XIV Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

Ganador del Mes

Imagen de perfilEL TRÁNSITO

Miguel Angel Zarzuela Ramírez 

Permanezco en la cola descalzo, bolsillos vacíos, despojado de cualquier artículo, sin papeles que repasar y con la toga puesta. La ceremonia del tránsito así lo requiere. El rito me exige ir avanzando desprovisto de todo lo no esencial, sometido con resignación a las órdenes de los oficiantes. Progreso paciente e intento, por distraerme un poco, programar mentalmente mi intervención. Procuro relajarme aunque los nervios afloran y una ola de ansiedad va recorriendo mi interior… Como última etapa del proceso, tras responder dócilmente algunas preguntas, manifiesto sincero mis intenciones, adopto la posición del hombre de Vitruvio y cierro los ojos. El chamán, distante, pasea concentrado el hisopo por la silueta de mi cuerpo, proporciona su bendición definitiva y me regala media sonrisa a modo de felicitación. Purificado al fin, mi gozo es inmenso. La verdad es que los controles de entrada a los juzgados se han convertido en algo insoportable.

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El más votado por la comunidad

Imagen de perfilEL TRÁNSITO

Miguel Angel Zarzuela Ramírez 

Permanezco en la cola descalzo, bolsillos vacíos, despojado de cualquier artículo, sin papeles que repasar y con la toga puesta. La ceremonia del tránsito así lo requiere. El rito me exige ir avanzando desprovisto de todo lo no esencial, sometido con resignación a las órdenes de los oficiantes. Progreso paciente e intento, por distraerme un poco, programar mentalmente mi intervención. Procuro relajarme aunque los nervios afloran y una ola de ansiedad va recorriendo mi interior… Como última etapa del proceso, tras responder dócilmente algunas preguntas, manifiesto sincero mis intenciones, adopto la posición del hombre de Vitruvio y cierro los ojos. El chamán, distante, pasea concentrado el hisopo por la silueta de mi cuerpo, proporciona su bendición definitiva y me regala media sonrisa a modo de felicitación. Purificado al fin, mi gozo es inmenso. La verdad es que los controles de entrada a los juzgados se han convertido en algo insoportable.

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Relatos seleccionados

  • Imagen de perfilFALSAS ACUSACIONES

    Mercedes Villegas López · Alicante 

    Nada más ver la luz aquel artículo, la popularidad de mi cliente cayó en picado. Yo era su abogado y, en cierto modo, me sentía responsable de luchar contra aquel derribo de su imagen pública al que él se había entregado sin oponer resistencia. Estaba tan hundido que apenas me miraba a los ojos la tarde que nos reunimos para programar la estrategia. Redacté un manifiesto en el que aludía a la ola de acusaciones similares en el mundo de la farándula como causa principal del pábulo que se estaba dando a aquella inmundicia. Mi cliente leía sin emoción, de un modo distante, como si todo aquel dislate no fuera con él. Convoqué una rueda de prensa multitudinaria. Mi cliente se acercó al micrófono y, sin levantar la mirada, se deshizo del papel que le había dado. Habló, sollozó y acabó confesando. Salí de allí sin mirar atrás.

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  • Imagen de perfilFUERA DE JUEGO

    Eva María Algar García 

    Estoy exhausto. Hoy estreno mi nuevo puesto y no sé si seré capaz de sobrevivir al final de la jornada. Practiqué duramente el último mes, pero no contaba con esta terrible ola de calor; ahora lamento no haber exigido un salario superior.
    Mi cliente parece tranquilo, a la vez que distante y concentrado. Intento no interferir en su trabajo. Con la máxima discreción, camino de un lado a otro sin dejar de observarlo. He estudiado los artículos del Reglamento al dedillo por si incurriera en un error manifiesto y tomo nota de forma exhaustiva de cada insulto o amenaza que recibe.
    Durante el descanso, me hidrato e intento calmar mis pulsaciones. Aprovecho para consultar la agenda de juicios. Será difícil programar el calendario de este año.
    Estiro gemelos y agudizo el oído. Vuelta al campo. Nunca pensé que ser abogado de un árbitro sería tan agotador…

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  • Imagen de perfilUNAS VACACIONES INOLVIDABLES

    Almudena Horcajo Sanz 

    Cuando llegó el verano con su infernal ola de calor me encontró cansado. Estaba saturado de tantos juicios, demandas y recursos. Estaba aburrido de leer, todo el santo día, artículos de leyes y reglamentos. Necesitaba relajarme, dejar de programar las jornadas, no hacer absolutamente nada. Buscando en internet encontré un maravilloso viaje a una isla paradisíaca y, sin pensármelo dos veces, me fui con mi nueva pareja. Todo salió mal, volamos con retraso, se perdieron las maletas, cayeron lluvias torrenciales, en el hotel el servicio era malo y la comida peor..., no vimos, por ningún lado, ni aguas cristalinas ni arena blanca. Y lo peor fue que, enseguida, la convivencia puso de manifiesto que nuestras diferencias eran irreconciliables. Estuvimos enfadados y distantes todo el tiempo.
    Este año no me ha costado volver a la rutina, eso sí, mientras espero contestación a mis numerosas reclamaciones, ya planeo, minuciosamente, las próximas vacaciones.

