Francisco Sánchez Egea

Microrrelatos publicados

  • Hiperficción explorativa

    Elija su propia historia. ¿No ha entrado aquí para eso? Puede usted viajar por la psique de los personajes del relato que aspira a gestar. Le concedemos ese privilegio. Conocido el acontecimiento, desarrolle las motivaciones de los protagonistas, los atenuantes y agravantes, la línea transversal que los une para explicar el acto mismo… Invente su vida con todo detalle: sus trastornos afectivos en primavera y otoño, los olores que repudian, los dolores que les afligen. Seleccione los testigos, coacciónelos u ofrézcales protección. Elimine, coloque o manipule las pruebas. Forje el futuro de quien se le antoje, condenándolo a una u otra pena, otorgándole la libertad sin cargos, victimizándolo hasta su conversión a mártir. Usted es, aquí, el creador.
    Pero, decida lo que decida, si precisa de nuestros servicios, prepare usted su billetera porque, en esta tierra, los únicos que trabajáis gratis sois los escritores.

    | Abril 2023
     Participante
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  • Ladrillos y cemento

    “Sí, derecho al andamio es donde vas”, solía decir mi padre cuando le comentaba mi proyecto de vida. Era evidente su deseo de que me quedase en la empresa familiar y cerca de su dulce hogar, pero siempre pensé que bromeaba, hasta el día que me dijo que no me pagaba la carrera, que me buscase la vida si quería estudiar. “Tienes que empezar a ser un hombre”, fueron sus palabras tras negarme parte de los ahorros legados por el abuelo. No entendía por qué, si tanto se quejaba de los ladrillos y el cemento, quería el mismo futuro para mí. No puedo decir que le haya perdonado, pero hoy, el día de mi graduación, he sentido cierta pena por el pobre animal, cuando le he pillado frotándose sutilmente los ojos para que nadie, ni mi madre ni mis cinco hermanos pequeños, le viera llorar.

    | Abril 2022
     Participante
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  • Tormenta

    Había soñado con una tormenta, como el día que falleció mi padre. Te supliqué que no fueras al despacho, que volvieras a la cama. Sabíamos que el ambiente estaba crispado tras la condena. Admitiste que no hay conciliación posible con quien solo alberga odio en su interior, pero me dijiste que vivir con miedo es igual que no vivir. Te llame hipócrita, sin rencor, sin malicia. Y nos echamos a reír tristemente, con la sal en los labios, ante tanta verborrea romántica. Supongo que guardábamos esa extraña esperanza que te mantiene cuerdo frente a las grandes tragedias, confiando, inconscientemente, en que todo aquello no era más que la exageración dramática del miedo a un desenlace improbable. Al menos te recordaré así, riéndote. Es el único pensamiento que me calma ahora, en tu funeral, y me ayuda a fingir ante tu marido y tus hijos que eras simplemente mi abogada.

    | Marzo 2022
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  • El Ganador

    En el Colegio de Abogados han empezado a llamarme el Ganador. Lo odio, pero sonrío cuando me lo dicen. Además, es cierto, siempre gano. Haga lo que haga. Doy pasos de leguleyo principiante. Cometo errores tan graves y escandalosamente visibles que, en ocasiones, temo estar poniendo en riesgo mi carrera, porque es imposible hacerlo tan mal. No importa, mis clientes siempre salen a la calle en un tiempo récord. Anoche me tropecé con uno de ellos. Estaba tumbado en una acera, envuelto entre tejidos congelados, luchando por preservar el calor de su cuerpo en el invierno más frío que se recuerda. Me llaman el Ganador, y yo ya no sé qué hacer para perder.

    | Octubre 2021
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  • Nada que hacer

    Mañana defiendo a mi padre en la revisión de su sentencia. La Fiscalía ha asumido que no fue el suyo un juicio justo. El entorno hostil en que se celebró, la presión mediática, un jurado probablemente condicionado por la opinión pública… Desprotegido ante los onerosos letrados de la acusación, hasta tres abogados de oficio le negaron una oportunidad, alegando que no creían en su inocencia. ¿Defensa privada? Si apenas teníamos para comer. Pertenecíamos a esa parte de la población denominada colectivo vulnerable. Éramos víctimas de la pobreza que el mundo no consigue erradicar, si acaso realmente lo intenta. De hecho, no pudimos pagar mi carrera, pero conseguí estudiar porque, afortunadamente, no hay que matar a nadie para entrar en prisión, ni hacer demasiado daño para pasar allí el tiempo que requiere una Licenciatura en Derecho, y yo no tenía empleo, ni futuro, ni nada que hacer aquí fuera.

    | Junio 2021
     Participante
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