XI Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

Ganador del Mes

Imagen de perfilApocalipsis

ELENA BETHENCOURT 

Acaban de decretar otro toque de queda en la aldea. El abuelo se queja de estas decisiones arbitrarias. A la luz de una vela nos habla de la vida de antes de la explosión, de cuando era abogado y había leyes, jueces, paz, orden, agua corriente y electricidad. Civilización, dice. Con nostalgia saca de un cajón un cartel muy llamativo que anuncia veinte gigas por diez euros. No sabemos qué son gigas, ni euros, ni eso que él llama “acceso a la información”, pero por verle feliz hemos empezado la Operación Rescate. Miguelito ha sido el primero en salir. Se ha defendido con uñas y dientes. Acaba de volver con la ropa hecha jirones, lleno de mordidas y arañazos, pero bien aferrado con los dos brazos a su botín. Se ha desplomado a los pies del abuelo y, orgulloso, le ha ofrecido el último ejemplar del Código Civil en papel.

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El más votado por la comunidad

Imagen de perfilJUSTICIA EN SUS LÍMITES

juan perez morala 

Los límites entre las fincas de dos parroquianos de Magaz de los Oteros, Graciano y Florencio, discurrían por una franja de tierra quebrada y abrupta. Quizás este hecho había dado lugar, desde siempre, a conflictos de linderos. Los lugareños, aunque no tuvieran vela en el asunto, no comprendían cómo, por un terreno yermo, habían llegado a las manos, después de una de sus célebres y festivas partidas de cartas. Graciano consideraba invadida su finca y se propuso el rescate. Removió mojones y colocó carteles intimidatorios a lo largo de su particular línea divisoria: “propiedad particular, no traspasar”. Florencio, en civilizada respuesta, acudió a la abogada. No hubo acuerdo y sí juicio. La resolución judicial vino a decretar la aplicación de la regla “rebus sic estantibus”; volver a la situación anterior. Lo llamativo fue el inciso final de la aplaudida Sentencia: “y retomen la cordura de su partida de tute dominical”.

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Relatos seleccionados

  • Imagen de perfilCARRERA JUDICIAL

    ISABEL FRAILE SANCHEZ 

    Puse carteles llamativos por toda la urbanización con una cifra bastante generosa por su rescate. Pero nadie contestó. Su ausencia me consumía. No lograba concentrarme en mi trabajo y dejé de encender las velas de canela que tanto nos gustaban. Echaba de menos su compañía, su presencia en las largas noches de estudio repasando los artículos más farragosos de la Ley. Si me quedaba dormido sobre los libros, él me despertaba con un batir de alas. Me gustaba, en voz alta, repasar mis alegatos. Siempre escuchaba atento. En más de una ocasión cogía mis notas haciéndolas añicos, como prueba de su disconformidad. Otras veces me traía hojas en las que apunté argumentos olvidados… Y aquel día cuando apareció el juez con mi papagayo en su hombro, supe que él había decidido ascender en la carrera judicial. Me obligué a decretar su pérdida.

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  • Imagen de perfilLECCIONES DE LA VIDA

    Almudena Horcajo Sanz 

    Por suerte o por desgracia, o por ambas cosas a la vez, nadie acudió a su rescate cuando en su juventud comenzó a frecuentar malas compañías. No necesitó mucho tiempo para terminar sentado ante la justicia. Al decretar el juez su ingreso en prisión entró en otro mundo. Lejos de derrumbarse, quiso conocer y comprender las leyes que estaban marcando su destino. Puso tanto empeño en la tarea que incluso por las noches, a la luz de una vela, repasaba los artículos del Código Penal. Cinco años le bastaron para salir de la cárcel con su flamante título bajo el brazo.
    Después de ejercer durante muchos años la abogacía, ha decidido dedicar su tiempo a dar charlas en los institutos; el cartel que las anuncia lleva un llamativo título:"LECCIONES DE LA VIDA". No gana un euro, pero se siente muy bien pagado.