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  • Imagen de perfilCómo (no) organizar un cumpleaños inolvidable

    sebastian barranco ledo 

    —Un artículo de prensa recomendaba el ambiente familiar del pueblo y su playa. Casi todo son segundas residencias. Las familias se conocen de toda la vida y son distantes con los veraneantes de alquiler como nosotros. Era el cumpleaños de nuestra hija y queríamos ayudarle a socializar invitando a tarta a alguna amiguita. A la desesperada, pregunté en el chiringuito: «Busco niñas para montar una fiestecita. Algún chico también. ¿Sabéis de alguien?» Seguí intentando con los vecinos de sombrilla, ajeno a la ola de indignación que recorría la playa. Antes de media hora, estaba en el calabozo.

    —A quién se le ocurre —interrumpe el abogado—; el malentendido es manifiesto, pero no delito. Solicitamos el hábeas corpus y queda libre. Eso sí —continúa—, si quería programar un cumpleaños memorable, lo ha conseguido. No creo que su hija olvide jamás la imagen de su padre, detenido, esposado, en bañador y camisa hawaiana.

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  • Imagen de perfilODA AL SOLDADO DESCONOCIDO

    Ruth González Poncela 

    Oigo atento tu aflicción,
    Y escucho tu desaliento,
    rogando con desconcierto
    mi ayuda y mi protección.
    Contra el cruel maltratador
    estudiaré las acciones,
    con secreto manifiesto,
    de la ley el cumplimiento,
    con diligencias sumarias
    y exigiendo las sanciones.

    Doquiera la mente mía
    respuestas rápidas lleva,
    frente al cliente que llega
    o los casos que me asignan.
    Desde aquella ola bravía
    que se tornó antiespañola,
    hasta el humilde que implora
    defensa sin tener “perras”…
    ¡Que no hay un perjudicado
    sin mi amparo y mi hidalguía!

    ¡Guerra! Clamaré ante el juez,
    distante y falto de ira,
    contra aquellos que conspiran
    para la ley atacar.
    ¡Guerra! Gritaré al programar
    mil demandas y querellas
    frente a quien al prójimo aterra.
    Y cuando artículos cite
    que enmarañados resulten
    ¡¡Blandiré Jurisprudencia!!

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  • Imagen de perfilCriminal por vocación

    Juan José Blanco Rial 

    Siento la mirada distante de los padres de las víctimas, en una ola de odio y desesperación; el peso de haber vencido en mi trabajo, de haber actuado como se supone que debo actuar; el artículo de la prensa, pidiendo justicia social y un nuevo proceso; tristeza porque quizás tienen razón: al programar tan vehementemente las pruebas y proceder con pasión, he ayudado a un asesino a quedar libre. Siento no poder justificar mi trabajo, ni siquiera apartar la vista de esos ojos llorosos que me culpan como si el perpetrador de los crímenes fuese yo. ¿Cómo manifiesto mis disculpas?, ¿cómo suplicar el perdón?, ¿cómo hacerles ver que amo mi trabajo y que, algunas veces, las injusticias son la consecuencia directa de mi vocación?
    Al abrir la puerta, me doy cuenta de mi error. Es él, que a pesar de haberle salvado, viene a cobrarse una nueva víctima.

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  • Imagen de perfilUn día de playa

    Sara Rodero Borrego 

    Es agosto. La playa está repleta de hermosas mujeres. La mía me nota distante. Le manifiesto mi necesidad de programar mi día para adelantar trabajo de cara al mes de septiembre. Ella, convencida de mi reputada trayectoria como abogado, me da vía libre. Antes eso sí, me lee el titular de un artículo: “En verano crecen los divorcios- somos la excepción- añade."
    No sabe que en la carpeta le pido el divorcio. Estoy nervioso pero me distraigo observando a las bañistas. Estoy tan desestresado que me quedo dormido. De repente noto cómo una ola toca mis pies. Mi mujer grita:
    -“¡Cariño, el agua ha mojado el documento!, ¿era algo importante?”
    Súbitamente abre la carpeta, solo se aprecia: “Demanda de divorcio”.
    - “¿Lo ves? Otros que se separan. Menos mal que la ola lo ha fastidiado. Lo mismo da tiempo a que se lo piensen.”

