Carlos Alberto López Martínez

Microrrelatos publicados

  • Mientras hay vida

    La tengo cargada y con el cerrojo amartillado, el seguro quitado y la boca del cañón pegada a mi sien, para no fallar, pese al tembleque.

    Repentinamente, oigo pasos aproximarse y no puedo evitar sobresaltarme y sumergir abruptamente el arma en el mar. Evitar el bochorno de explicarme me salva la vida.

    -¡Bonito día para pasear!- saludo a mi desconocida rescatadora.

    -Por decirlo de alguna manera- me contesta la joven- ¿Va a estar aquí mucho tiempo más?

    Y ante mi extrañeza por su pregunta, me explica su intención en este rincón apartado: es una abogada sin clientes, arruinada, se avergüenza porque se piensa fracasada y siente que su vida carece de sentido.

    -¡No cometas una barbaridad! Yo también estoy sobrepasado. ¡Puedes ayudarme!

    Y le cuento mis problemas con el código penal por aprovecharme de presidir una sociedad para saquearla. Le ofrezco trabajo y veo la esperanza renacer en su rostro.

    | Julio 2024
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 1

  • Imposible olvidarte

    Siguen pasando los años y aún no te olvido. Y aunque mi memoria me falla cada vez más, según aparecen las arrugas en mi rostro y ya no quedan sino canas que peinar, continúo seguro de que llegará el 6 de agosto y recordaré tu rostro.

    ¿Por qué tuvo que pasarte a ti? La investigación policial demostró que ese monstruo te eligió al azar de entre todas las chicas que salían de aquella discoteca. Después de la condena, la tele lo entrevistó repetidamente para ganar audiencia, pero nunca desveló tu paradero.

    Sé que lo que haré no es lícito. No busco venganza. Ha pasado 24 años preso. Suficiente castigo. El abogado me ha explicado que su petición de reunirnos para buscar la conciliación le es necesaria para postular su libertad. Y yo lo quiero libre. Entonces, usaré el zulo del que no saldrá hasta que desvele dónde escondió tu cuerpo.

    | Agosto 2023
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 1

  • ¡Llamadme Némesis!

    El olvido es un artículo lujoso para las conciencias culpables. ¡Cuánto me arrepiento!

    Tras cinco años de ejercicio, tenía madurez, aunque no veteranía. Sabía que no llegaría a ser el referente de la Justicia que soñara cuando decidí dedicarme al Derecho, pero si algo había puesto de manifiesto la experiencia es que podía vivir dignamente de mi trabajo. Lo creía firmemente.

    Hasta que le conocí.

    Fue por un café entre letrados de partes enfrentadas. Acabamos en la cama seguidamente. No es delito enamorarse del enemigo. Pero la imprudencia se paga igual. Tras compartir secretos de alcoba, ¿Parecía tan malo desvelarnos los profesionales?

    Pero la ola de gozo fue tsunami de desdicha cuando ya no le convine.

    Creí que estaba distante por miedo a maledicencias. Luego, descubrí el engaño: un mail equivocado para programar su boda.

    ¡Por Justicia, dejaré la toga!, ¡Por venganza, me opondré al enlace ante el Altar!

    | Agosto 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 1

  • Hilar el destino

    12 de junio de 1890: Sarmiza Bilcescu tenía 23 años cuando acudió a la Sorbona a leer su tesis, "Sobre la condición jurídica de la madre". El paso de licenciada a doctora fue más que difícil, peligroso incluso. Días antes, amenazas de un grupo de fanáticos llevaron al rector a valorar pedir una escolta de la Gendarmería, por el riesgo de violencia. Por lo demás, a los furibundos ataques dialécticos respondía Sarmiza con fría lógica jurídica: querer preservar los valores sociales tradicionales es una aspiración legítima, pero tengo derecho a examinarme del doctorado. Eso dice la ley francesa. Y aún hay jueces en Francia.

    Ser la primera abogada europea que no pretendía disfrazarse de varón para doctorarse la convirtió en un objetivo visible. Pero se atrevió a ampararse en la ley y triunfó. La historia de Sarmiza fue la primera puntada de un tapiz humano que aún no está tejido.

    | Octubre 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 6

  • Cuestión de plazos

    El tiempo llegaba tarde a su funeral. La industria del videojuego lo había matado antes. Tras mucho invertir y esforzarse, un equipo de creativos dirigido por astrofísicos e ingenieros aeronáuticos, que habían sido expulsados de la NASA después de que sus servicios fueran reportados innecesarios para la adaptación del Ser Humano a la vida en Marte, había logrado crear un universo paralelo, situado en el ciberespacio, donde el tiempo no existía. La intención inicial había sido perfeccionar un videojuego de rol de mundo abierto, pero como declaró el CEO de la empresa: la producción se descontroló un poco. Este nuevo mundo, se había registrado bajo la marca ETERNET. Muchos críticos cuestionaron la utilidad de operar fuera del mundo real. Extrañamente, los receptores más entusiastas han sido el Ministerio de Justicia y los profesionales del Derecho, que al fin disfrutan de la herramienta soñada, con la que los plazos no importan.

