Imagen de perfilPRINCIPIO DE ECONOMÍA

Esteban Torres Sagra 

Tras la tercera reunión a solas, afloraron mayores expectativas de las partes, pero menos coincidencias de fondo; egos más enfrentados y escasa comunicación verbal.
Sin ninguna concesión al otro y sin una base para debatir y acercar posturas de una vez por todas, aquel último argumento de ella: “soñar es gratis y solo me veo como magistrada del Constitucional”; y el de él: “hay que tener los pies más en el suelo y opositar a lo que sea”, abocaron a que se despidieran sin acuerdo y sin concertar ninguna otra cita.
Fue al año siguiente, por casualidad, en un congreso organizado por el Colegio de Abogados para analizar el “Principio de eficacia, economía y celeridad”, cuando retomaron la negociación y, más que acercar posturas, las practicaron todas. Luego nací yo, que acabo de descubrir de dónde he sacado esta vocación enfermiza por resumir historias de amor en ciento cincuenta palabras.

 

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