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  • Imagen de perfilMi rockstar

    Marta María Rodríguez García 

    Observo sus ojos. Mi abuelo dice que se sabe si alguien es de ley por la ola de energía que transmite su mirada. Aunque solo cuento con fotos antiguas de un artículo de periódico. En una de ellas va vestida con su toga y su birrete y posa con una actitud entre distante y complacida, con una leve sonrisa que apenas se dibuja en sus labios. Es todo un manifiesto silente, un “aquí estoy yo, me rechazabais, pero lo he conseguido”. En 1922, una mujer accede por primera vez a la abogacía en España y además se dedica a programar reivindicaciones de derechos para las féminas, como el voto o el acceso a cargos públicos. Con su imagen estampada en una camiseta una abogada me pregunta quién es y yo le digo: “la que abrió camino para que ambas podamos ejercer hoy: Ascensión Chirivella Marín, mi rockstar”.

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  • Imagen de perfilELISA

    LUIS DAVID SAN JUAN PAJARES 

    Soy un abogado peculiar, una suerte de lobo solitario en la profesión, que me considera un inadaptado. Allá ellos, no saben lo que tuve que pasar al poco de comenzar a ejercer.
    Lo cierto es que me gusta programar cada caso con precisión de cirujano, frío, distante, capaz de descomponer cada artículo de la Ley hasta el más mínimo detalle provechoso para mis propósitos.
    El resto es una cuestión teatral. Es manifiesto que la intervención del abogado es determinante a la hora de orientar el veredicto del jurado. Y soy bastante bueno en escena: hasta hoy, no he perdido ningún caso.
    Hasta hoy. Hoy tengo que defender al presunto autor de la ola de violaciones a niñas menores de 12 años, alguna de las cuales acabará suicidándose al no poder soportar tanta suciedad.
    Va por ti, mi niña, va por ti. Hoy, el jurado popular no tendrá piedad del monstruo.

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  • Imagen de perfilEl ayudante de Horus

    Antonio Presencia Crespo 

    El sumo sacerdote de Amón buscaba hacer justicia en el difícil conflicto que tenía delante

    Desesperado pidió a Maat, la diosa de la verdad y la justicia, que le ayudara. Tras el manifiesto, y para su sorpresa, una ola de humo y perfume invadió la sala.

    Al disiparse, un sujeto, más bien bajito, con el pelo ralo, enchaquetado, con corbata y cartera, apareció junto a la zona sagrada.

    El sacerdote se postró distante ante la aparición, mudo de admiración.

    La visión fue bajando los escalones mientras decía con tranquilidad:

    -No te inclines. Yo solo trabajo para Horus, que es quien crea la ley y la norma.

    -¿Y cómo debo dirigirme a vos?- preguntó trémulo el sacerdote.

    -Puedes llamarme letrado- y añadió en voz baja, mientras repasaba un artículo de la ley:

    -Vaya día llevo, programar la máquina del tiempo ha sido la puntilla para los abogados de oficio.

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  • Imagen de perfilIntrépido manitas

    JESÚS BERMEJO LECUONA 

    Una intensa ola de calor se había apoderado de la provincia a comienzos de abril. Se hacía difícil cualquier actividad; en su caso, asistir a las vistas y permanecer en Sala. Quien comparecía se mostraba abotargado, con deseo evidente de ver sobreseído su asunto con premura. Y aunque como letrada de la Administración había puesto de manifiesto la situación ante la Junta de Gobierno, nadie parecía tener verdadero interés en atenuar los efectos de aquella.
    Hasta que el letrado defensor de una empresa, demandada por el defectuoso funcionamiento de un artículo que fabricaba, solicitó la práctica de prueba in situ.
    Se descolgó hasta el alféizar para instalar uno de sus sistemas de climatización. Sencillo de programar, decantaría a su favor el caso.
    Todos los presentes mantenían una actitud distante mientras el abogado calibraba el termostato. Instantes después el aire acondicionado comenzó a hacer efecto. Caso ganado.

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  • Imagen de perfilMetamorfosis.

    María Victoria. Muriel. 

    Todo fue muy rápido, inquietantes pensamientos se agolparon en mi mente. El pinchazo me hizo recordar el artículo del periódico. ¿Realmente hay una ola de casos de sumisión química? Ella me miró distante, era muy hermosa. El despiadado abogado estaba ahora en sus manos. ¿Se puede programar una violación? ¿Debemos creer cualquier manifiesto feminista? Después… desperté aturdido . Aterrorizado descubrí la situación en la que había quedado mi cuerpo. Estoy en silla de ruedas; sensibilizado con la sumisión química a mujeres.

