Ingeniería genética
María Sergia Martín González- towandaCon lo grande que era el Campus: una pradera de 50 Ha, tuve que fijarme en Rosalinda, estudiante de biofísica.
Cuando aquella pandemia colapsó las urgencias de decenas de hospitales, ella logró solventar el caos con un suero. Sintetizado tras horas de “meneo” de acetilcisteína, uvas y nueces de macadamia. Tanto talento me hechizó. Yo concluía un máster en Penal y ella estudiaba genética. Alquilamos un estudio; nos casamos y, cuando supe del embarazo, lloré.
Pipe resultó un genio. No exagero. Éramos moderadamente felices hasta que varias dotaciones de agentes especiales irrumpieron en casa. Al parecer, el ADN del niño fue sustraído de un laboratorio soviético que lo tenía patentado. Ella desapareció, me acusaron de espionaje, de piratería, de plagio… Estoy desolado, mis padres me aborrecen, los rusos exigen la custodia de Vladimir —ahora lo llaman así— y no sé argumentar mi defensa. Con lo grande que era el Campus…
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María, Towi, otra vez estás aquí con tu niño de ADN robado de un laboratorio ruso.
Qué imaginación te gastas.
Enhorabuena.
Estoy teniendo mucha suerte, la verdad.
Este concurso engancha y lees propuestas tan distintas que te lo recomiendo.
Gracias, y muchos besos.
Qué bueno Towanda! Me gusta mucho, sobre todo el pequeño Vladimir. Un beso enorme y a por todas!
Hola, Jero.
Gracias, Vladimir te manda saludos y una botellita de vodka.
Besos.
Tow, como casi siempre, liderando el/los concursos: tus propuestas lo merecen.
Muy creativo este relato. Me ha encantado.
Abrazo grande!!
Hola, Ampa.
Liderar, liderar, no, pero tú y yo somos de las fieles a los Abogados.
Besos, guapa.
Un micro excelente, Towanda.
Un besote.
Gracias, Rosy.
Lo celebro.
Besote para ti.
Hola, Towanda.
Lo que es grande de verdad es el texto, made in T…… A mitad de camino entre la comedia y la tragedia, entre el humor y algo más ácido de fondo. Lo impredecible del amor puesto en juego. Una genial peripecia.
Besos.
Hola, Eduardo.
Lo impredecible del amor es así, tal cual.
Muchas gracias por tus palabras.
Besos.
Towi…»con la grande que era el Campus…», me encantan las historias circulares, y esta tuya, aún más… pobre protagonista, con lo bien que iba todo!!!
Mi voto, a pesar de engrosar una cifra poco agraciada (13), te va a dar suerte, verás!
Un abrazote, guapa!
Marta
Hola, Marta.
Me alegro muchísimo de que te gusten este tipo de historias que empiezan igual que terminan.
Un abrazo grandísimo y gracias, por supuesto.
El amor es así, se mete por los ojos y no mide las consecuencias. Mira que era grande el campus, pero él se tuvo que fijar en la chica más lista e interesante, si, pero también la más problemática. Al final el pobre se va a quedar solo, ni siquiera le quedará Vladimir.
Una genialidad más de tu fábrica inagotable.
Un abrazo enorme
Hola, Ángel.
El amor es así de loco y, si lo mezclas con admiración, obnubila. Así le pasó al pobre protagonista, que se las dieron con queso con lo de Vladimir.
Gracias, y mucha suerte también para ti.
Cinco de cinco, querida María. Ese porcentaje de acierto no se da ni en los mejores encestadores de la NBA.
Ahora nos sorprendes con una microhistoria de espionaje, con una genetista que vino del frío que engatusa no a un agente secreto, sino a un pobre jurista. Aunque a ti no te haya dado por la TV «vintage», y no hables de La Casa de la Pradera, tu micro también nos remite a épocas que parecen pretéritas (hablas de «soviéticos»-por cierto, qué fácil resultaba estudiar Geografía entonces, cuando un gran pedazo del mundo era la taimada URSS-, de Guerra Fría…).
Un abrazo, Towanda; y mucha suerte.
Hola, Manuel.
Jajaja, aunque no me gusta mucho la NBA recuerdo esos triples maravillosos de Michael Jordan, que era uno de los grandes, grandes.
Por eso que dices en tu comentario este concurso es mágico. Donde otros ven La Casa de la pradera yo veo un campus y otro ve otra realidad igual de buena.
Estamos enganchados, Manuel.
Tanto si la suerte nos acompaña como si no, a mí me apetece mucho seguir participando.
Besos y gracias mil.
Otra vez en primera plana Towanda. Bien trabadas las dichosas cinco palabras. Relato originalísimo. Al final tendrán razón los que abogan por separar las facultades de ciencias y de letras.
Saludos.
Hola, Ángel.
Dichoso «meneo», palabra de la que no estoy muy satisfecha en cuanto a su colocación en la historia. El resto me pareció más sencillo.
Gracias por tus palabras y unos abrazos.
Qué bueno, como hilas todo y das la vuelta al relato, terminando con la misma reflexión del principio.
Te superas día a día.
Besos
Gracias, Asunción.
Unos besos.
Osea que ¿con acetilcistína, uvas y nueces de macadamia se solucionó la pandemia…? Jajaja, me lo apunto.
Qué relato tan simpático, de verdad, Towa.
Un abrazo y suerte
Así es, ClaraFrancia.
Mano de santo,
Gracias.
«Tanto talento me hechizó»… Como el tuyo, que nos hechiza a todos, Towanda.
Fantástica inventiva, como siempre.
Un beso.
Carme.
Hola, Carme.
Muchas gracias, resalá.
Unos besos gigantes.
Para grande, tu imaginación. Y tu arte para transmitirla.
Pues eso, que eres la Reina.
Un beso
Hola, Margarita.
De eso nada, tengo poca cabeza y las coronas pesan mucho.
Te felicito desde aquí por tu Alegato: un micro sensacional.
Gracias, bonita.
Muy simpático, María.
Suerte.
Me alegro de eso, Ernesto.
Un abrazo y gracias.
Me ha encantado el relato. Con lo grande que era el Campus podría ser una frase que todos en nuestra vida podríamos repetir como el protagonista de tu historia. Un voto para tu historia.
Hola, Juan Manuel.
Ya lo creo, sobre todo la repetimos cuando hemos «metido la pata» (al menos, yo).
Muchas gracias por tu comentario, tu apoyo en la votación y por entender este tipo de errores tan humanos, jajaja.
Un abrazo.
Sustraer el ADN de un genio debe ser un delito con penas muy elevadas.
Suerte, Tow.
Ya lo creo, Javier, ya lo creo.
Un abrazo y gracias.
Talento el de Rosalinda y el tuyo, qué crack.
Suerte.
Gracias, Raquel.
Unos besos y suerte también para ti.
Muak.
querida microletrada, ese Vladimir me tiene loca.
Suerte, crac.
Vladimir no está disponible, creo.
un abrazo y gracias por comentar.
¿No sería Rosalind Franklin, la que descubrió la estructura del ADN?
Menuda crack!!
Lo digo por ti, suerte.
Hola RelFresno.
Esa era, precisamente, la señora Franklin y esa sí que fue una crack.
Gracias por comentar.
Abrazos.