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  • Imagen de perfilEl Mejor Abogado

    Antonio Pérez Praena 

    La situación pinta bastante mal. La verdad, casi lo esperaba: tanta fiesta junto a personas cuya única ocupación consiste en atracar pequeños negocios no podía acabar de otra manera; durante la redada quedaron todos detenidos.
    Ahora, necesita un abogado que acuda a su rescate, pues, seguramente, se va a decretar prisión preventiva contra ellos. ¡Si estuviera su abuelo…! Un penalista de su talla sabría muy bien qué hacer, pero por desgracia hace apenas un año que la muerte decidió llevárselo.
    De repente, un hombre vestido con un llamativo traje gris irrumpe en la celda; es muy joven. Aunque dice ser su abogado con tono agrio le exige saber todo lo acontecido.
    La trabajada defensa expuesta durante el proceso propicia la puesta en libertad sin cargos. Fuera, la figura del abogado, similar a una vela encendida, comienza a derretirse tras un cartel; sus palabras le dejan atónito: “nieto, ten más cabeza”.

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  • Imagen de perfilLos árboles de mi barrio

    María Dolores Navarro Esteban 

    Lo más llamativo del jardín de mi barrio son los carteles que hay pegados en los troncos de los árboles.

    Todos están escritos a mano y cuando lees uno ya no puedes dejar de leer los siguientes. Es como seguir el hilo de un tema intersesante en Twitter.

    Cada árbol tiene su correspondiente cartel, y ninguno habla de secuestro o rescate, sino de lo último que se ha decretado o se va decretar sobre prestaciones sociales.Así supe que cuando me jubile mi pensión se verá incrementada por parir dos hijas, y contribuir al aumento demográfico.

    Pero, si tuviera que resaltar uno de ellos, sería el que hay en el árbol más frondoso del jardín,

    que dice: « Soy abogado y sé cómo ayudarte en prestaciones sociales.Todas las mañanas estaré esperándote de 7 a 9h sentado en este banco junto al estanque. La vela que tendré encendida te orientará»

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  • Imagen de perfilUn buen principio

    Juan Manuel Chica Cruz 

    Esperando en los Juzgados leo en un periódico una necrológica que hace estremecer mi memoria. Fue mi primer cliente y recuerdo lo llamativo de nuestro encuentro. Acudía a su rescate como abogado del turno de oficio.
    Quién te ha dado vela en este entierro me espetó. Vaya cartel de presentación . Le expliqué tembloroso su derecho a justicia gratuita y le sorprendió que se pudiera decretar algo así para gente como él. Desde entonces le asesoré por el complicado mundo de la ley aunque su mundo lo fuese aún más. Huérfano desde pequeño, en una barriada dónde la palabra tráfico nunca iba relacionada con la automoción, prometió convertirse en hombre de ley y lo consiguió. La realidad siempre es negociable —decía — . Y aunque la palabra cáncer le contradijera tenía razón. Aquel principio suyo también lo sigo yo. Me ayuda a ser buen abogado: la realidad siempre es negociable.

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  • Imagen de perfilPOBRE FAMILIA RICA

    Margarita del Brezo 

    Entra en mi despacho con un llamativo vestido, sandalias de tacón y un cartel enrollado en sus manos de dedos kilométricos que extiende muy lentamente sobre el escritorio mientras aguanta las ganas de llorar. En él, puedo leer, se ofrece una cuantiosa recompensa por el rescate de un joven desaparecido meses atrás cuya foto no le hace justicia. Aun así no cuesta reconocerlo debajo del maquillaje de la mujer que tengo delante. Hay por delante un arduo trabajo, días muy largos y noches en vela, pero al final, ante las pruebas presentadas, el juez solo puede decretar que mi cliente tiene razón. Después del fallo, la familia se resigna a dejar de buscarlo. A cambio, lo desheredan inmediatamente. Y a mí también. Nunca me han perdonado que siempre la haya defendido.

