Imagen de perfilY SE HIZO LA LUZ

Leticia Morillo Canales 

El destinatario era yo, estaba claro. La factura de mi compañía de electricidad presentaba el desglose habitual: período de facturación, potencia contratada…, pero aquel importe desorbitado sobrepasaba claramente las cifras recitadas diariamente por los medios de comunicación. Me lancé rápidamente a navegar por internet. Rastreé opiniones de otros usuarios con los que empatizar y encontrar consuelo ante una desgracia común. Muchos de ellos habían obtenido un pronunciamiento desestimatorio a sus pretensiones, aumentando mi desesperación. Yo era de los que habían racionalizado el consumo e incluso tenía configurada una alarma que coincidía con el inicio de la hora valle. No podía hacer otra cosa, trabajando a comisión y con el yugo de la pandemia. Conversando después con una abogada de mi bufete vi la luz: ¿y si fuese víctima de un enganche ilegal? Pensé entonces en mi vecino Mateo y su presunta afición por el cultivo de hierbas de la risa.

 

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