YO TE CREO
Leticia Morillo CanalesLlegó el día del juicio. Frente a la mudable declaración del semidiós, la mujer había relatado una y otra vez, sin modificar una coma, la misma historia de horror y violencia. A pesar de ello, la plebe, congregada en el tribunal, no sabía a quien creer. Muchos incluso, cegados por su halo divino, victimizaban al héroe y justificaban su ánimo libidinoso, alegando que había sido objeto de hechicería. Pero ella no era bruja ni una infame. Era una simple mortal, anónima e invisible que, rechazada por las miradas escrutadoras que se clavaban en su mancillado cuerpo, solo hallaba amparo en su abogada. Esta le sonrió con afecto y le aseguró que lucharían juntas hasta el final, hasta lograr la equidad y la justicia de una sentencia condenatoria que despojara a su verdugo de su máscara dorada, revelando al mundo su verdadero ser
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¡Enhorabuena por este fantástico microrrelato! Muy original esa remisión a la Antigüedad Clásica para narrar una historia de rabiosa actualidad. Y gracias por ese reconocimiento a nuestro trabajo. Al fin y al cabo somos, en muchos casos, el primer apoyo a la víctima y los que llevamos a cabo también un primer enjuiciamiento de los asuntos. Un saludo.
Muchas gracias, Miguel. Me alegro de que te haya gustado. Sí, la idea era establecer ese paralelismo con el pasado para reflejar que este tipo de delito sufrido por las mujeres ha existido siempre. Y continúa existiendo, por desgracia. Un saludo.