Imagen de perfilYO TE CREO

Leticia Morillo Canales 

Llegó el día del juicio. Frente a la mudable declaración del semidiós, la mujer había relatado una y otra vez, sin modificar una coma, la misma historia de horror y violencia. A pesar de ello, la plebe, congregada en el tribunal, no sabía a quien creer. Muchos incluso, cegados por su halo divino, victimizaban al héroe y justificaban su ánimo libidinoso, alegando que había sido objeto de hechicería. Pero ella no era bruja ni una infame. Era una simple mortal, anónima e invisible que, rechazada por las miradas escrutadoras que se clavaban en su mancillado cuerpo, solo hallaba amparo en su abogada. Esta le sonrió con afecto y le aseguró que lucharían juntas hasta el final, hasta lograr la equidad y la justicia de una sentencia condenatoria que despojara a su verdugo de su máscara dorada, revelando al mundo su verdadero ser

 

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2 comentarios

  • ¡Enhorabuena por este fantástico microrrelato! Muy original esa remisión a la Antigüedad Clásica para narrar una historia de rabiosa actualidad. Y gracias por ese reconocimiento a nuestro trabajo. Al fin y al cabo somos, en muchos casos, el primer apoyo a la víctima y los que llevamos a cabo también un primer enjuiciamiento de los asuntos. Un saludo.