Imagen de perfilCamiseta roja, pantalón azul y zapatillas

María Sergia Martín González- towanda 

Una nutrida concurrencia de medios difundió la noticia y la Humanidad miró hacia la orilla. Pero aquella imagen del cuerpo menudo, escupido sobre arena, solo arropado por la transparencia del mar de Turquía, hizo más: resquebrajar su pirámide interior. El viejo magistrado, fiel a los principios laureados desde que comenzara a estudiar leyes, sintió nauseas ante tamaña pasividad. Con todo en contra, dispuso actualizar sus datos colegiales, liberar su toga y ser voz de los que siempre pierden.

De campamento en campamento, afeó a Europa su abulia por los valores de respeto y dignidad…

Redactando un manifiesto, reparó en una niña que asía un cartón con algo escrito. Deambulaba ausente arrastrando una muñeca rota. Esquivando miradas. El viejo se acercó pronunciando la palabra escrita, “Zeinab”, mientras sacaba de su mochila una piruleta. La pequeña giró la cabeza buscando los labios que susurraban su nombre y, aferrándose a esa mano, sonrió.

 

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