    La juez emitió el veredicto, ella irá a la cárcel. La intrusa, la bella anestesista sin título había transformado una simple operación en una condena de inmovilidad para mis piernas. ¿Qué están inyectando en las discotecas? ¿Qué consecuencias tienen estas drogas?

    Mi metamorfosis profesional ha comenzado, defenderé a las chicas agredidas.

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  • Imagen de perfilSALVEMOS EL PLANETA

    RAFAEL OLIVARES SEGUÍ 

    Más que un recurso, aquello parecía un airado artículo de opinión o, mejor, un manifiesto populista. Pretendía hacerse eco de una supuesta ola de indignación ciudadana por las medidas de austeridad del gobierno al programar restricciones en el consumo de aire al respirar. Como la de sancionar las aspiraciones muy profundas cuando se realizaba ejercicio físico o se pasaba cerca de la persona amada. El Presidente del Tribunal Constitucional, don Licinio de las Heras, persona muy distante a las prácticas deportivas y a devaneos amorosos, estimó extemporánea e improcedente la pretensión de revocar la ley; el aire empezaba a escasear y los excesos debían ser perseguidos.

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  • Imagen de perfilInsomnio

    JUAN PEDRO AGÜERA ORTEGA 

    La luna distante me acompañaba tras la ventana aquella noche insomne. Debía programar bien la defensa ante el juez, seleccionar el artículo preciso que evitase la extradición de Omar, el réquiem anticipado de un sueño sisífico.
    El alba ilumina las últimas líneas de mi alegato, ideado para apelar a la humanidad del juez. Mis palabras intentan ser un reflejo manifiesto y conmovedor del intenso dolor padecido por Omar, de la angustia soportada durante el infinito trayecto desde África Central, de la incertidumbre ante un océano hostil y del profundo sufrimiento producido por aquella nefasta ola, que sepultó para siempre a su hermano en la inmensidad del mar.
    A veces, la justicia también puede ser compasiva.

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  • Imagen de perfilLA FUGA

    Epifanio Quirós Tejado 

    Recuerdo hoy, con nostalgia, la primera vez de muchas cosas.
    - La primera vez que tuve que programar mis clases de derecho del trabajo.
    - La primera vez que mandé un artículo de derecho a una revista especializada.
    - La primera vez que actúe en un juicio como abogado.
    Todo queda distante en el tiempo. Siempre soñé que algún día estaría en la cresta de la ola, en lo más alto del escalafón profesional.
    También ella estará esperando hoy mi llegada a la sala de plenos. Todos estarán esperándome para tomar posesión de mi cargo. Pero ya no aguanto más, mi cansancio, manifiesto y evidente, me llevaron a tomar la decisión de no asistir, de retirarme.
    Nos fugamos al paraíso, ella enseña a bailar el tango y yo a tocar el acordeón.

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  • Imagen de perfil¡MALDÍTA SUERTE LA MÍA!

    Francisco Javier García Ballesteros 

    Finalizaba agosto. El relax vacacional no me permitió programar mi participación en el concurso de Microrrelatos sobre Abogados. El hecho de estar tan distante del despacho, tan disperso, tan evadido, me distrajo de mi cita mensual. Sin embargo, aquel último día, el treinta y uno, reaccioné. Me senté sobre una toalla a escribir en la orilla, sin pensar que mañana volvería a despachar notificaciones, correos o a leer novedades en artículos del BOE. La lluvia de ideas comenzó a tomar forma, poniendo de manifiesto un esquema de vocablos inundados de flechas, sobre un rudimentario cuadernillo.
    De repente, me llamaron del despacho para una asistencia a un detenido. Al levantarme, comencé a caminar en círculos mientras hablaba por teléfono. Sentí una ola impactando sobre mis pantorrillas. Miré hacia atrás. Toalla, cuaderno y bolígrafo naufragaban a su suerte mar adentro. Maldita suerte la mía, creo que esta vez sí me habrían seleccionado.

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  • Imagen de perfilJucio Literario

    Ana Isabel Velasco Ortiz 

    Las pruebas del delito eran irrefutables y, cualquier intento de programar una sucesión coherente de réplicas y contrarréplicas, resultaba inútil ante la actitud pasiva y distante del acusado.
    Mi defendido reiteró hasta la saciedad que, el honor es patrimonio del alma y el alma, sólo es de Dios.
    Esta y otras frases literarias terminaron por adueñarse del proceso como una especie de ola furibunda que arrasó la cordura de los presentes.
    El Fiscal espetó que el inculpado era como el perro del hortelano. Ni come ni deja comer.
    La acusación particular remarcó que ejercer una justicia popular sólo era lícito en Fuenteovejuna.
    Aturdido y cansado cité el artículo legal pertinente y supliqué.
    _ Señoría, manifiesto mi incapacidad para ejercer una defensa adecuada.
    El Juez desestimó la petición de cese y añadió.
    _ Señor letrado está viviendo una pesadilla. Que toda la vida es sueño….
    Desquiciado grité. ¡Qué alguien me despierte!

