Imagen de perfilEL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE

Esteban Torres Sagra 

Lo adopté siendo un cachorro todavía. Su nombre es Álex, pero yo le llamo Lex. No tendría más de veintidós o veintitrés añitos cuando su llamativa foto, en un cartel de la Facultad, buscando amo captó mi atención. Sus ojillos tristes parecían decretar un rescate.
Le he enseñado todo lo que sabe y se ha convertido en mi becario dilecto. Me defiende de auditorías, cláusulas abusivas, acusaciones sin fundamento, querellas, denuncias administrativas… con rabia, a mordiscos casi.
Le pago en especie y hasta mi hija mayor le ha cogido tanto cariño que se lo quería llevar a su casa, a vivir con ella. Siempre que la ve mueve la colita. Pasa muchas noches en vela en el despacho y gruñe cuando alguien que entra no le gusta.
– ¡Calma, Lex, sit down, y dale la manita a esta inspectora de trabajo tan simpática!

 

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