Rubén Gozalo Ledesma

Microrrelatos publicados

  • Jekyll & Hyde

    Es lícito utilizar cualquier argucia legal, pero durante la investigación los forenses acreditaron que dentro de mi cuerpo convivían dos personas. En la audiencia, la fiscalía trató de averiguar quién de los dos había provocado el accidente. Yo culpé a mi otro yo. Él a mí. Como no había testigos, mi abogado decidió postular una moción de desestimación basada en la falta de pruebas. El juez optó por una conciliación rápida entre las partes. A mí y a mi otro yo, no nos quedó más remedio que llegar a un acuerdo. Pagaríamos a medias una multa de 600 euros y visitaríamos al psiquiatra dos días por semana. Yo, los lunes y los jueves. Él, los martes y los viernes. La verdad es que esta situación sigue siendo un lío, pero al menos nuestras neuronas han encontrado algo de paz en mitad de todo este cacao mental.

    | Agosto 2023
     Participante
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  • As time goes by

    Repaso el derecho consuetudinario, miro los artículos de la legislación e intento memorizarlos. Pese a que mi memoria ya no es la de antes, trató de exprimir al máximo las neuronas. En un par de horas tengo un juicio importante. Y es que estoy algo alterado, desde que ayer mi hija montó en cólera cuando vio el bufete lleno de envoltorios de comida rápida y de bolsas de basura. Dice que me alimento mal, estoy desfavorecido y que no debería acumular tanta mierda. Incluso dejó entrever que me hago mayor y se me está yendo la cabeza. ¡Qué sabrá ella!, pienso tras meter el calcetín y los calzoncillos en la tostadora e introducir el recurso de apelación en el tambor de la lavadora. Después, me dirijo a los juzgados a representar a mi nuevo cliente con el cactus debajo del brazo.

    | Julio 2019
     Participante
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  • 65457

    —Recurría a la tortura para asustarnos. A veces, se ponía a cantar mientras nos metía la cabeza en un barreño de agua. ¡Es él! El Carnicero de Spudak. Él fusiló a decenas de personas en aquel colegio —dijo entre lágrimas.
    Se trataba de un montaje. Una farsa. Un engaño. Por eso, hice que aquel hombre subiera a declarar. Le despedacé en el estrado. Puse en evidencia sus mentiras. ¿Cómo podía acusar a un pobre anciano?
    Mi abuelo no era un criminal de guerra. Él había combatido las injusticias en Europa. Había estado preso en un campo de concentración. Llevaba un número tatuado en el brazo que lo demostraba. Aquel hombre le confundía con otra persona. Ganamos el caso. Al salir a la calle, el abuelo estaba tan feliz que se puso a tatarear una canción. Contuve el aliento. Un escalofrío me recorrió la columna vertebral.

    | Julio 2018
     Participante
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  • Al borde del naufragio

    Tras la sobremesa, salgo del bufete y recojo a mamá en el centro de día. Este año mi propósito es pasar más tiempo con ella.
    —Yo te conozco —dice.
    —¿Ah, sí? —replico esperanzado.
    —Eres el sospechoso de las noticias, ¿verdad?
    —No.
    —¡Ya sé! Trabajas en el circo —dice convencida.
    No sé cómo definir su situación. Mamá no está bien. Su mente divaga y se pierde en las tinieblas. Le pongo el abrigo y damos un paseo. Por su boca solo salen incongruencias. Habla de un juicio importante y de una toga que debe planchar.
    Tengo ganas de decirle que papá ya no está. Pero ¿de qué serviría?
    Al pasar frente a la Facultad de Derecho se detiene y los ojos se le iluminan. Después, se acaricia el vientre con suavidad, y me mira ilusionada: será un gran abogado, dice mientras las lágrimas anegan en mis mejillas.

    | Enero 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 6

  • Le chef avocat

    Soy abogado y poseo un pequeño restaurante donde doy rienda suelta a mi otra gran pasión: la cocina. Entre fogones es imprescindible experimentar, mezclar texturas y jugar con los sabores. Sin embargo, hace unas semanas me acusaron de perpetrar atentados culinarios. Se celebró un juicio rápido. Tuve un careo con un antiguo comensal. Al parecer, mi paella de fuagrás y mi cocido madrileño con lacasitos constituían sendos crímenes contra el paladar. El tribunal dictó sentencia. El veredicto: quitaron mi establecimiento de la guía gastronómica y me condenaron a 1.500 horas de clases prácticas con un cocinero de prestigio. Sonreí al reparar en el fiscal. Era un asiduo a mi restaurante. La venganza es un plato que se sirve frío.

    | Septiembre 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 13

  • EL ORÁCULO

    Juan estaba soltero, rondaba los cuarenta y poseía un don asombroso. Con años de antelación podía saber quién necesitaría los servicios de un abogado. Por eso le contratamos. Su metodología era simple. Cogía una bola de hierro que guardaba en un neceser, la frotaba y decía: mira, ese hombre de ahí, en tres meses será encausado y al de más allá, en dos semanas, lo detendrán por estafa. Sus predicciones nunca fallaban. Con sus pronósticos nuestro bufete se hizo de oro: no dejábamos de captar clientes. Una tarde de mucho calor fui a verle. Aquella semana el temporal era asfixiante. Me ofreció un refresco, pero lo rechacé. Horas antes un abogado matrimonialista se había personado en mi puerta. Sobre la mesa de su escritorio vi dos pasajes de avión. Era la primera vez que fallaba en sus predicciones.

    | Agosto 2017
     Participante

  • Harry Potter

    —Tu suerte tiene fecha de caducidad. ¡Te he puesto tres velas negras! — me dijo con sorna el fiscal en la cafetería de Plaza de Castilla.
    Le mandé a hacer puñetas, cogí un panecillo de la cesta y lo hundí en el café. El anuncio de la agencia había causado furor. Los publicistas me habían convertido en un mago del derecho. Con mis trucos conseguía deslumbrar a los jueces y a los miembros del jurado. Así, en los pleitos, sacaba un conejo de la chistera en forma de prueba cuando todo parecía perdido.
    De pronto, se acercó un chico que tenía una de esas calcomanías que parecía un tatuaje.
    —Tú eres ese abogado de la tele. Ése que hace magia, ¿verdad?
    En su rostro advertí cierta decepción.
    —¿Y para qué me necesitas?
    —Para que papá no vuelva a hacer daño a mamá y desaparezca para siempre de nuestras vidas.

    | Enero 2017
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     Votos recibidos por la Comunidad: 3

  • PLEITOS S.A

    ¿Tienes alergia a los frutos secos y tu esposa ha puesto abundante nuez moscada en la tarta? ¿Ese humo que sale del horno es tu carpeta con el informe que debías presentar mañana? ¿No encuentras la llave por ningún lado y tu mujer no quiere abrirte la puerta de casa? Este 14 de febrero no se lo digas con flores: díselo con una buena demanda. En Pleitos S.A somos especialistas en separaciones amistosas de mutuo acuerdo y en procedimientos contenciosos. Cualquier incidente, por nimio que sea, puede generar desavenencias en la pareja. ¿Qué ha sido esta vez? ¿Cuernos? ¿Incomunicación? ¿Aburrimiento? ¿Fin de la pasión?
    Este mes nuestro bufete cumple 19 años. Para celebrarlo aprovecha esta oferta excepcional. Dos demandas por el precio de una. Y si nos llamas durante las próximas dos horas, te obsequiamos con unas manoplas y un magnífico juego de toallas.

    | Agosto 2016
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 10