XV Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

Ganador del Mes

Imagen de perfilHASTA EL CONO

Miguel Ángel García Rodríguez 

Todos me conocen como eñe. Llevo un gran peso sobre mis hombros, no sólo debido al trazo que me adorna, sino como máxima representante de un idioma hablado por millones de personas. Por desgracia, me siento ninguneada por el resto. Sin mí habría problemas de comunicación, pues desear feliz año no implica poder sentarse sin sufrir, que alguien acune monedas se trataría de un acto de locura o soñar ya no sería lo mismo. Contraté a un buen abogado, que ya había llevado causas como el maltrato de la hache en las escuelas, y llevé mi caso al Congreso, donde se llegó a debatir sobre si se me debería proteger. Por fortuna, se produjo algún acuerdo para brindarme cierto amparo legal. El resto de mis hermanas no entienden mi desesperación, pero cosas como estar arrinconada o desaparecida en un teclado, hacen que una acabe hasta el cono.

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El más votado por la comunidad

Imagen de perfilHASTA EL CONO

Miguel Ángel García Rodríguez 

Todos me conocen como eñe. Llevo un gran peso sobre mis hombros, no sólo debido al trazo que me adorna, sino como máxima representante de un idioma hablado por millones de personas. Por desgracia, me siento ninguneada por el resto. Sin mí habría problemas de comunicación, pues desear feliz año no implica poder sentarse sin sufrir, que alguien acune monedas se trataría de un acto de locura o soñar ya no sería lo mismo. Contraté a un buen abogado, que ya había llevado causas como el maltrato de la hache en las escuelas, y llevé mi caso al Congreso, donde se llegó a debatir sobre si se me debería proteger. Por fortuna, se produjo algún acuerdo para brindarme cierto amparo legal. El resto de mis hermanas no entienden mi desesperación, pero cosas como estar arrinconada o desaparecida en un teclado, hacen que una acabe hasta el cono.

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Relatos seleccionados

  • Imagen de perfilYotuve

    William Teixeira Correa 

    ¡Ah, qué día maravilloso! Después de mucho debatir el proyecto, el Congreso se ha puesto de acuerdo y ha aprobado la ley que rebaja considerablemente los impuestos para quienes trabajamos en medios de comunicación. ¡Quién iba a soñar con algo así! Y, como si eso fuera poco, hoy he llegado a los tres millones de suscriptores en mi canal “Pregúntale al abogado” y he recibido nuevas y jugosas propuestas de empresas que quieren que promocione sus productos. Mañana mismo haré las maletas y dejaré Andorra para volver a España. Claro que no todo es color de rosa; muchos de mis colegas parecen no lograr adaptarse a los nuevos tiempos y critican lo que hago. “Lo que haces no es otra cosa que asesoría legal gratuita, perjudicando así al gremio”, dicen algunos. Otros me preguntan: “¿Acaso ya no tienes solidaridad?” “¿No tienes empatía?” “¿No tienes corazón?” Y yo les respondo: “Yotuve”.

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  • Imagen de perfilEl mediador

    Gabriel Pérez Martínez 

    Mi madre es abogada; mi padre, fiscal. Se conocieron en la radio en 1999: los invitaron a debatir sobre la Ley del Ejército Profesional aprobada en el Congreso. Papá estaba a favor de la mili; mamá, no. Sin embargo, aunque en ese programa solo se llevaron la contraria, llegaron a un acuerdo para verse fuera de las ondas de comunicación y en unos meses se casaron.
    De mi infancia, recuerdo que discutían hasta dormidos. Yo intentaba ejercer mi facultad conciliadora, siempre sin éxito. Así, cuando cumplí diez años, se divorciaron.
    Nunca dejé de soñar con que alguna vez acercarían posturas gracias a mi intercesión, pero no hubo manera. Eso sí, ambos tuvieron claro que debían transmitirme su amor tanto por mí como por el Derecho.
    Hace un año, aprobé las oposiciones a judicatura y hoy es mi primer juicio. Mi madre es la abogada. Mi padre, el fiscal. Ya veremos…

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  • Imagen de perfilPRINCIPIO DE ECONOMÍA

    Esteban Torres Sagra 

    Tras la tercera reunión a solas, afloraron mayores expectativas de las partes, pero menos coincidencias de fondo; egos más enfrentados y escasa comunicación verbal.
    Sin ninguna concesión al otro y sin una base para debatir y acercar posturas de una vez por todas, aquel último argumento de ella: “soñar es gratis y solo me veo como magistrada del Constitucional”; y el de él: “hay que tener los pies más en el suelo y opositar a lo que sea”, abocaron a que se despidieran sin acuerdo y sin concertar ninguna otra cita.
    Fue al año siguiente, por casualidad, en un congreso organizado por el Colegio de Abogados para analizar el “Principio de eficacia, economía y celeridad”, cuando retomaron la negociación y, más que acercar posturas, las practicaron todas. Luego nací yo, que acabo de descubrir de dónde he sacado esta vocación enfermiza por resumir historias de amor en ciento cincuenta palabras.

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  • Imagen de perfilLa sentencia

    Juan Antonio Suárez Merino 

    Nunca nada te hizo tanto soñar con una victoria. Es verdad que siempre has preferido llegar a un acuerdo y cumplir los parámetros del mismo. Pero si me recurres, normalmente, seré la cuestión a debatir entre ponentes y magistrados.
    El único requisito es que tengo que ser objeto de comunicación a las partes, abogados y fiscales. Se dice que me dictan, aunque normalmente aparezco redactada en un papel con la firma digital del Juez en la parte de abajo del folio. Soy de obligado cumplimiento, no obstante, muchas veces me repudias, al no estar conforme con mi fallo.
    Mi poder es infinito, si me lo propongo puedo poner patas arriba el Congreso de los Diputados con mis pronunciamientos.
    Conmigo puedes llorar de felicidad, de tristeza, reir, gritar, saltar, insultar, aplaudir...
    Así que ya sabes, si alguna vez me encuentras en tu camino, hazme caso, te irá mejor en tu vida.