    | Mayo 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 3

  • Nunca jamás abusarán

    Cuando te perdimos, apenas tenía edad para ir al instituto. A veces, miro tu foto, porque siento tus rasgos difuminarse en mi memoria. Marchabas temprano, para la fábrica donde trabajabas, con la mitad de los padres del barrio. La sirena de acceso y salida de cada turno marcaba las horas de tu vida y también de la nuestra. Hasta aquella tarde en que ya no volviste más, porque tu cuerpo, en medio segundo quedó destrozado. Tus compañeros murmuraban que la valla que te debía proteger falló. Pero nadie hizo nada. Ni antes ni después. Mamá nos sacó adelante, dejándose las rodillas y la vista, limpiando casas y haciendo arreglos de ropa, mañana y tarde. Su salud aguantó apenas para verme licenciarme en Derecho. Espero que os reunierais bajo la sirena del Cielo. Allí podréis vigilar como vuestro hijo, abogado laboralista, lucha porque no haya más abusos. No en mi guardia.

    | Octubre 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 8

  • Se requiere profesional

    Le partí la cara. No quiero mentir, porque mis padres me dieron una educación en la que decir la verdad siempre es lo más importante. Me dejé arrastrar por la rabia ante la falta de equidad del contrato que me ofrecía. Cierto, la economía va mal, pero me molestó mucho cuando me soltó que doce horas diarias de trabajar a los fogones de su innovador local de alta cocina, por supuesto sin cobrar, iban a dar mucho valor a mi carrera. Así que cuando le contesté que yo era un profesional, aunque no saliera en la televisión como él, me replicó que la entrevista había terminado y que debería cobrarme por hacerle perder el tiempo. Eso me acabó de alterar. No me arrepiento de haberle pegado, aunque sí por quitarle la cartera y el reloj como escarmiento. Así, no te sorprenderá leer en este anuncio que requiero abogado. Se remunerará.

    | Septiembre 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 1

  • As de corazones

    Recordaba el tiempo de nuestra juventud: él, atleta victorioso, conquistador insaciable de medallas y corazones; yo, un guiñapo de rostro picado tras una infructuosa convalecencia de la viruela, cuya única virtud estética fue nacer con el verbo fácil, y ser lo suficientemente humilde como para no repudiar los consejos de mis profesores de que me centrara en los estudios y dejara los triunfos deportivos a los mejor dotados para ellos. No obstante, de tan opuestos, eramos inseparables: él me defendía de los abusones y siempre me elegía en su equipo para las pachangas, y yo usaba mi labia para contestar cada vez que un profesor le recriminaba su escasa motivación por los cuadernos, como un abogado de pupitre. Nada dura por siempre y fuera de las aulas, nos perdimos la pista. Hoy, lo veo jugar por televisión y, cuando coincide que estoy en compañía, siempre presumo: "¡Mira, un cliente mío!"

    | Septiembre 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 2

  • Balance positivo

    Tras la pérdida de la vida, la herencia de mayor valor que dejamos atrás es siempre nuestro recuerdo entre quienes nos amaron. No hay beneficio o patrimonio que supere la riqueza intangible del sentimiento de añoranza de una caricia bienamada, o del apoyo en los momentos de fatiga, duda o enfermedad, o del compartir la dicha y el gozo.

    Por eso, veinte años después de tu partida, cuando soy yo el que camina hacia el ocaso de la historia de mis días, paso junto a la sombra de la Catedral de Santa María de Tuy, que nos vio crecer, que contempló cómo nos juramos amor eterno, y me doy cuenta de mi fortuna: he sido un abogado del montón, de pleitos de los de andar por casa, de litigar nada espectacular, pero eso me ha permitido sostener una vida a tu lado; ¿Acaso podría haber llegado a ser más rico?

    | Febrero 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 19

  • Otra película triste

    Dio un rodeo al coche aparcado encima del paso peatonal para ir al kiosco de comida para llevar que estaba instalado en la esquina desde que el prestigioso jurista de cincuenta años recordaba. Como cada viernes, de camino a casa, vería la sesión de cine vespertina en el último cine de barrio que quedaba en la ciudad. En los últimos años ya no pasaban grandes producciones hollywoodienses, sino sólo cine de autor: no por actitud esnob, sino por falta de fondos para pagar al distribuidor, aunque como apasionado del celuloide, el letrado lo agradecía.

    Tras la consulta de la cartelera, masticó la rebanada de pizza de pepperoni y solicitó a la expendedora su entrada, quien rechazó cobrarle: "¡Tómela como un pago a cuenta, abogado, al fin y al cabo, usted tampoco ha cobrado todavía!"- le dijo la empleada de su cliente: el último cine pequeño en ser liquidado por concurso.

    | Julio 2015
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 3