Leticia Morillo Canales

Microrrelatos publicados

  • YO TE CREO

    Llegó el día del juicio. Frente a la mudable declaración del semidiós, la mujer había relatado una y otra vez, sin modificar una coma, la misma historia de horror y violencia. A pesar de ello, la plebe, congregada en el tribunal, no sabía a quien creer. Muchos incluso, cegados por su halo divino, victimizaban al héroe y justificaban su ánimo libidinoso, alegando que había sido objeto de hechicería. Pero ella no era bruja ni una infame. Era una simple mortal, anónima e invisible que, rechazada por las miradas escrutadoras que se clavaban en su mancillado cuerpo, solo hallaba amparo en su abogada. Esta le sonrió con afecto y le aseguró que lucharían juntas hasta el final, hasta lograr la equidad y la justicia de una sentencia condenatoria que despojara a su verdugo de su máscara dorada, revelando al mundo su verdadero ser

    | Marzo 2024
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 10

  • AUTOBIOGRAFÍA

    Recuerdo el último cumpleaños con mi padre. Me donó su automóvil. Y es que tenía afición por regalar cosas que empezaran por «auto»: autógrafos de famosos, libros de autoayuda (aunque yo prefería las novelas), autodefinidos, entradas para el autocine (solíamos ir a ver juntos capítulos de «Los autos locos» cuando era muy niño)... También me brindó autoestima y autodeterminación. Gracias a él me sumergí en el proceloso océano legal y estudié Derecho. Me especialicé en Derecho Autonómico y dediqué mis primeros años a la docencia. Ahora soy autónomo. Ejerzo como abogado y me paso el día entre autos y sentencias. Teniendo en cuenta todo mi legado paterno no me quedaba otra alternativa o, al menos yo, me autoconvenzo y autocomplazco en ello.

    | Octubre 2023
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 26

  • SOY ABOGADO

    Me invadió en segundos ese afán pletórico que alimenta mi vocación. La concentración con sus pancartas y vítores a la puerta del Juzgado me impulsó, maletín en mano, como un cohete hacia el interior. Trabajar en el turno de oficio me provoca una especial excitación, una reafirmación de esos valores que mis padres insertaron en mi médula desde que abrí los ojos. Imaginé que ellos sentirían orgullo y complacencia viéndome ayudar a los demás. A mi lado mi cliente me escrutaba con su mirada desvalida, implorando mi buen hacer, como si yo fuera el Todopoderoso. Suspiré. ¿Qué opinaría papá? Me parece escucharlo. «Fundamental, querido Jorge». Y su voz me impele a darle unas palmaditas en la espalda, aunque aquel hombre años atrás se convirtiera en el vecino inesperado e inquilino moroso que también entonces se hizo con la vivienda que la buena de doña Dolores alquilaba para blindar su pensión.

    | Julio 2023
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 8

  • LA VIDA EN UN SEGUNDO

    Observó por la ventana las flores del jardín y cómo los pájaros bebían del agua de la piscina. No sonrió. No parpadeó. Su corazón ya no esperaba otro milagro de la primavera. Hacía años que ya no soñaba con viajar a países exóticos, con gestar y ver germinar sus proyectos y sueños. Pasaba los días apostada en ese lugar, comprobando cómo el paisaje mudaba su color mientras la recorría un dolor transversal de pies a cabeza, desde el alma hasta la epidermis. Gracias al abogado residía ahora en aquel adosado de doscientos metros cuadrados, aquel que su marido y ella imaginaron. «Donde el niño pueda jugar al aire libre», decían siempre. Pero el jardín estaba desierto, la casa en silencio y ella ligada a una silla de metal a causa de aquel accidente cuya negligencia de un joven ebrio la dejó sin más protección y compañía que sus propios recuerdos.

    | Abril 2023
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 10

  • COMO EL REY SALOMÓN

    Me sentí como el rey Salomón cuando mis vecinos vinieron a casa en busca de asesoramiento jurídico. El rechazo a la custodia compartida requería estudiar otras opciones para alcanzar un consenso. Así, en mi afán por mediar en aquella confrontación escuché con atención sus alegatos. Él decía que se había trasladado a una casa en el campo donde la criatura podría correr, jugar y saltar. Ella, que siempre había sido la encargada de su cartilla de vacunación, sus dolencias y alimentación.
    Formulé mi alternativa en forma de pregunta:
    —¿Qué hacemos? ¿Lo partimos por la mitad?
    Ambos callaron. Observé al ser peludo de cuatro patas, escudriñando en su mirada una resolución. En ese momento mi hijo, que jugaba cerca en el salón convertido en bufete, gritó:
    —¡No, papá, no! ¡No le hagas daño!
    El animal corrió hasta él y se fundieron en un abrazo. Sonreí. Mi veredicto estaba claro.

    | Enero 2023
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 8

  • SÍNDROME DE ULISES

    Debía repasar toda la documentación antes de presentarla. Frente a impresos de formato imposible, certificados, datos y fechas, sobrevolé fugazmente sobre mi propia vida. Algunos dirían que es interesante. He viajado mucho, eso es verdad, pero pocos se cuestionan el desarraigo que vertebra mis días. Mi corazón, mi tierra, mi gente siguen anclados al otro lado del océano ¿Y el dolor? ¿Qué me decís del dolor? La foto de mi hijo, tomada a la edad de tres años, acumula en sus arrugas ambarinas los incontables besos que le doy cada mañana, cada noche. Hoy tiene once y gracias a Marina, la abogada en cuya casa trabajo desde mi llegada a España hace dos años, mi anhelo de tenerlo conmigo se hace tangible. Y es que ahora tramito su visado para posibilitar la vuelta soñada a nuestra vida juntos en este lugar que ahora será nuestro hogar.

    | Septiembre 2022
     Finalista
     Votos recibidos por la Comunidad: 13

  • Y SE HIZO LA LUZ

    El destinatario era yo, estaba claro. La factura de mi compañía de electricidad presentaba el desglose habitual: período de facturación, potencia contratada..., pero aquel importe desorbitado sobrepasaba claramente las cifras recitadas diariamente por los medios de comunicación. Me lancé rápidamente a navegar por internet. Rastreé opiniones de otros usuarios con los que empatizar y encontrar consuelo ante una desgracia común. Muchos de ellos habían obtenido un pronunciamiento desestimatorio a sus pretensiones, aumentando mi desesperación. Yo era de los que habían racionalizado el consumo e incluso tenía configurada una alarma que coincidía con el inicio de la hora valle. No podía hacer otra cosa, trabajando a comisión y con el yugo de la pandemia. Conversando después con una abogada de mi bufete vi la luz: ¿y si fuese víctima de un enganche ilegal? Pensé entonces en mi vecino Mateo y su presunta afición por el cultivo de hierbas de la risa.

    | Febrero 2022
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 13