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  • Imagen de perfilJUICIO A LA OLA

    Fátima Chamorro Merino · Madrid 

    Mañana tengo juicio. En Córdoba, a las dos de la tarde.

    La ola de calor ya ha declarado previamente y ha puesto de manifiesto que está aquí para quedarse. Se la acusa de numerosos homicidios en grado de tentativa. Con la agravante añadida de nocturnidad, bajo la que se han perpetrado muchos de ellos, y de alevosía, tal como señala el artículo 236 del nuevo Código Penal para la Emergencia Climática.

    Tendrían que programar este tipo de procesos a otras horas o en otra sede, lo más distante posible de esta nuestra. Porque no hay juez, ni jurado popular, que no tenga motivos en contra de la acusada. La imparcialidad, siento decirlo, no está plenamente asegurada.

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  • Imagen de perfilCASO NULL

    IÑAKI TORRES MARTÍNEZ · BIZKAIA 

    La IA se personaba en pantalla con el gesto distante de una cara hecha con millones de caras, dejándolo claro desde el principio: el manifiesto no incluía ningún artículo sobre su responsabilidad en caso de errores: no tenemos personalidad jurídica, derechos ni obligaciones. Y, sin embargo, repuso el letrado, sus acciones estaban desligadas de sus creadores, recordando el famoso slogan: programar es crear seres libres. Y, siendo libre, la IA había provocado la ola de suicidios generada por un error de medicación.
    La IA objetó haber actuado sometida a un fuerte estrés por la corriente depresiva que sufría la población, una vez perdidos sus trabajos, y que la renta básica concedida para compensarlo, inesperadamente aumentaba la enfermedad.
    Ese problema no era más que la punta del iceberg, acusó el letrado, pues la IA, buscando una solución drástica a los problemas del planeta, justificaba así lo que había empezado: el exterminio.

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  • Imagen de perfilCUERPOS, MENTES Y PRONOMBRES PERSONALES

    Margarita del Brezo 

    Siempre he sido un juez implacable y distante. Y cruel. Extremadamente cruel. Incluso antes de desperezarme y poner un pie en el suelo ya estaba maquinando cómo programar los castigos del día, por adelantado, porque los iba a necesitar, seguro; tan seguro como que hay olas en el mar aunque esté en calma y no se vean. Resultaba agotador. Y traumático. Mi familia tampoco ayudaba mucho: orgullosa de mi forma de actuar, aplaudía mis sentencias, por injustas que fuesen, y me alentaba a continuar así, utilizando el artículo masculino en cualquier circunstancia a pesar de que era más que manifiesto el error. Hasta que un día, desesperado, decidí al fin cambiar el rol de juez por el de abogada defensora y, con pruebas concluyentes, voy aceptando que yo soy ella, no él, y he empezado a quererme más. Y a sonreír con todo mi cuerpo.

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  • Imagen de perfilEl corredor de la muerte y el corredor de la calle

    Javier Gallardo 

    —Tome, cómprese algo para comer —dijo dándome unos dólares.
    —Gracias… —respondí aturdido.
    —¿Cómo acabó aquí? ¿Tenía algún oficio? —preguntó interesado.
    —Antes era abogado.

    ***

    Cualquiera que se hubiera fijado en nosotros habría concluido que nos encontrábamos en una ola de calor. No obstante, estábamos en pleno mes de diciembre. El sudor nos recorría la espalda como una red de ríos y sus afluentes. Después de programar y exponer una ardua defensa, finalmente el juez iba a pronunciarse. Antes de poner de manifiesto el fallo, observó a mi cliente con una mirada distante. Condenado. Se nos cayó el alma al suelo. John Patterson, un fontanero afroamericano, había sido sentenciado, injustamente, con la pena de muerte en aplicación del artículo 775.082 del Código Penal de Florida. El recuerdo de sus ojos vacíos de vida y el hecho de que sus cuatro hijos habían quedado huérfanos me impidieron volver a pisar un tribunal.

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  • Imagen de perfilLa fuente luminosa

    Julio Montesinos Barrios 

    Programar una tarde de viejas películas de Super 8 genera siempre una ola de entrañables recuerdos. Mis sobrinos alucinaron al descubrir las tretas de su abuela para darme la papilla. Reconocida jurista, canturreaba artículos del código civil mientras dirigía mi atención hacia la fuente luminosa de la plaza frente a nuestra terraza. Con cada variación de color yo abría la boca fascinado. Manifiesto descuido con el que ella lograba atizarme una cucharada de pitanza.

