IX Concurso de Microrrelatos sobre Abogados
Ganador del Mes
PUBLICIDAD ENGAÑOSA
Javier Puchades SanmartinNecesitaba a alguien para reparar aquel desaguisado. Profesionales que preguntasen lo imprescindible e hiciesen el trabajo rápido. Busqué en la guía y allí los encontré, DEP-LIMPIEZAS ESPECIALES ESCENARIOS TRAUMÁTICOS. Hablé con ellos, les contraté, les pagué y si te he visto no me acuerdo. Al cabo de unos meses recibí una llamada de comisaría, debía acudir en compañía de mi abogado. Iba a realizarse un careo con la encargada de la empresa de limpieza. Allí estábamos, frente a frente, cuando el detective me preguntó: —Sra. Gutiérrez ¿Es cierto que usted encargó a DEP-LIMPIEZAS ESPECIALES matar a su marido? Yo controlando los nervios contesté: —Solo hice caso de su publicidad, que decía: no trate de hacerlo usted mismo, déjelo en nuestras manos profesionales, eliminamos todo. Pero sobre todo me llamó la atención su último punto: para otro tipo de limpiezas, no dude en contratarnos. Y eso hice.
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El más votado por la comunidad
¿UNA SENTENCIA EJEMPLAR?
Manuel de la Peña Garrido¿Una sentencia ejemplar, digna de las Escrituras, guía para jueces perplejos? ¿Un juicio verdadero, sin abogados? Aquello no pasó de rápido careo. Además, el juzgador no podía cortar por lo sano al margen de las partes, porque ambas mujeres no ejercitaban acciones divisorias, sino extravagantes demandas de maternidad. Y decretada la partición de la criatura, el fallo era irrevocable sin interponer el imprescindible recurso, por mucho que la presunta madre, actriz excelente, clamara que entregasen, entero, el niño a la contraparte. Conozco bien al indultado del despedazamiento. No tuve una infancia feliz. Me crie con una auténtica madrastrona. Acumulé tanta rabia que, estudiando cual rabino, me hice letrado para reparar injusticias similares. También para exigir responsabilidades al rey-poeta, por condenarme a malvivir con ella, mi falsa madre, lejos de Jerusalén. Me desterró para que nadie descubriese nuestro parecido. Pero es una verdad como el Templo que Salomón es mi padre.
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Relatos seleccionados
FALLO OBJETIVO
Pepa Maldonado Poyatos · Ciudad RealEl prestigioso abogado defensor salió imponente y expuso su gran alegato final, que versaba sobre el drama humano. Repleto de referencias concretas y milimétricamente medido, gracias a muchos años de experiencia, culminó de la siguiente manera: «Para concluir les insto a reparar en todos y cada uno de los testimonios, indicios y pruebas; no juzguen rápido, deliberen con calma. Es imprescindible que, en su fallo, los hechos sean su guía y no, por el contrario, el corazón o los subterfugios. Ustedes son los nueve ciudadanos que han pasado la criba. Les invito a que lleven a cabo un careo leal con ustedes mismos y eliminen cualquier tipo de influencia externa, todo aquello que les pueda predisponer. Muchas gracias»
Los nueve quedaron turbados por estas palabras. Su dominio del lenguaje generó emociones que subyugaron el espíritu de cada miembro del jurado, donde ya se había instalado el “no culpable".El fiscal pretendía que el caso se dilucidase con un careo rápido, pero mi defendido –el “influencer” más afamado del país– insistió en que resultaba imprescindible ir a juicio, solicitando que se transmitiera online, vía YouTube. Alegaba que era la única forma de reparar el daño infringido a su imagen y como ya había un precedente (el caso de Kim Schmitz, dueño de Megaupload), el juez aceptó.
Para que sus seguidores se familiarizaran con la terminología jurídica, mi cliente me pidió que elaborase una guía que comenzó a utilizar en los diferentes vídeos donde él era el único protagonista. Respecto a mí, intenté pasar desapercibido. Mi único interés era conseguir la absolución. Ganamos.
