Imagen de perfilCUENTOS CHINOS

Eva María Algar García 

Mi única referencia para predecir el ocaso del día es el luminoso parpadeo del cartel anunciador que atraviesa la persiana. Verde–rojo–verde–rojo…He perdido la cuenta de las noches que llevo en vela.

He de confesar que el caso me pareció llamativo y lucrativo en un principio, pero ahora lamento profundamente haberlo aceptado. Fui un inconsciente al osar enfrentarme a las poderosas triadas chinas, y un iluso al pensar que sería fácil desmantelarlas gracias al testimonio de mi cliente.

Verde-rojo-verde…

Resulta increíble. El Juzgado tuvo que decretar previamente numerosas suspensiones por sospechosas enfermedades de testigos, falta de notificaciones, petición de pruebas anticipadas…y ahora esto. Años de ardua preparación tirados por la borda. Jamás pensé que secuestrarme y amordazarme antes del juicio formara parte de la estrategia de la defensa. ¡Ni siquiera han pedido rescate!

Si salgo de ésta, prometo que dejaré definitivamente el penal.

Rojo-verde-rojo…

Y la comida china.

 

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