    Distante de aquellos tiempos, incontables litros de agua y vida han escupido sus velas y borbotones desde entonces. Hoy estamos en la misma casa, en la misma terraza y frente a la misma fuente. Mi sobrina mayor se acerca y nos graba con su teléfono. Mi madre abre la boca cada vez que la fuente cambia de color. Ocasión que aprovecho para darle la papilla mientras le recito bromeando algunos de mis últimos pleitos.

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  • Imagen de perfil¿GOLPE DE CALOR?

    Esteban Torres Sagra 

    Suelo programar mi asueto en lugares distantes, donde puede ocurrir de todo. Sin ir más lejos, ayer, en una playa, pisé algo. Tras un manifiesto malsonante escarbé en la arena y desenterré el artículo…
    ¡No se lo van a creer!: ¡una lámpara!
    Miré alrededor por si era una cámara oculta y cuando comprobé que no, la recogí cuidadosamente. La froté -escéptico, claro- y pronto se formó un humo denso del que emergió una dama con los ojos vendados y una balanza.
    Le pregunté que si era quien yo pensaba y me dijo que sí, pero que los cuentos han cambiado desde lo de Ucrania. Ahora los deseos los pedía ella:
    “Quiero que cuando ejerzas tu profesión procures que siempre triunfe la verdad”
    Yo me quedé absorto hasta que le grité de lejos:
    “¡No soy abogado, señora, sino periodista…!”
    Antes de desaparecer entre las olas pronunció alto y claro:
    “¡Lo séeee!”

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  • Imagen de perfilJuzgado de playa

    Marta Trutxuelo García 

    —Con la venia, señoría— comienza ella colocándose la toalla cual toga floreada— expondré mis alegatos finales. El acusado —señalando al joven escondido tras un flequillo— aceptó un contrato estival de actividades diversas sin programar, pero se ha negado a disfrutarlo. Manifiesto que según la Declaración Convivencial de los García, cuando un miembro de la familia muestra una actitud distante, se le podrá requisar el artículo que provoca dicha conducta; presento prueba número 1: Iphone.
    —¡Mamá!—protesta el adolescente.
    —¡Silencio en la playa!—decreto sobre el estrado de arena—. Establezco fianza de dos horas de digestión previa al ingreso en prisión marítima. Si demuestra buena conducta entre las olas, se le reintegrará el objeto requisado.
    Atisbo en mi hijo una sonrisa tan tímida como su incipiente bigotito y tras declarar ¡visto para sentencia!, los tres miembros de la Corte veraniega de los García celebramos con un helado la sentencia absolutoria.

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  • Imagen de perfilEL ENVÍO

    Manuel de la Peña Garrido 

    Ante las ausencias de la honorable Mallet y del portero de su apartamento neoyorquino -ingresado por apendicitis-, el atolondrado repartidor decidió dejar el paquete fungiforme sobre el lustroso mostrador.

    Al conocer quién era la destinataria del inconfundible artículo, los ilustres vecinos reaccionaron diversamente:

    “Otro ejemplo de la ola de perversión judicial que sufrimos”, espetó la señorita Spinster, la fría y distante banquera. “Ignoraba que Justine estuviera tan desconsolada; tendré que programar una cita urgente”, resolvió Newhouse, el polémico cineasta, autor del Manifiesto Dionisíaco. “¿Rellenará sinceramente la encuesta de satisfacción del producto?”, se preguntó Marketson, el avispado bróker. “Cuando ascienda al Supremo, sus sentencias serán gozosas”, aventuró Stingstrials, abogado de Drake & Blackbeard.

    Mientras, en la sala, Justine Mallet ponía orden con un martillo de juguete. “A ver si llega ya la nueva maza”. La antigua, como el amor a la Jurado, se le había roto de tanto usarla. Impartiendo justicia.

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  • Imagen de perfilLO QUE NO OS CONTÉ.

    Juan Manuel Chica Cruz 

    Un médico distante le desgranó el informe oncológico y al abogado, curtido en discursos, le pareció pésima su manera de comunicar. Miraba sus labios moverse con la banda sonora de su alma desinflándose como un globo pinchado. Desde ya, era manifiesto que nada debería importarle fuese una ola de calor, de frío, de Covid y mucho menos la interpretación de un artículo de una nueva ley. Lamentaba, eso sí, todas las vacaciones perdidas de su vida, conformándose con ver a su hijo pequeño jugando con las olas del mar a través de fotografías. Fue directo al despacho a programar unas vacaciones, de verdad, con la familia y después invitó a comer a sus compañeros para celebrar la llegada del agosto. Dijo a todos que, por una vez en su vida, disfrutaría aquellas vacaciones como si fueran las últimas. Lo que no contó a nadie fue que no tenía previsto regresar.