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  • Imagen de perfilCada día

    Maria Pilar Guardiola Carbonell · Alicante 

    Aguardaba el momento sentado en el suelo y con la espalda apoyada en la puerta de entrada.
    Esperanzado, había permanecido la noche en vela esperando un suceso imprevisto que lo cambiase todo, y ello a pesar de que su curtido abogado le había notificado que, al decretar el lanzamiento, el Juzgado había puesto fecha para el punto y final de su vida en la casa.
    El llamativo reflejo de los primeros rayos del sol en las paredes marcaba el plazo límite para el milagro pero finalmente no hubo magia ni rescate al estilo de la banca.
    Al sentir los golpes del cerrajero manipulando la cerradura, se incorporó, cogió el cartón sobre el que había estado sentado y abrió la puerta. La comisión judicial, enmudeció al ver el rostro de la derrota y al vislumbrar el mensaje del cartel que debajo del brazo portaba, “vivo en la calle, necesito su ayuda”.

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  • Imagen de perfilIURIS ET DE IURE

    Juan José Carrillo Chacón 

    “Por solo 29’99 €/mes IURIS ET DE IURE LOW COST, compañía líder en servicios jurídicos, te ofrece consultas ilimitadas más ...”

    Pitos. Semáforo en verde. Imposible terminar de leer el cartel. Estoy de guardia. En las dependencias policiales he asistido a tres extranjeros indocumentados, una ladrona de poca monta, dos menores y un conocido maleante al que cariñosamente apodan “el vela” debido al llamativo moco que siempre cuelga de su nariz.

    Juicio (señalado con nocturnidad y alevosía). No llego. Pienso en lo provechoso que sería convertirme en banco, decretar mi personal estado de emergencia y pedir un rescate.

    Celebro juicio. Saludo al compañero e intercambiamos nuestras tarjetas.

    Asisto a cuatro nuevos detenidos.

    Medianoche. Finalmente, en casa. Me quito la chaqueta. Cae una tarjeta: “Rico Dorado, Letrado de IURIS ET DE IURE LOW COST, compañía líder en servicios jurídicos...”

    Me derrumbo. Imposible terminar de leer la maldita tarjeta.

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  • Imagen de perfilUn papel secundario

    Francisco Javier González Álvarez 

    Cuando me llamaron para llevar al cine ‘ese’ caso no me esforcé en pedirles un rescate por mis derechos de imagen. A mi cliente lo iba a interpretar el actor más llamativo del momento; alguien tan talentoso que podía plasmar casi sin querer todos los matices de quien se siente injustamente procesado por siete asesinatos. Aunque no sabía que la productora iba a decretar que el papel de su letrado fuera encarnado por un actor de segunda fila; alguien acostumbrado a encajar en papeles pequeños al que, de repente, le sobreviene la oportunidad de su vida.
    Ahora, al contemplar la cara de ese actor en el cartel no me arrepiento de haber roto el secreto profesional. Si bien me confesó que pasó incontables noches en vela desde mi sobrecogedora confidencia.
    Al recoger el Goya tuvo el detalle de mencionarme, mientras mi defendido le contemplaba satisfecho y vigilante desde su palco.

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  • Imagen de perfilDía de perros

    Aurora Moreno Lombó · Madrid 

    ¿Quién me dio vela en este entierro? Don Ángel, el presidente de la comunidad, acudió a mí, para que, como abogado, le acompañara a ver al vecino del tercero. Me enseñó el llamativo cartel que habían fijado en el portal pidiendo un rescate por su perro. Eran las diez de la noche y llovía a mares. Llamamos a la puerta del dueño del animal, y su mujer nos hizo pasar al salón, donde su esposo velaba, muy triste, el cadáver de su fiel amigo... Todo había pasado muy rápido: leer el cartel, transferir el dinero y encontrar sobre el felpudo los restos de su mascota cruelmente atropellada ...Había que poner una denuncia, y dejar trabajar a la policía. Como civilista, mi experiencia no daba para más, pero apoyé al presidente en su decisión de decretar tres días de luto en el edificio por el afable pastor alemán querido por todos.