Ahora, hay adolescentes que me señalan por la calle y me sonríen. Muchos quieren ser abogados. Y defenderse a sí mismos.+1Suena el timbre y me toca - según riguroso turno de reparto- abrir. Una sonrisa, una tarjeta, una mano que apretar: “Mario Guass, de Lawyers Mementum”
Por arte de magia estamos los cuatro socios en la sala de reuniones escuchando obnubilados al comercial, viendo un powerpoint.
Viene a reparar la injusticia histórica de que “nuestro afamadísimo y muy prestigioso despacho” esté fuera de su guía, imprescindible para ser alguien en el mundo de la abogacía a nivel europeo.
Precisamente hoy se cierra la edición y hay una oferta irresistible, por un precio irrisorio, y el regalo de las Siete Partidas del Rey Sabio, obra única de unidades limitadas y numeradas.
Rápido y urgente careo entre los compañeros. Mario desaparece con su sempiterna sonrisa.
Cierro la boca. Tengo algo en las manos: una suscripción por 5000 €.
No podré pagar la renta pero me quedará “niquelao” el facsímil en la repisa…+1Presumíamos de ser unos profesionales de éxito. No teníamos secretos, era imprescindible trabajar a fondo cada caso. Con total dedicación, perdidos entre libros, devorábamos el tiempo estudiando leyes y procedimientos, redactando recursos, asistiendo a juicios... Siempre pendientes de resolver los conflictos ajenos, los de casa se resolvían a golpe de silencio, y aunque por lo bajini nos convertíamos en severos jueces del otro, nunca tuvimos ni un simple careo.
Ahora que tú has sido más rápido en marcharte, rescato de los recuerdos, risas y llantos, los pongo en la balanza y el resultado es desolador. Aunque lo nuestro ya no se pueda reparar, me estoy planteando escribir una guía práctica para la vida privada de los abogados.+3¡Señoría, la casa comenzó a llenarse de hormigas!. Era imprescindible utilizar armas de destrucción masiva. El ejército enemigo, encabezado por su guía, era ordenado y rápido. Tal vez debí frenar la avanzadilla y reparar la frontera… o tal vez debí hacer prisioneros y -tras un careo- llegar a alguna clase de acuerdo amistoso. La Reina seguía en su fortaleza, lo sé de buena tinta. Observé movimientos extraños; juntaban sus antenas y en una frecuencia desconocida para mí, trazaban un plan. Finalmente, decidieron trasladar su botín. Recogieron una cucaracha maltrecha y la transportaron fuera de mi hogar, mientras cubrían sus espaldas. Me confieso culpable de haberlas matado con insecticida en su retirada pacífica, pero señoría, temía que volvieran con refuerzos… tendría que abandonar mi casa y ya sabemos como tratan a los refugiados de guerra.
+3A su manera Encarna es muchas personas, pero sobre todo es dos personas: ella y su padre. Era abogado, y fue guía y maestro. Ella quiso ser abogada, como su padre, pero cuando lo consiguió él ya había fallecido. A veces el careo con la realidad es injusto y cruel. Desde aquella muerte la embargó con frecuencia la añoranza del imprescindible tiempo, feliz pero cada vez más lejano, juntos. Pero un día su querida madre la convenció para sacudirse tanta tristeza, y Encarna pensó que quizá podría reparar la pérdida mezclando su experiencia con el fabuloso material del que están hechos los sueños. Desde entonces, puntual a su cita con el viejo ordenador portátil y el evocador sillón de terciopelo verde, introduce rápida su clave en la red y se lanza decidida, por él, y junto a las cinco palabras obligatorias, a su homenaje mensual.
+5Confusión
Ana Isabel Rodríguez Vázquez · OurenseNo soy imprescindible , pero si me ausento del trabajo nada funciona.
Disponía de una hora , así que subí las escaleras lo más rápido que pude y entré en el despacho del abogado,que ojeaba una guía de hoteles.
"Perdone pero tengo prisa, le explicaré mi caso",dije mientras le mostraba las fotos del coche. "Me gustaría reparar el daño, tal vez un careo y solucionarlo de forma amistosa. No quiero problemas con el vecino, pero él quiere ir a juicio. ¿Usted que opina ?"
