Una cuestión de fidelidad
maria jesús jiménez linares · granadaVuelvo a estar en la parte procesal equivocada, el derecho constitucional de defensa judicial pesa sobre mis hombros y la toga se hace cada vez más agotadora. Quería que el juicio acabara rápido. Negar el daño que sabía había causado mi defendido y no se iba a reparar, alteraba mi concepto de justicia, guía de mis actos. Aquella prueba guardada en el cajón de mi conciencia me llevaba a imaginar un careo en el que yo era ambas partes, juzgándose mi honestidad. Miro el reloj, mientras los segundos se deslizan, el juicio se acaba. Recibo entusiasmado el halago del cliente, no imaginaba que podía ganar, entonces recuerdo que la fidelidad imprescindible es a él y no a mí mismo.
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Hola, Maria Jesús.
Un micro duro y «comprometido». Muy interesante tu punto de vista, y un desenlace muy realista!!!
Me gusta.
Mucha suerte.
Muchas gracias Amparo, un saludo.