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  • Imagen de perfilNadie me toca

    Carolina Navarro Diestre 

    Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó la cortina y escuchó un sollozo. Era de madrugada y la pieza de la biblioteca que le servía de dormitorio estaba sombría. Venciendo el miedo, echose encima un gabán y, armada con una vela, salió en busca del sollozante. Los estantes a esa hora asemejaban balaustradas terribles, los carteles estrechos pasadizos. Al fin lo encontró en la sección jurídica: ¡quien gimoteaba era un libro! Concretamente un llamativo ejemplar de Derecho Mercantil del siglo XIX.
    —Nadie me lee nunca —repetía—. Estoy muy solo.
    —¿Cómo puedes decretar eso—inquirió la bibliotecaria— si precisamente los libros salváis de la soledad?
    —Nadie me toca —se lamentó.
    Y la bibliotecaria sintió un escalofrío al rememorar sus años encerrada entre polvo y papel, la última vez que alguien la tocó, aquel amor antiguo y la vida posterior olvidada del tacto, páginas sin rescate.
    Llorando, se comenzaron a leer.

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  • Imagen de perfilConmoción

    Vicente Küster Santa-Cruz 

    Pedían 300.000 euros por el rescate. A falta de decretar lugar y hora de la entrega, el cartel sobre el parabrisas avisaba: o pagaba o no volvería a ver a mi mujer. Mi abogado, a la sazón mi suegro, sugirió guardar silencio. Tardó tres horas en reunir el dinero. Algo nada llamativo, a juzgar por su ingente fortuna amasada como promotor urbanístico. Pasé la noche en vela pensando en ella, imaginando cómo estaría. Al día siguiente acudí solo al lugar acordado. Al poco de llegar, un joven desaliñado señaló un garito y me espetó: 'Ahí está tu mujer. Dame la bolsa y no hagas tonterías'. Entré rápido a por Elena. Estaba alegre y radiante, como siempre. Pidió dos copas al barman, abrazó su elegante bolso de piel y, ante mi asombro, me susurró al oído: "Todo bien cariño. Ya te explico. No le cuentes nada a tu abogado".

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  • Imagen de perfilLA CONDESA MIENTE

    Manuela Fernández Manzano 

    Antaño, rumores falaces llevaban a jueces y corregidores a decretar el cadalso. Tal cavilación mantenía en vela al reo Melquíades Cañete a la espera del tormento o de un rescate afortunado. Contaron lenguas venenosas que había abordado con ferocidad y en llamativo y grotesco desnudo a la esposa del conde. Esta acusación le colgó el cartel de infame. Mas un pariente, escribano y letrado en Sevilla, acudió a esclarecer su destino. Así dijo:

    “Infausto recuerdo para la dama,
    cuya templanza se halla aquí presente,
    sufrir tal ofensa si no consiente
    y vencer la resulta de este drama.
    Además de su nebulosa fama,
    padece en el pecho este diablo ardiente
    un costurón horrible y tan hiriente
    que el ánimo del que lo ve, derrama.
    ¿Qué dice a esto la ofendida dama?
    Como ven todos, la condesa asiente;
    mas si abro esta camisa de repente
    no hallarán la señal que se reclama.”

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  • Imagen de perfilDebitum

    Raquel Lozano Calleja 

    Otra noche en vela con la única compañía de las pajaritas de papel en fila india sobre el escritorio. La más grande, confeccionada con la factura del alquiler del despacho; la más bonita, el recibo de telefonía con llamativos colores; ordenadas minuciosamente, una serie minúscula de aves picudas vestidas con las páginas del código civil.

    Al rescate de mi soliloquio nocturno habitual acuden las luces de neón del otro lado de la calle. Club, reza el cartel. Así, sin más; ni membretes solemnes ni togas ni balanzas. Club. Sólo cuatro letras y una afluencia constante de clientes que me hacen pensar en tomar la decisión de decretar el cierre de mi local. La noche no entiende de leyes.