"En primer lugar, debería revisarse la vista,este es el Entresuelo A y el abogado está en el Entresuelo B .Y como profesional le diré que el estrés y la ansiedad acabarán perjudicando su salud. En cuanto al coche, consúltelo con el abogado,yo soy médico".+3Distinguida compañera:
Ante la imposibilidad material de poder hablar contigo como consecuencia de tus múltiples obligaciones con clientes, Juzgados y demás actividades del Colegio, me veo en la obligación de enviarte este correo para concertar una cita.
Considero imprescindible que tengamos un careo para intentar reparar nuestra maltrecha relación que de forma rápida e inexorable se encamina hacia la nada desde tu nombramiento como miembro del Consejo.
Siendo necesario aclarar nuestras posibles diferencias, espero tu pronta respuesta con el fin de poder organizar mi agenda para los próximos veinte años.
Sin otro particular, recibe un cordial saludo de tu cónyuge.
PD. Adjunto te remito plano guía de nuestra casa así como horario orientativo en el que me podrás encontrar en las distintas dependencias por si es de tu interés.
+8EL ESCRIBA
Isabel Ajamil Arrieta · ajamil.abogados@icam.esEn el concurso de relatos de abogados se habían planteado cinco palabras que no me resultaban especialmente sugerentes, pero mi lesionada autoestima me impulsaba, una vez mas, a reparar el fracaso de mis anteriores envíos.
Sondeé a todos los miembros del bufete intentando encontrar un hilo argumental, la guía de una historia que me rescatara esa tarde de las montañas de expedientes que se apilaban en mi mesa, y que ya hacía tiempo había renunciado a llevar al día.
Los senior del despacho estaban a punto de volver de la vista del homicidio en la Audiencia. Era imprescindible encontrar rápido un tema y cerrar el asunto.
De vuelta a mi puesto, tras la pared acristalada del Director General pude oír el careo entre el de mercantil y el de laboral, "que sí Carlitos...... que nos lo cargamos. A ver si este se ha creído que trabaja en una editorial".
+5El defensor
Matias Ezequiel Martinez · Monte GrandeJames, es un prestigioso abogado penalista que reside en la ciudad de Nueva York y tiene ciertas limitaciones moralistas: los homicidas múltiples y violadores quedan excluídos de su selecto grupo de clientes.
Transcurre el mes de Enero del 2016, cuando un sujeto de apellido Fortis, demandado por arrollar a un peatón, ubica a James a través de la guía telefónica y lo contrata. La causa de Fortis se lleva a instancias judiciales; tras una serie de audiencias junto al careo de ambas partes frente al tribunal, se concilia la eximición de prisión del imputado; a cambio de ello, le imponen pagar una fianza de cien mil euros para reparar el daño motriz del damnificado.
El proceso finaliza rápido y significa un triunfo imprescindible para la carrera del letrado. Sin embargo, este ignora que su defendido, también ha cometido otros crímenes atroces desconocidos para la justicia.+13No tuve oportunidad de abrir la boca. Aquel fue el careo más rápido de la historia. Mi compinche confesó ante la amenaza de irse a la cama sin cenar. Las pocas hipótesis que podían avalar nuestra inocencia pasaron a hechos probados, consumados y penados tras la testificación de mi hermano pequeño.
Antes de nada, debo aclarar que mis padres se conocieron durante unas maniobras militares. Un día, mamá, revestida con un aire marcial más acentuado de lo habitual, confeccionó una guía de normas (y sus penas correspondientes). A partir de ese momento sería imprescindible no infringir más de tres normas para poder recibir la paga semanal. Además, deberíamos reparar cualquier falta cometida (o “perpetrada”, según el término utilizado por mamá) realizando un servicio a la comunidad familiar (limpiar nuestro cuarto, sacar la basura, poner la mesa). Y, todo sin rechistar. ¡Sin alegaciones!... Que por qué quiero ser abogado, me preguntas.
