¿UNA SENTENCIA EJEMPLAR?
Manuel de la Peña Garrido¿Una sentencia ejemplar, digna de las Escrituras, guía para jueces perplejos? ¿Un juicio verdadero, sin abogados? Aquello no pasó de rápido careo. Además, el juzgador no podía cortar por lo sano al margen de las partes, porque ambas mujeres no ejercitaban acciones divisorias, sino extravagantes demandas de maternidad. Y decretada la partición de la criatura, el fallo era irrevocable sin interponer el imprescindible recurso, por mucho que la presunta madre, actriz excelente, clamara que entregasen, entero, el niño a la contraparte.
Conozco bien al indultado del despedazamiento. No tuve una infancia feliz. Me crie con una auténtica madrastrona. Acumulé tanta rabia que, estudiando cual rabino, me hice letrado para reparar injusticias similares. También para exigir responsabilidades al rey-poeta, por condenarme a malvivir con ella, mi falsa madre, lejos de Jerusalén. Me desterró para que nadie descubriese nuestro parecido. Pero es una verdad como el Templo que Salomón es mi padre.
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Hola, Manuel
Buena vuelta de tuerca a la Historia Sagrada. Muy bien urdida y tejida.
Un abrazote.
l
Gracias, Eduardo. La verdad es que mi intención fue retorcer la Historia Sagrada cual columna salomónica.
Un fuerte abrazo.
Manuel… me encantaaaa! QUé habilidad para dar una, dos y chorrocientas vueltas a las más que conocidas historias de todo tipo, sin perder un ápice de interés; es más, lo haces aún más creativo y atractivo (valga la rima).
Esta vez tocaba la Biblia… qué filón se te ha abierto, amigooooo!
Enhorabuena y mucha suerteee!
Un abrazo
Marta
Y mi voto (entero, claro!)
Muchísimas gracias, Marta.
En la Biblia hay secundarios muy interesantes, pero, desgraciadamente, pocos autores han reparado en ellos. Hay alguna excepción: p. ej. el Nobel Pär Lagervikst, quien se fijó en Barrabás.
Llevaba tiempo queriendo escribir sobre el Juicio de Salomón, la madre de todos los juicios. Me alegro de que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
De nuevo en casa Manuel y con un relato bíblico apócrifo. Y no hacía falta la prueba del ADN para demostrar la paternidad de Salomón. Teniendo en cuenta que tenía 700 mujeres y 300 concubinas, la paternidad en Israel se presumía en favor del rey. Más difícil que el juicio por la paternidad sería la división de la herencia, je je.
Suerte con tu ingenioso relato.
Efectivamente, Ángel: Salomón daba mucho salami. Pero, como siempre, tenía sus favoritas. Creo que el Cantar de los Cantares tiene una única destinataria. Aunque su famoso juicio pone en cuestión la máxima del Derecho romano «mater semper certa est». Pero, claro, el ordenamiento jurídico hebreo tiene otros principios.
No había reparado en la partición de su herencia. Jajaja. Supongo que no ha lugar: operaría a todos los efectos la primogenitura, esa que otro personaje bíblico vendió por un plato de lentejas.
Gracias, compañero.
Hola, Manuel.
Por supuesto que sí, olé y olé tú. Quién más justo que Salomón para traerlo a un micro de abogados.
La historia que traes era de las que más me gustaban cuando no levantaba un palmo. Yo me preguntaba siempre por qué había acertado aquel hombre en su decisión, incluso lo atribuía a que sería un poco mago. Ahora, con unos años encima y siendo madre lo entiendo a la perfección.
Enhorabuena, me gusta muchísimo tu propuesta, la apoyo y ¡¡para aaarrriba!!
Un abrazo gigantesco.
Gracias, María.
Me rondaba desde hace mucho tiempo la idea de traer al concurso la madre de todos los juicios (sobre maternidad, precisamente). He podido hacerlo.
Aunque yo retuerza la historia, es cierto que el Rey-poeta tuvo la habilidad de un astuto abogado hollywoodense para probar la verdad. Pero había que buscar el revés de la trama (tomo prestado, y con otros fines, el título del genial G. Greene). Que un perro muerda a un hombre no es noticia. Que la madre del niño condenado a ser partido en dos (curioso, porque todos existimos como somos por una sucesiva bipartición de células) lo fuera realmente, tampoco. Ni literariamente atractivo.
Un fortísimo abrazo, Towanda.
Hemos tenido la misma idea, pero menos mal que me he retirado a tiempo. Impresionante tu relato, Manuel.
Un saludo
Muchas gracias, Margarita, por haberme dado paso. Espero que el micro que hayas enviado o vayas a enviar sea tan excelente como los anteriores. Poder votarlo pronto.
Por cierto, lamento no haber llegado a tiempo de hacerlo con el de agosto. Es muy bueno y original. Espero que el jurado lo tenga en la debida consideración: que lo valore con la frialdad mental del Invierno, pero también con la calidez y el apasionamiento del corazón del Verano.Y que no se deje llevar por una ventolera o uno de los huracanes que nos azotan estos días y decidan cualquier cosa.
Un cordial saludo. Y suerte para ese micro y para el que está al caer.
Brillante como siempre, Manuel. Eres un gran «combinador» de palabras y tejedor de historias.
Enhorabuena y suerte.
Muchas gracias, Eva María, por tus palabras.
Como tú, intento hacer sabrosos cócteles de palabras y entretejer buenas historias. No siempre consigo aproximarme al objetivo.
Suerte también para ti, campeona.
Menuda imaginación!!!
Mucha suerte Manuel
Un saludo
Muchas gracias, María Dolores. Parafraseando a Juan Ramón: «Imajinación (sic), dame el orden exacto de las cosas.»
Enhorabuena, guau, atrasada, guau, por tu microrrelato perruno, auuuuu.
Estamos esperando qtu micro
Estamos esperando que tu imaginación irrumpa otra vez deslumbrante y nos ofrezca otro excelente micro.
Un cordial saludo.
Vaya vuelta de tuerca que le has dado a la historia bíblica. Y nosotros pensando que gracias a la sabiduría del rey Salomón, una madre pudo recuperar a su hijo y… comer perdices y vivir felices. Qué engañados estábamos (jaja).
Muy creativo tu micro, Manuel!!!!
Muchas gracias, Amparo, por tus palabras.
Asociamos lo salomónico a la solución centrada, al «ni pa ti ni pa mí», pero las columnas salomónicas son las retorcidas. Quería escribir una historia salomónica por su objeto y por su retorcimiento, no por su «ecuanimidad».
Suerte para ti también.