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  • Imagen de perfilTeam Building

    Ivan Humanes Bespín 

    Leímos en la playa el manifiesto. Decidimos programar el congreso de la abogacía entre sombrillas y bocatas de tortilla, para unir más al sector. Celebramos las sesiones en los chiringuitos, discutíamos el último artículo de nuestra revista paseando por la orilla. Hasta que alguien señaló una ola en el horizonte. Hasta entonces había estado distante, no me gusta la arena; soy más de campo. Pero era gigante, poderosa, extraña. Y antes de que nos arrastrase pudimos verla bien. Era una ola colosal formada por millones de páginas y manuales. Acerté a decir que eran los cambios normativos que nos esperaban después del verano. Luego cerré la boca. Y aunque ahora estoy en medio del mar, arrastrado por el genio descomunal de ese fenómeno, no me quejo. Estoy bien sujeto a un memento tributario. Es tan grande que podría cruzar con él varios océanos.

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  • Imagen de perfilPARECE DESCABELLADO PERO…

    JUAN ANTONIO TRILLO LÓPEZ 

    Diez años de guerra en Ucrania, un conflicto que parecía demasiado distante pero que pronto puso de manifiesto la fragilidad de la economía europea. La crisis energética provocó que se tuviesen que adoptar drásticas medidas de racionamiento energético y para su control hubo de crearse la Fiscalía de Delitos Energéticos. El fiscal anticorbatas, como era conocido popularmente, un antiguo abogado del Estado, solicitó en primer lugar la aprobación de nuevos tipos penales tales como la malversación del kilovatio hora, el tráfico y consumo de corbatas y demás artículos calenturientes o la maquinación para alterar la temperatura de las cosas. Hoy mismo se ha desvelado el desmantelamiento de una peligrosa red delictiva que se dedicaba a programar fraudulentamente termostatos en hoteles de lujo y despachos de altos directivos del IBEX35 que siempre se mostraron bastante reacios a utilizar los abanicos subvencionados por el gobierno para mitigar las interminables olas de calor.

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  • Imagen de perfilVoluntad en quiebra

    Mikel Aboitiz 

    La voz de Rocío Jurado se cuela por entre la ropa colgada en el patio de luces como una ola a todo volumen. El futuro abogado cierra la ventana. Sin aire fresco la habitación es un invernadero. Pensativo, se rasca la sien con el boli y una gota de sudor inicia un eslalon mejilla abajo hasta despeñarse en el derogado artículo 874. Lee en voz alta, retocándolo: «Se considera en estado de quiebra el examinando que sobresee en el pago corriente de sus obligaciones estudiantiles». Agobiado, abre la ventana. Julio Iglesias le saluda distante con un « Hey!». Es un hecho manifiesto que la vecina no deja de programar grandes éxitos. Ha de huir. La alegría del sábado noche lo espera tomando una copa en un bar, lejos del viejo Código de Comercio. Es hora de aceptar que es un truhan y un soñador y salir a su encuentro.

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  • Imagen de perfil¡Llamadme Némesis!

    Carlos Alberto López Martínez 

    El olvido es un artículo lujoso para las conciencias culpables. ¡Cuánto me arrepiento!

    Tras cinco años de ejercicio, tenía madurez, aunque no veteranía. Sabía que no llegaría a ser el referente de la Justicia que soñara cuando decidí dedicarme al Derecho, pero si algo había puesto de manifiesto la experiencia es que podía vivir dignamente de mi trabajo. Lo creía firmemente.

    Hasta que le conocí.

    Fue por un café entre letrados de partes enfrentadas. Acabamos en la cama seguidamente. No es delito enamorarse del enemigo. Pero la imprudencia se paga igual. Tras compartir secretos de alcoba, ¿Parecía tan malo desvelarnos los profesionales?

    Pero la ola de gozo fue tsunami de desdicha cuando ya no le convine.

    Creí que estaba distante por miedo a maledicencias. Luego, descubrí el engaño: un mail equivocado para programar su boda.

    ¡Por Justicia, dejaré la toga!, ¡Por venganza, me opondré al enlace ante el Altar!

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  • Imagen de perfilAltas presiones

    laura pilato rodríguez 

    - Entiendo que, con esta ola de calor, el ventilador es un artículo de primera necesidad. Pero, ¿era necesario robar a punta de pistola el último que quedaba en la tienda?
    - Verá abogado, mi mujer lleva un tiempo distante, reprochándome que la ignoro, y que no le manifiesto mis sentimientos. Y cuando empiezo a programar un viaje romántico para avivar la pasión, me propone que nos llevemos a su madre. La pobre no tiene aire acondicionado y las altas temperaturas podrían afectarle.
    No sé si será un atenuante, pero declararé bajo juramento que todo lo hice por la salud de mi suegra.