+13El careo entre los dos testigos se convirtió en la principal prueba de la acusación. Había que reparar el daño rápido, actuar con presteza era imprescindible. Repasó sus opciones y optó por usar el comodín de la llamada, el Juez lo concedió. Era una opción radical pero era la única posibilidad. Marcó el número y el catedrático de Derecho Penal, el célebre abogado de prestigio y Dr. D. Javier Pérez, su guía y mentor desde que le conociera en primero de carrera, le ofreció en dos pinceladas la estrategia a seguir. Siguió su consejo y bordó el informe con sus conlusiones definitivas. La Fiscalía, apurada, intentó sin éxito utilizar el comodín del público pero ya era tarde. Había ganado el caso.
+8Hay cosas que un abogado debe hacer cuando se enfrenta a un caso de los llamados a salir en las noticias. Son cosas al margen del proceso judicial. No están en la Ley.
Salir en la tele todo lo posible intentando parecer un tío serio, es una de esas cosas. No decir demasiadas tonterías, no hablar rápido, no reírse como un tonto del haba y pedir al entrevistador que aparezca tu nombre en pantalla. Pero eludir un careo ante los medios es otra; solo va a provocar crispación y, en el peor de los casos, evidenciará tu falta de inteligencia emocional. Si no es para pedir perdón, evitar el contacto con la víctima. «Reparar el daño causado» es algo que hay que decir a la primera oportunidad. Suena genial.
No lo digo yo, lo dice la GRÚA. La Guía de Reglas Útiles para el Abogado, que va a misa. Imprescindible.
+11No necesito parte de lesiones. Obviamente, la trifulca ha llegado a las manos. A las uñas, concretamente. Ordeno un careo. Reproches mutuos. Obtengo información pero a costa de un nuevo amago de riña y agresión, que logro contener yo misma.
Como más vale prevenir que reparar daños, mientras cavilo el veredicto (y de paso, tomo un respiro), impongo unas medidas cautelares que, dadas las circunstancias, juzgo imprescindibles: orden de alejamiento y libertad vigilada.
Aprovecho el silencio para recordar las pautas que me sirven de guía: firmeza, imparcialidad, rectitud, proporcionalidad de la pena. A punto de dictar resolución y castigo para ambos, llega a mis oídos una manifestación de arrepentimiento que aplicaré como atenuante:
- Lo siento.Desde la habitación contigua:
- Yo también, mamiNo puedo evitarlo. Al llegar a casa, ¡qué pronto olvido que soy abogada y qué rápido saco a la juez que no llegué a ser!
+32Después del verano es imprescindible una buena puesta a punto. Nuestros conocimientos están un poco oxidados debido al salitre del mar. Así que hay que reparar los ocasionales daños producidos por las vacaciones de un modo rápido y efectivo.
La guía básica del bufete aconseja llevar la toga puesta durante unos cuantos días en casa antes de ejercer de nuevo.
También hay que repasar la Constitución Española. Para comprobar que todo sigue en su sitio; a pesar de que, según los telediarios estivales, algunos se la salten a la torera, día sí, día también.
Y algo fundamental: realizar un careo con uno mismo. Situándonos frente a un espejo y mirándonos a la cara, expondremos las razones por las que llegamos a esta bendita profesión nuestra.Repitiendo los pasos las veces que sea necesario hasta que nuestro discurso suene bien articulado. De lo contrario, seremos nuestra peor defensa.
+9Terminamos juntos la carrera antes de casarnos. Los niños llegaron rápido y ella se quedó en casa para criarlos. Entre biberones, visitas al médico y reuniones de padres, siempre encontraba tiempo para ayudarme con mis litigios. Tenía la habilidad de reparar en algún detalle que a mí se me escapaba y que resultaba imprescindible para la defensa de mis clientes. Pero últimamente estaba muy rara, así como melancólica, y yo la necesitaba concentrada, así que le pagué unas vacaciones en la costa. Ha vuelto con un llamativo bronceado, un guía turístico que habla cinco idiomas y una solicitud de careo debidamente cumplimentada para que aclaremos, dice, nuestras versiones discrepantes de los últimos veinte años.
