que mamá murió y papá vive en un asilo. Cada martes acudo a visitarle, aunque ya no me reconoce. Me visto mi traje de clown, me maquillo una inmensa sonrisa y represento mi número estrella: La toga. Él ríe y aplaude como un niño. Cuando me marcho, marca el siguiente martes con un círculo en el calendario.

    | Enero 2015
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 1