Julio Montesinos Barrios

Microrrelatos publicados

  • Treinta años

    Tras el cuarto toque de timbre, chirrían cerrojos nostálgicos de primavera. La puerta se abre por fin y aquí está ella. Firme, enjuta, señorial… Anciana y orgullosa cariátide sin ya nada importante que sostener. Todos sus bienes malgastados en donaciones a descendientes ineptos y desagradecidos. El manido cuento de siempre. Demanda por reclamación de alimentos al canto. Si el ejercicio de mi formación jurídica me llena el bolsillo, las horas libres en abogacía pro bono público me llenan el alma. Como ayudar al colectivo de mayores vulnerables.

    Su desgarradora confesión telefónica no prestó atención a mi voz. Tras contemplar el rebosante carrito del supermercado, sus ojos se posan en los míos. Sorprendida, tarda unos segundos en razonar. Su acerada mirada de siempre torna por primera vez en una expresión de agradecimiento y respeto. Treinta años han sido necesarios para que mi exsuegra me mire así. Pero ha merecido la pena.

    | Abril 2024
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 3

  • RADIOPATIO

    El patio de mi casa no es particular, es insólito. Los propietarios octogenarios gobiernan. Cascan tuberías, puertas y baldosas, pero nadie de la alineación titular. Soy el único joven de la corrala. Eso todavía, pero lo de la denuncia no me lo quieren perdonar.

    Todo por Pirri, un loro. El animalico es forzado a desgañitarse diariamente en su jaula, ciñéndose a un rancio e inalterable setlist: Manolo Escobar, Mari Trini, el Fary… Luego abandona el escenario tras el último pase y se desploma. El respetable exige incontables bises, así que vuelta al lío. Lo puedo documentar con mi móvil.

    Como vecino y abogado tuve que intervenir. Conforme a la Ley de Bienestar Animal, la conducta abusiva del dueño pide comisaría. Pero mi contacto con el 092 fue interceptado por radiopatio. Y aquí ando, sujetando la puerta mientras llegan, a ver si esta longeva turba no consigue echarla abajo.

    | Febrero 2023
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 8

  • Mis domingos

    Me gustan las leyes. Mantienen el orden social y favorecen el alcance del autocontrol individual. Por eso estudio derecho. No obstante, aunque me rijo por lo legislado en negro sobre blanco, huyo del maniqueísmo del blanco y negro. Existen los grises. Se puede mediar sin alterar la norma. Soy siempre de buscar alternativas que generen consenso. Algo que aplico cada domingo en el campo de fútbol, como árbitro de la categoría de alevines. Propicio una interpretación laxa del reglamento en favor de la fluidez del juego. Los críos disfrutan más, sin dejar de acatar por ello cada resolución que tomo.

    La única confrontación tiene lugar en las gradas. Un endémico campo de batalla donde los supuestos referentes vitales de los críos se enzarzan en contiendas verbales y físicas por cualquier inocua falta sin pitar. Mi antiguo profesor de derecho natural es uno de los hooligans más activos.

    | Enero 2023
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 3

  • La fuente luminosa

    Programar una tarde de viejas películas de Super 8 genera siempre una ola de entrañables recuerdos. Mis sobrinos alucinaron al descubrir las tretas de su abuela para darme la papilla. Reconocida jurista, canturreaba artículos del código civil mientras dirigía mi atención hacia la fuente luminosa de la plaza frente a nuestra terraza. Con cada variación de color yo abría la boca fascinado. Manifiesto descuido con el que ella lograba atizarme una cucharada de pitanza.

    Distante de aquellos tiempos, incontables litros de agua y vida han escupido sus velas y borbotones desde entonces. Hoy estamos en la misma casa, en la misma terraza y frente a la misma fuente. Mi sobrina mayor se acerca y nos graba con su teléfono. Mi madre abre la boca cada vez que la fuente cambia de color. Ocasión que aprovecho para darle la papilla mientras le recito bromeando algunos de mis últimos pleitos.

    | Agosto 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 18

  • Popeye

    Hace veinte años, cuando mi hija mayor estrenaba su primera década, irrumpió una tarde en el despacho con el material y los conocimientos adquiridos en su clase de inglés.

    ̶ Papá, ¿sabes que Popeye significa pop eye? Quiere decir tuerto, con un ojo explotado.

    Tras el sincero ademán de sorpresa y unos reconfortantes besos llegó el turno de la reflexión. Me di cuenta de que la realidad es a menudo tan evidente que no le damos crédito.

    Pensé entonces en la pareja de la vivienda superior. Educados, de espíritu urbano, ajenos a cualquier escándalo… Pero ella siempre triste, temerosa, en ocasiones con un inquietante sombreado bajo la mirada…

    Fue mi primer caso de violencia de género. Comprender la realidad me impulsó a intentar cambiarla, potenciando además la actitud resilente de las víctimas. A construir un mundo mejor me ayuda ahora esa niña que me desveló el secreto de Popeye.

    | Marzo 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 16

  • Ávalon

    Ávalon fue el nombre elegido por la comunidad primigenia para aquel paraje idílico desde el que impulsar el crecimiento sostenido, inclusivo y sostenible. Un guiño a la isla mitológica que, gracias a la educación y carácter innovador de sus integrantes, se hizo realidad.

    La correcta gestión de los recursos naturales y el cumplimiento de las normas fomentaron el progreso de Ávalon. Como jurista, asumí la responsabilidad de administrar justicia con equidad y sentido común. El beneficio colectivo era el valor más importante.