+31Su penúltima aventura profesional consistía en procurar encuentros entre víctimas y asesinos arrepentidos. Respirar las ganas de perdón y de ser perdonados, acompañarles en el viaje interior por sus recuerdos, sentir el tiempo como aliado... No en vano, vivir la humanidad y alteridad de estas experiencias eran recompensas poco habituales en su quehacer cotidiano. Para acercar personas -explicaba a sus alumnos de Derecho Penal- no sirve el “corta-pega”; no habéis de pergeñar un rápido recurso de reforma de acuciante vencimiento. Si queréis ganar estos "pleitos", es imprescindible aparcar los códigos y atender la guía orientativa de los expertos en justicia restaurativa. Respetar los tiempos y estar preparados para el abandono. Y si las dos partes recorren el camino hasta el final, asistirles en el crucial careo. Deseaba que aquellos chavales asimilaran que también en esto consistía la abogacía, en colgar la toga y ayudar a reparar las heridas del alma.
+24Comencé ejerciendo la abogacía en el patio del colegio. Allí todo era un juicio rápido y sumarísimo. Los delitos que se cometían no pasaban más que por esconder la mochila al prójimo, robarle el bocata o la guía del alumno. Eso sí, en la instrucción de cada caso se hacía imprescindible una minuciosa investigación: recopilación de pruebas, careo entre testigos ("fue Fulano, fue Mengano"), etc. Para reparar el delito a veces se exigía dar una vuelta al patio del colegio, comprar un bocadillo al ofendido o hacerle los deberes durante una semana.
Recuerdo mi primer caso. Mi cliente era "el Tripas" y estaba acusado de robar un bocata de chorizo a Julen. Pese a las pruebas incriminatorias (manchas de grasa en los dedos, migas en la mochila y un trozo de papel albal en el pupitre), logramos la libre absolución. Fue entonces cuando comprendí que lo mío era vocacional.+14El día que llovieron abogados, el cielo estaba despejado. Caían rápido. Algunos traían las corbatas del revés y los trajes arrugados. Resultó imposible no reparar en la llanura sembrada con expedientes vertidos de sus maletines (muchos bajo secreto de sumario) y en la lucha entre los letrados que, conforme tocaban tierra, se estiraban de los pelos para hacerse con los mejores casos. Ese experimento le había parecido imprescindible al seleccionador de Recursos Humanos de un famoso bufete de abogados. Desde su despacho, provisto de unos prismáticos, observaba la evolución. Había sido buena idea colocarles a todos los candidatos micrófonos para escuchar el careo defendiendo los motivos por los que tenían que seguir con Taulas o Diamantillo. De la guía de abogados especialistas aspirantes, destacó uno, que aún a tientas (perdió las gafas en la caída), había tenido olfato para elegir el único dossier “clasificado”. Por fin tenía sustituto.
+21¿Una sentencia ejemplar, digna de las Escrituras, guía para jueces perplejos? ¿Un juicio verdadero, sin abogados? Aquello no pasó de rápido careo. Además, el juzgador no podía cortar por lo sano al margen de las partes, porque ambas mujeres no ejercitaban acciones divisorias, sino extravagantes demandas de maternidad. Y decretada la partición de la criatura, el fallo era irrevocable sin interponer el imprescindible recurso, por mucho que la presunta madre, actriz excelente, clamara que entregasen, entero, el niño a la contraparte.
Conozco bien al indultado del despedazamiento. No tuve una infancia feliz. Me crie con una auténtica madrastrona. Acumulé tanta rabia que, estudiando cual rabino, me hice letrado para reparar injusticias similares. También para exigir responsabilidades al rey-poeta, por condenarme a malvivir con ella, mi falsa madre, lejos de Jerusalén. Me desterró para que nadie descubriese nuestro parecido. Pero es una verdad como el Templo que Salomón es mi padre.