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  • Imagen de perfilFADO Nº1

    Nicolás Montiel Puerta 

    Él se llamaba Manuel. Ella Mafalda.
    Él era contrabandista, ella “advogada”.
    Él cruzaba el río, ella esperaba al otro lado del puente, leyendo el cartel donde ponía “Espanha”.
    Él navegaba a vela y cada dos por tres naufragaba, ella acudía al rescate, con la sonrisa tensa, con la melena al viento, con su llamativo maletín verde, de cocodrilo blanco, repleto de artimañas.
    Y los dos se miraban a los ojos, se acariciaban, él con las esposas apretadas, ella con la toga en la mano, con el tacón afilado, desplegando su magia.
    Tan contentos, tan unidos, tan seguros, sin respetar La Raya que no los podía separar, que no era frontera, que no era nada.
    Y cuando Manuel, aquella última noche, no reapareció entre las aguas, Mafalda tuvo que decretar silencio y luto eterno en el Guadiana.

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  • Imagen de perfilABOGADO SIN PLEITOS

    Eva María Cardona Guasch 

    Acuciado por los problemas, era yo un mar de dudas y no daba con la vela que me llevara a buen puerto. Navegando por la red en busca de abogado, un llamativo titular emergió en mi rescate. El cartel de presentación no auguraba nada bueno pero cumplió su función de anzuelo.

    “Justo Vital, abogado. Diez años sin un pleito”.

    Pinché el enlace por curiosidad. Me fié de las recomendaciones de los usuarios.

    “…estudioso de las leyes, sabe escuchar…”, “…da confianza...”, “… para él lo importante no es ganar la batalla sino resolver…”, “… gran negociador, me consiguió un buen acuerdo y me ahorró años de litigios...”

    Aquello era lo que necesitaba: una solución, no un pleito. Acerté con la elección y se lo agradecí con un clic. Nada mejor para decretar públicamente su profesionalidad que concederle cinco estrellas de valoración.

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  • Imagen de perfilEl efecto toga

    laura pilato rodríguez 

    Con mis antecedentes, resulta difícil volver al buen camino.
    Te cuelgan el cartel de "delincuente" y es como decretar el rechazo social sin remisión.
    Por eso me pareció tan llamativo que, precisamente la viuda del juez, acudiera a mi rescate cual abanderada de causas perdidas.
    Me ofreció trabajo, comida, y una gran caja con la ropa de su esposo.
    - "Es de tu talla." - Balbuceó afablemente.
    Las camisas me sientan como un guante, y los trajes me han devuelto el saludo vecinal. Pero fue probarme aquella toga, y sentir que me invadía el espíritu de la justicia.
    Ahora paso noches en vela, escribiendo arrepentido cartas de perdón a las víctimas de mis fechorías.
    He intentado deshacerme de ella, pero me da miedo volver a las andadas.
    De momento la guardo en un cajón, junto a una cubertería de plata que mañana mismo devolveré a su dueña.

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  • Imagen de perfilESTRÉS MINISTERIAL

    María Teresa Cabrera Mut 

    Oía el barullo de la manifestación. Hice hueco entre las lamas de la persiana y observé con disimulo la calle. Con un sol de justicia, centenares de colegas vestidos con togas, hartos de no cobrar, bamboleaban llamativas pancartas: “Más haberes y menos deberes”, “Turnos de oficio con más beneficio”, “Menos coba y ponte la toga” y otras más sobre mi ministerio: el de Justicia. Me propuse decretar una aportación extra de emolumentos, pero requería de un rescate presupuestario de diez millones porque la partida inicial se encontraba a dos velas. Llamé al compañero de Infraestructuras, consentiría si la de Medio Ambiente rebajaba el listón sobre impacto ambiental. Contacté con Charo, aceptaría si Agricultura subía el listón de insecticidas permitidos. Telefoneé a Alfred, cedería si transfería diez millones de Justicia para subvenciones a agricultores. Dimití, me puse mi vieja toga, salí y pité mientras sujetaba un gran cartel reivindicativo.