    Hasta que la generación de excedentes trajo la abundancia, los cargos administrativos, recaudadores de tributos, políticos, empresarios… Las leyes se relajaron. El juego le ganó la partida a la sostenibilidad. Renuncié a mi cargo de juez tras leer un informe con licencias para cinco nuevos casinos. Un rótulo luminoso da la bienvenida a sus miles de visitantes, nutriendo su fluorescencia con el amargo gas de los sueños perdidos.

    | Septiembre 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 9

  • Causa y efecto

    Un fajo de capciosos beneficios, como el incremento del turismo, bastaron para que la población de la isla diera su apoyo a la instalación de la primera planta desaladora. Autóctonos y foráneos saciarían su sed mientras esquilmaban al mar su esencia.

    Como abogado medioambiental y vecino supervisé que la tramitación y montaje de la planta cumpliera con las normas establecidas. Sin embargo, me negué a cooperar cuando se aprobó la instalación de otras cuatro más. La vida marina no soportaría la salinidad generada por los vertidos de la salmuera residual.

    El prolífico dinero circulante sirvió para fortalecer la alianza empresa desaladora-isleños. Un momificado muerto en el armario propició mi cambio de chaqueta, entallada forzosamente con las hebras de la solidaridad vecinal.

    Pescadores y ecologistas piden ahora mi cabeza, e incluso el mar, ebrio de sal, golpea constantemente mi casa de la playa con inmensas olas de desesperación.

    | Agosto 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 4

  • El roble

    Mi abuelo era juez de paz. Un hombre noble y sencillo al que su familia no pudo darle acceso a una educación esmerada pero la vida obsequió con un carácter ecuánime y juicioso. Ejerció su cargo con responsabilidad y orgullo. Problemas de lindes, daños leves de bienes inmuebles o reclamaciones de pequeñas cantidades eran resueltos de manera eficaz por aquel entrañable labriego. Algo que le valió el respeto de sus vecinos.

    El roble que presidía su huerto era el lugar donde administraba justicia por las diversas causas presentadas. Un atípico y sostenible juzgado destinado a facilitar la convivencia en el pueblo. El patíbulo en el que fue ahorcado por resolver una disputa en contra del paisano equivocado. La mesa de mi despacho está hecha con la madera de aquel roble. Cada vez que tengo que dictar una sentencia, instintivamente toco su superficie, pues continua irradiando responsabilidad y orgullo.

    | Julio 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 3

  • Eterno retorno

    Gotean sinuosamente por mi flexible pantalla de grafeno innumerables reclamaciones de consumidores. Como abogado de la OCU trato de asesorar con rapidez y efectividad cualquier cuestión, pero estoy sobrepasado. En botes y latas de bastoncillos en escabeche, pajitas rellenas, bolsas en almíbar, menestras de cubiertos de plástico o mermeladas de chapapote aparecen constantemente trazas de pescados que se consideraban extinguidos desde hace décadas.

    El arcaico Reglamento (UE) 2021/375 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 1 de enero de 2021 sobre el régimen común aplicable a contaminación por plásticos y vertidos es el culpable. Tras conseguir metabolizar el elemento y convertirlo en un imprescindible de nuestra dieta diaria, al erradicar su producción hace doscientos años las ingentes reservas existentes han ido agotándose por la pesca incontrolada. En el agua queda poco plástico que conservar. O derogamos el reglamento o el mar se llenará de marisco y pescado de nuevo.

    | Junio 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 12

  • Irrompible

    Jacinto era serio, más de silencios que de verbos. De esos tipos que al estrechar la mano irradian el valor de la palabra dada. También un trabajador positivo e innovador. Motivo por el cual había entrado en pleitos con otros empresarios del sector del blindaje que exigían la aplicación del delito de intrusismo profesional regulado en el artículo 403 del Código Penal.

    Como abogado y ciudadano comprometido con el reciclaje disfruté con el caso. Mi cliente supo ver la oportunidad. Destinó el añejo stock de un almacén heredado a la protección económica. Cristales blindados a precio irrisorio. Ni una brecha se producía en aquel imperecedero vidrio templado.

    Las diversas sentencias absolvieron a mi cliente, resolviendo que no se podía discriminar a un empresario que rebajaba los precios legalmente. Se acabó la desigualdad en materia de seguridad. Turismos convencionales, furgonetas o incluso el Papamóvil siguieron revistiéndose con antiguas vajillas Duralex.

    | Marzo 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 10

  • Cosas del derecho

    Fiel a la sentencia que da título a uno de mis viejos vinilos, "cuando la muerte me miró de frente, yo me puse de lao". Funcionó. Salvé el pellejo mientras a mi espalda granizaba una descarga de plomo y piedras que hizo jirones la toga que supuestamente iba a ser mi mortaja. Nadie me ha dado asilo, así que no quedó otra que atrincherarme en el despacho y convertirlo en la última frontera de resistencia. Una demanda de divorcio cogida al vuelo y la tapa frontal del viejo código civil usado en la facultad, sirvieron para taponar momentáneamente la dolorosa herida del costado por la que se me escapa la vida. Fuera, el pueblo entero ruge en pie de guerra. Todo porque gané el pleito contra la salvaje fiesta popular de la quema del sapo. Cosas del derecho…

    | Octubre 2015
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 3