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Francisco Sánchez Egea · Murcia 

Mañana defiendo a mi padre en la revisión de su sentencia. La Fiscalía ha asumido que no fue el suyo un juicio justo. El entorno hostil en que se celebró, la presión mediática, un jurado probablemente condicionado por la opinión pública… Desprotegido ante los onerosos letrados de la acusación, hasta tres abogados de oficio le negaron una oportunidad, alegando que no creían en su inocencia. ¿Defensa privada? Si apenas teníamos para comer. Pertenecíamos a esa parte de la población denominada colectivo vulnerable. Éramos víctimas de la pobreza que el mundo no consigue erradicar, si acaso realmente lo intenta. De hecho, no pudimos pagar mi carrera, pero conseguí estudiar porque, afortunadamente, no hay que matar a nadie para entrar en prisión, ni hacer demasiado daño para pasar allí el tiempo que requiere una Licenciatura en Derecho, y yo no tenía empleo, ni futuro, ni nada que hacer aquí fuera.

 

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