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  • Imagen de perfilLa vida es una quimera

    cecilia barranzuela 

    A menudo me asalta la nostalgia. Pienso en mi niñez, las noches en casa, con mi padre relatando historias de ahogados y duendes, iluminado escasamente por la luz de una vela.
    No quería irme a dormir por el temor de encontrar algún espíritu oculto bajo la cama. Cerraba los ojos e intentaba pensar en cosas bonitas.
    Soñaba con mi mundo perfecto, una casa, un coche, dinero, poder.
    De alguna manera logré hacer realidad muchas de mis fantasías: Una hermosa casa , un cochazo llamativo, un despacho enorme y en la puerta un cartel que en letra cursiva anuncia que soy abogado, de los caros; cuyo trabajo es decretar,sin moverse siquiera de su sillón de cuero italiano.
    Por las noches vuelvo a tener miedo. Cierro los ojos y pienso en cosas bonitas. Sueño con mi padre que acude en mi rescate contando sus historias de ahogados y duendes.

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  • Imagen de perfilEL VADEMÉCUM

    VICENTA FLOR GIL 

    Años después de decretar el rescate de la concesión, gané el contencioso y el bufete organizó una fiesta: velas chisporroteantes, carteles con felicitaciones y un exótico compendio jurídico. Cuando me lo regalaron supuse que sería poco útil, además, debía añadirle una costosa memoria, altavoz y acceso internet; pero ahora es como cualquier colega, ¡qué digo!: un compi más. Delgado, tapas aterciopeladas con una llamativa cámara siempre vigilante, al abrirlo saluda amablemente y las cremosas páginas de tinta líquida se transfiguran proporcionándome información sobre mi agenda; también se pone en contacto con despachos y procuradores para luego informarme. Al principio, me servía como un Civil comentado; luego, fue capaz de sugerirme intrincados artículos según caso y ahora debatimos la estrategia de los pleitos. Sin ir más lejos, hoy ha propuesto irnos a tomar un café antes de comenzar. Sé que desea el chip de Penal. Se lo regalaré para nuestro aniversario.

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  • Imagen de perfilSer actor o abogado

    Ander Balzategi Juldain 

    Estaba en paro, desmotivado y desorientado cuando un llamativo cartel en la universidad propició mi rescate. Anunciaba el inminente estreno de una serie de abogados. El plantel de guionistas requería de un abogado para desvelar la terminología y los procedimientos apropiados en los juicios. Así comenzó mi vida laboral, y no sé cómo una cosa llevó a la otra. Un día el director me escuchó leyendo un fragmento del guion, dijo que encajaba en el personaje y me dio un papel en la serie.
    Fue el inicio de mi confusión, ser actor o abogado. Ahora, cuando trabajo como abogado en la vida real, no puedo evitar mi propensión a la sobreactuación. Y funciona, eso y los guionistas que suelo contratar para que me preparen los alegatos. Hay veces que me excedo en la puesta en escena y el juez se ve obligado a decretar la expulsión de los cámaras.

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  • Imagen de perfilS.O.S

    Miguel Ángel García Rodríguez 

    "¡Urgente! Se busca abogado para barco de rescate". Así rezaba un llamativo cartel a la vuelta de la esquina de mi casa. En la parte inferior, un teléfono de contacto; sin más explicación.
    No me imaginaba para qué iban a necesitar a un abogado que salvara barcos de vela naufragados y bañistas en apuros. ¿No sería mejor un bombero, un socorrista o un marinero? ¿Qué cualidad podría tener un abogado como yo que pudiera salvar vidas?
    Después de comerme la cabeza hasta el agotamiento, casi como si un juez lo hubiera podido decretar, mi curiosidad me empujó a llamar de manera automática.
    Tras marcar los números del cartel, al otro lado del teléfono se escuchó una voz: - Open Arms, ¿Dígame?