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  • Imagen de perfilLA LEY DEL SILENCIO

    Ana Isabel Rodríguez Vázquez 

    Asistía a una ponencia en el congreso de la abogacía, cuando recibí una llamada del colegio de mi hijo. La comunicación fue escueta: - Lamentamos informarle de un terrible accidente.
    Nico llevaba meses comportándose de forma extraña. Estaba triste y se mostraba esquivo a mis preguntas. Buscaba excusas para no ir a clase, y cuando intentaba debatir sobre el tema, guardaba silencio.
    Nunca sospeché que el perverso acuerdo de un grupo de chavales, sus amenazas y vejaciones, convertirían su vida en un infierno. Acosadores y testigos le empujaron a la desesperación.
    Supe de sus miedos cuando leí la carta que dejó sobre el alféizar de la ventana.
    Ahora soy una madre indignada. Una abogada que lucha para que esas "cosas de chiquillos" se consideren delito. Incluso me permito soñar que el caso de Nico cambie la ley y salve la vida de otros niños.
    Para él ya es demasiado tarde.

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  • Imagen de perfilEl mundo que viene

    Manuel Rodríguez Antón 

    3 de mayo de 2023, 18.55 horas, Centro de convenciones de Port Aventura (Tarragona): cinco minutos para el evento del año. Antes de salir recuerdo orgulloso la comunicación que recibí del Consejo General hace unos meses y con la que otros colegas solo pueden soñar. “Enhorabuena: ha sido Ud. elegido para participar como ponente en el acto de apertura del XIII Congreso de la Abogacía Española. Objetivo: fomentar la cultura del acuerdo y debatir de manera conjunta sobre el futuro de la profesión”. Más de 2.000 asistentes y un público potencial de 150.000 abogados, la gran cita de la profesión, los Óscar del Derecho. Me sudan las manos, pero enseguida escucho mi nombre, mi trayectoria y mis logros académicos, y me relajo. Desde la tarima reconozco a magistrados, catedráticos, compañeros, etc. Les devuelvo el saludo.

    -Queridos amigues…, carraspeo, dando comienzo al discurso que me ha preparado ChatGPT-.

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  • Imagen de perfilTécnicas de visualización

    Ander Balzategi Juldain 

    Gabriel seguía creyendo en ese aforismo que decía que, para triunfar, primero hay que soñar triunfando. Le había funcionado en su vida laboral, cientos de contratos, de acuerdos lucrativos que había firmado como abogado los había soñado antes, uno por uno. Más tarde, cuando saltó a la política y consiguió llegar al congreso, dio muestras de una elocuencia admirable, debatir no es tarea fácil si no te has preparado antes soñándote en el estrado. Pero incluso en casa, con los problemas de comunicación de su hija adolescente usaba esa técnica de ensoñación, visualizaba las conversaciones con ella antes de enfrentarse. Se lo contaba tal cual a su abogado a través del telefonillo de la cárcel y le pedía a él que también lo intentase. Éste asentía al otro lado del cristal, pero dudaba de que soñando pudiese librarle de las acusaciones de prevaricación y cohecho.

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  • Imagen de perfilEL CUENTO DEL LECHERO

    ANA Mª GARCÍA YUSTE 

    Es bueno soñar, estoy seguro de ello. Me gusta imaginar que gano este pleito y que mi cliente salva su vaquería. Tras debatir intensamente llegamos a un acuerdo, recibe una cuantiosa indemnización y la invierte en modernizar las instalaciones y comprar buenos piensos. Las vacas dan más y mejor leche gracias a las canciones de ascensor del hilo musical que les han puesto y a las charlas que tienen con su terapeuta emocional, y el negocio se expande tanto que me contratan, cierro contratos de vértigo y me hago tan famoso que abro mi propio gabinete internacional. Y venga a ganar casos, y dinero, y gloria hasta que el soniquete de un mail me despierta del soporífero congreso donde me encuentro. Leo la comunicación: Sentencia, “… y doscientos euros de compensación”. Hasta Margarita, la becerra a la que le mordió el perro, lo entiende: es bueno soñar, pero no tanto.

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  • Imagen de perfilASÍ SON LOS DIVORCIOS

    Guillermo Portillo Guzmán 

    Es difícil debatir cuando falta comunicación. A nuestra historia le faltaba acuerdo. Los años que llevábamos juntos pasaban factura y querían cobrar sin descuentos, sin rebajas de ninguna clase.
    Todo comenzó veinte años atrás, cuando nos conocimos en aquel congreso de la Abogacía Española y decidimos unir nuestros destinos.
    Trabajamos juntos. Vivíamos juntos. Compartíamos todo. El afecto y la admiración flotaban a nuestro alrededor. Y nos hacían soñar.
    Soñábamos con el éxito profesional, con la satisfacción personal, con la realización de todos nuestros planes de futuro.
    Pero nada es eterno si no lo cuidas con cariño, con dedicación, entregándote sin condiciones. Y la ruptura no se hizo esperar. Llamó a la puerta de nuestro despacho y le prendió fuego a todo.
    Miguel trabaja ahora para una aseguradora. Y yo soy abogado del turno de oficio. Coincidimos en un juicio. No lo dudé. Afilé el cuchillo y fui a por él.

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