+57Septiembre irrumpe rápido, siempre sin avisar. Nada más llegar al despacho, accedo a Lexnet (lo más ética y legalmente que puedo, lo prometo). El mensaje no es nada alentador: “Servidor no encontrado”. El sistema es(tá) cerrado, seguro. ¡Ja! Sonrío con mi propio chiste mental, patético, pero es mi primer día. Segundo intento. Nada. Reviso mi “Guía imprescindible para usuarios”. Tampoco. Demasiados fallos, ¿Cuándo lo van a reparar? Mientras vuelve, pienso que no estaba en el cesto de la ropa mi toalla de playa, que me acompaña todos los veranos y que mi marido amenaza con tirar. Esta noche tendremos que hacer un careo en casa. Está deshilachada, sí, pero yo nunca he sido de tirar la toalla. ¿Qué estaba haciendo? Ah sí. Tercer intento.
En fin. Vuelta al trabajo. También para Lexnet, poniendo a prueba plazos judiciales. Y nuestra paciencia. Que sí, que ha vuelto. Solo está "tardando en responder".
+7Vuelvo a estar en la parte procesal equivocada, el derecho constitucional de defensa judicial pesa sobre mis hombros y la toga se hace cada vez más agotadora. Quería que el juicio acabara rápido. Negar el daño que sabía había causado mi defendido y no se iba a reparar, alteraba mi concepto de justicia, guía de mis actos. Aquella prueba guardada en el cajón de mi conciencia me llevaba a imaginar un careo en el que yo era ambas partes, juzgándose mi honestidad. Miro el reloj, mientras los segundos se deslizan, el juicio se acaba. Recibo entusiasmado el halago del cliente, no imaginaba que podía ganar, entonces recuerdo que la fidelidad imprescindible es a él y no a mí mismo.
+7Un guía turístico seguido de un grupo de japoneses con sus cámaras de fotos irrumpieron en medio del careo. Debido a la corrupción, la mala imagen del país ya no se podía reparar, pero sí rentabilizar. Por lo que visitar un proceso penal por esta causa se había convertido en algo tan imprescindible para los extranjeros como degustar paella, tomar el sol en la playa o practicar balconing.
Mi cliente, imputado por intercambiar jamones por licencias urbanísticas, fue el más rápido en levantarse y hacerse selfis con los japoneses; le siguieron la jueza, el fiscal, los testigos… todos nos fotografiamos y les enseñamos a decir “¡patata!”.
Los juicios eran ahora exprés, pues les entraba también contemplar el encarcelamiento o pena impuesta al culpable. Por eso, cuando conseguí la absolución por falta de pruebas, el abucheo fue ensordecedor. No me quedó otra opción que disculparme por aguarles la fiesta.
+24–¡Tarde, llego tarde! –se decía el conejo blanco mientras corría desesperado.
Rápido, entró en el castillo y accedió a la gran sala. Aún estaba a tiempo de reparar lo sucedido, aunque sabía que sería imprescindible actuar sin miramientos.
–¿Qué genio tiene hoy? –preguntó el conejo al Sombrerero.
–Llegas tarde. Como siempre, de perros… rabiosos. Ya han hecho el careo. Te toca –le respondió en un susurro.
–Bien, rapidito, ¿qué alega la defensa? –vociferó la Reina de Corazones.
El conejo blanco dejó la guía jurídica penal en la mesa y dijo:
–Su alteza, seré breve: Alicia no puede ser condenada. Sufre de un mal incurable. Hemos descubierto que está cuerda.
–¡Pues entonces que le corten la cabeza! –gritó enfurecida la reina.
–Eso va en contra del ordenamiento jurídico de su alteza, su alteza: «Dura lex sed lex».
Y la reina comenzó a llorar. La arriesgada estrategia de defensa había tenido éxito.+13Estaba todo atado y estudiado; cada acento, cada punto y seguido. El sumario era más grueso que la guía telefónica de Tokio. Las pruebas le incriminaban, los indicios no podían ser más vehementes, y el careo con su exsocio había resultado decisivo. Iba a ser un juicio rápido, que acabaría con ese pájaro de corbata italiana metido entre rejas. «¿Y ahora cómo vas a solucionarlo? –se repetía entre dientes mientras observaba al industrial, sentado en el banquillo de los acusados, que bostezaba repetidamente–. Esto no lo podrás reparar, ¿a quién vas a sobornar ahora?»