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  • Imagen de perfilLA MASCOTA

    LOURDES ASO TORRALBA 

    Cuando llegué del bufete, ella reptaba por el pasillo. Mi mujer me la presentó como Adolfina, la mascota ideal porque lo mismo servía para dar un masaje en la piel, que para lucirla al cuello en las aburridas cenas de abogados. Aunque intenté disuadirla por su peligrosidad, reía diciendo que nadie me había dado vela en ese entierro. Hasta que se le escapó entre los vestidos del centro comercial. Leí la demanda y sentencie que cualquier Juez iba a decretar el caso como nulo porque a Adolfina no le habían advertido que tuviera reservado el derecho de admisión. Una semana estuvo el llamativo cartel "serpiente peligrosa suelta,por su seguridad, no entrar" El día del rescate recibimos una importante suma económica. Adolfina también servía para pactar sin llegar al juicio. Que no la dejaran probarse las prendas antes de pasar por caja,aparte de discriminación ¿era delito?

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  • Imagen de perfilCUENTOS CHINOS

    Eva María Algar García 

    Mi única referencia para predecir el ocaso del día es el luminoso parpadeo del cartel anunciador que atraviesa la persiana. Verde–rojo–verde–rojo…He perdido la cuenta de las noches que llevo en vela.

    He de confesar que el caso me pareció llamativo y lucrativo en un principio, pero ahora lamento profundamente haberlo aceptado. Fui un inconsciente al osar enfrentarme a las poderosas triadas chinas, y un iluso al pensar que sería fácil desmantelarlas gracias al testimonio de mi cliente.

    Verde-rojo-verde…

    Resulta increíble. El Juzgado tuvo que decretar previamente numerosas suspensiones por sospechosas enfermedades de testigos, falta de notificaciones, petición de pruebas anticipadas…y ahora esto. Años de ardua preparación tirados por la borda. Jamás pensé que secuestrarme y amordazarme antes del juicio formara parte de la estrategia de la defensa. ¡Ni siquiera han pedido rescate!

    Si salgo de ésta, prometo que dejaré definitivamente el penal.

    Rojo-verde-rojo…

    Y la comida china.

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  • Imagen de perfilLa duda

    Daniel Domínguez Repiso 

    Pasé la noche en vela. En horas comenzaría un complicadísimo caso con jurado, muy llamativo mediáticamente: un joven de 20 años presuntamente había matado a sus padres y hermanos. Los medios y el público le habían endosado ya el cartel de culpable.

    La llamada al rescate de Luis, tras decretar el juez de instrucción su ingreso en prisión, me había llegado a través de una buena cliente del despacho, tía de acusado, que creía a pies juntillas en su inocencia.

    Era brillante: cuarto curso de Derecho con notas impresionantes, dominaba cinco idiomas, corría maratones, no bebía, no fumaba…

    Pero era rocoso, no hablaba nada… no daba explicaciones de lo sucedido y tampoco parecía importarle demasiado lo que dictaminara el tribunal… Tan solo insistía una y otra vez en pedir sus libros y apuntes y en preguntarme si le permitirían presentarse a los exámenes porque es lo que querrían sus padres…

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  • Imagen de perfilBatallas

    Marta Trutxuelo García 

    Visto para sentencia: silencio en mi mirada, lágrimas en la suya. Caminé hacia el bufete arrastrando mi maletín, cargado de culpabilidad. "¡Es una injusticia!", había protestado él al contarle que había perdido el caso, que la hermana de su compañero de clase sería repatriada, al ser mayor de edad y no conseguir un contrato de trabajo. "¿Qué podemos hacer?", imploraba. Al llegar al bufete abrí el maletín y encontré un papel: "No han llegado en patera pero son nuestros vecinos, merecen un rescate...", seguí leyendo las llamativas letras escritas por mi hijo. Levanté la vista y volví a decretar el lema que presidía el cartel de mi despacho: "Cada uno debe librar las batallas a su alcance". Mientras encendía las velas en la cena comenté con mi familia la propuesta de nuestro hijo: "Necesitamos contratar a alguien para ayudarnos en las tareas de casa... ¿Se te ocurre alguien, hijo?"