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  • Imagen de perfilHeladería-Churrería Genaro

    Carolina Navarro Diestre 

    El juez Velarde siempre pide de yogur, es un hecho manifiesto que le ayuda a aclarar la voz, dice. El fiscal general prefiere sabores más cítricos mientras que los administrativos, por su parte, tiran de stracciatella. En cambio, la hermosa taquígrafa nunca entra en su heladería, se lamenta Genaro. A ella le gustan los churros, por lo visto. Distante y bella, cada día la ve alejarse de su local con bamboleantes movimientos de cadera. Se mueve como una ola de gelatina, piensa lleno de deseo. Hasta que Genaro decide solicitar asesoría legal y le ayudan a cambiar el epígrafe del negocio: un artículo, registro mercantil, tasa, pim pam. Con qué alborozo recibe Genaro la máquina de churros, con qué ahínco le vemos programar sus engranajes. ¡Y qué alegría cuando la taquígrafa se acerca a la churrería por primera vez!

    Qué tristeza, sin embargo, cuando ella pregunta inocentemente: “Perdona, ¿tenéis croissants?».

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  • Imagen de perfilOjos vendados

    Gustavo Adolfo Carrión Carrillo · Murcia 

    Seguía sin recibir ninguna llamada y escribió a sus amigos: “Me apunto al chiringuito. Por la ola de calor este finde descansan los delincuentes.” Pero, anunciando el fin del día soleado, tronó el teléfono: “Hay un detenido”.

    El abogado de oficio fue a verlo consultando en su móvil un artículo del Código Penal. De repente, notificación de nueva foto en Instagram: la mano de un colega sostenía una cerveza reluciendo la playa al fondo.

    Suspiró.

    Distante, informó al detenido de la rebaja de la multa reconociendo los hechos. Éste puso de manifiesto su inocencia, alzando las manos indignado. El abogado se fijó en ellas, envejecidas, agrietadas. Como las de su abuelo, por trabajar de sol a sol en el campo.

    Se decidió a programar el apagado de notificaciones y guardó el móvil. Si la Justicia se venda los ojos es para no ver fotos playeras cuando toca currar.

    - Cuéntame.

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  • Imagen de perfilEn casa del herrero.

    Sergio Capitán Herraiz 

    En agosto me propusieron redactar un texto sobre verano y desconexión. Soy un ferviente defensor de los derechos laborales, como pone de manifiesto mi participación en la redacción del artículo 38 del Estatuto de los Trabajadores, relativo a vacaciones. Sí, es un poco incongruente, pero lo pagaban bien y tragué.
    Aquellos días mi pareja (y socia del despacho) no paró de repetirme que me encontraba distante. Yo asentía, apagaba el ordenador y me bajaba a la playa.
    Así es que tuve que programar el momento de terminar la tarea, entre el sábado por la tarde y el domingo. De nuevo me encontré con las caras largas. Entonces esgrimí el artículo 37.3, que me permite descansar de ellos día y medio a la semana. Mis hijos, estudiantes de derecho, lo entendieron y se fueron a coger olas. Mi mujer me ha recordado que es especialista en derecho de familia. ¿Debería preocuparme?

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  • Imagen de perfil2050

    Manuel Rodríguez Antón 

    La última ola de calor, que duró tres inviernos, lo arrasó todo. Ahora, frente al cráter Jezero, observo a alguien programar el oxígeno de su escafandra y recuerdo la última defensa de mi manifiesto ecológico ante la Corte Internacional de Cambio Climático. También, la actitud distante del Tribunal cuando les entregué el artículo de denuncia de una compañera envenenada que auguraba la extinción de la especie humana para mitad de siglo. Además de los abogados, solo sobrevivimos las cucarachas.

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  • Imagen de perfilPrioridades

    Giovani Mendoza 

    Cuando repicó el teléfono sabía que era Michel. Yo acababa de leer el artículo que apareció esa mañana en la prensa. Una ola de quejas y súplicas se dejaron oír al otro lado del auricular. La voz parecía distante, no geográficamente sino en tiempo, como si me llamara desde una época remota. Yo escuchaba pacientemente, guardando un respetuoso y casi luctuoso silencio. Como otras veces, me pidió que tomara su caso y lo representara una vez más. Programar una cita con él era vital, teníamos el tiempo en contra. Ya la audiencia preliminar estaba fijada. Yo dudé, por un momento vacilé. Estaba ya cansado de salvarle el pellejo a un pedófilo manifiesto que se escuda en su fortuna y abolengo. Pero luego vi la notificación del banco sobre el escritorio. Acordamos vernos para almorzar y comenzar a armar la defensa.

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