El fiscal se frotaba las manos. Lo tenía todo atado y bien atado… hasta que el juez dictaminó que la prueba pericial quedaba anulada por un defecto de forma. La prueba más importante, y la única imprescindible, porque de ella dependía el alegato de la fiscalía.
Una hora más tarde el juicio era sobreseído.+6Regresé al bufete abatido. No quedaba nadie. Encendí un pitillo repasando mentalmente lo acontecido junto a mi estatua de Themis. Como tantas veces… Aquel viejo consideraba imprescindible enfrentarse al hombre al que atribuía la desaparición de su nieta. El tipejo aún mantenía el vendaje colocado en urgencias cuando mi cliente le golpeó en un intento vano por esclarecer la verdad. Lamentablemente, el careo no aportó nada significativo para la investigación y, sin pruebas en contra, se ordenó su puesta en libertad. A humaradas, reverbera en mi cabeza el llanto del abuelo acatando la decisión del juez, arrepentido por la agresión, obstinado en reparar los daños causados. Todavía me punzan los ojos de sanguijuela del individuo exhibiendo una guía clínica de sus lesiones y escapando rápido de la Sala. Creo que no todo está dicho al respecto porque mi dama de ojos vendados ha comenzado a mecer con insistencia su balanza.
+49Cuando llegué al lugar de los hechos mi mente de leguleyo se puso a trabajar a toda máquina. Las pruebas no daban lugar a dudas, quizá a una duda razonable, a una duda relativa... relativa al desarrollo de los hechos. Un vistazo rápido y concluí que estaba rodeado de sospechosos: uno escondía la mirada y el otro me la sostenía descaradamente. Los llevé a otra estancia, fuera de la escena del crimen, pero ninguno estaba dispuesto a confesar, así que resultaba imprescindible someter a los presuntos implicados a un careo. Las acusaciones volaban como un boomerang y decidí poner un mediador; y, seducidos por una tarta de chocolate, confirmé lo ocurrido: que la cristalera yacía en el salón víctima del fuego cruzado (balón) entre mi hijo mayor (autor gol) y el pequeño (portero), y que yo debía buscar en la guía telefónica a alguien para repararla... o poner una red.
+31Soy joven…guapa… y mi perfume cuesta lo que un anillo, que importa lo que un coche que vale lo que una casa. Todo este lujo, costeado por la bestia con la que duermo, se ha convertido en imprescindible y es la jaula dorada de la dependencia que me impide llegar hasta el bufete de enfrente. Ni oír hablar quiero sobre juicios rápidos, eventuales careos, reparar el daño… sinónimos todos de volar sola, sin norte ni guía.
Al principio gritaba a los cuatro vientos que me quería, luego sólo me gritaba. Ahora susurra amenazas y ejerce contra mí una violencia controlada, procurando que la extensión de mis cardenales no sobrepase el patrón de un vestido de Prada. He venido creyendo que respetaría esos límites por temor a perder su posición social. Hasta esta noche…
Pero no hay que desesperar: me pondré unos leggings y un cuello alto para salir.
+37Soy abogado y poseo un pequeño restaurante donde doy rienda suelta a mi otra gran pasión: la cocina. Entre fogones es imprescindible experimentar, mezclar texturas y jugar con los sabores. Sin embargo, hace unas semanas me acusaron de perpetrar atentados culinarios. Se celebró un juicio rápido. Tuve un careo con un antiguo comensal. Al parecer, mi paella de fuagrás y mi cocido madrileño con lacasitos constituían sendos crímenes contra el paladar. El tribunal dictó sentencia. El veredicto: quitaron mi establecimiento de la guía gastronómica y me condenaron a 1.500 horas de clases prácticas con un cocinero de prestigio. Sonreí al reparar en el fiscal. Era un asiduo a mi restaurante. La venganza es un plato que se sirve frío.
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