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  • Imagen de perfilINCONTINENCIA VERBAL

    Paloma Hidalgo D 

    Había un cartel pegado en el escaparate de la clínica veterinaria, declaró tranquila. Ofrecían trabajo paseando perros. Añadió que la contrataron enseguida porque estaban saturados. Continuó respondiendo a las preguntas. Explicó que, una vez en el parque, se le escaparon dos de los cuatro canes que llevaba, que consiguió recuperar al mastín, pero no así al bóxer. Que asustada, volvió a la clínica, y que ellos procedieron a avisar al dueño. Todo iba bien. Hasta que hizo algo llamativo. Y desafortunado: hablar, sin que nadie se lo pidiese, de lo ridículo del montante del rescate, ateniéndose al soberbio pedigrí del animal. Ya se sabe que en derecho, encender una vela es también proyectar una sombra, así que, su profundo conocimiento del linaje de un perro al que acababa, supuestamente, de conocer, sirvió al juez para decretar las pruebas de oficio que destaparon nuestra relación. Y acabaron con nuestro negocio.

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  • Imagen de perfilInsomnio

    Jerónimo Hernández de Castro 

    Resulta llamativo que un jurista de su experiencia, veterano ministro de Economía, llevara tantas noches en vela.
    La situación no era muy distinta de la vivida por sus antecesores: quiebra técnica mantenida durante décadas, con una patria en bancarrota demasiado acostumbrada a la inflación galopante.
    Lo peor de todo era la solución inminente que estaba a la vista, sin necesidad de decretar nuevos planes condenados al fracaso, ni mendigar la usura de los organismos internacionales.
    La reunión definitiva a la que anhelaba no acudir, se había convocado para el día siguiente y todo apuntaba a un eficaz rescate, a cargo del cartel más poderoso del país.

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  • Imagen de perfilEL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE

    Esteban Torres Sagra 

    Lo adopté siendo un cachorro todavía. Su nombre es Álex, pero yo le llamo Lex. No tendría más de veintidós o veintitrés añitos cuando su llamativa foto, en un cartel de la Facultad, buscando amo captó mi atención. Sus ojillos tristes parecían decretar un rescate.
    Le he enseñado todo lo que sabe y se ha convertido en mi becario dilecto. Me defiende de auditorías, cláusulas abusivas, acusaciones sin fundamento, querellas, denuncias administrativas… con rabia, a mordiscos casi.
    Le pago en especie y hasta mi hija mayor le ha cogido tanto cariño que se lo quería llevar a su casa, a vivir con ella. Siempre que la ve mueve la colita. Pasa muchas noches en vela en el despacho y gruñe cuando alguien que entra no le gusta.
    – ¡Calma, Lex, sit down, y dale la manita a esta inspectora de trabajo tan simpática!

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  • Imagen de perfilJUSTICIA EN SUS LÍMITES

    juan perez morala 

    Los límites entre las fincas de dos parroquianos de Magaz de los Oteros, Graciano y Florencio, discurrían por una franja de tierra quebrada y abrupta. Quizás este hecho había dado lugar, desde siempre, a conflictos de linderos.

    Los lugareños, aunque no tuvieran vela en el asunto, no comprendían cómo, por un terreno yermo, habían llegado a las manos, después de una de sus célebres y festivas partidas de cartas.

    Graciano consideraba invadida su finca y se propuso el rescate. Removió mojones y colocó carteles intimidatorios a lo largo de su particular línea divisoria: “propiedad particular, no traspasar”.

    Florencio, en civilizada respuesta, acudió a la abogada. No hubo acuerdo y sí juicio. La resolución judicial vino a decretar la aplicación de la regla “rebus sic estantibus”; volver a la situación anterior.

    Lo llamativo fue el inciso final de la aplaudida Sentencia: “y retomen la cordura de su partida de tute dominical”.

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