Pablo García Muñiz

Microrrelatos publicados

  • Tareas pendientes

    A veces, uno fallece tan repentinamente que ni siquiera tiene tiempo a asimilarlo. Eso le sucedió a mi último cliente. Se negaba a aceptar su muerte porque, decía, tenía aún muchos temas que solucionar: adquirir un nicho, redactar un testamento, regalar un ramo de rosas rojas a su esposa por su cumpleaños, como cada año. Por último, vengarse, vía legal, del hombre que le asesinó. Fue en un callejón, seis disparos a bocajarro a la altura del pecho. Impresionaba ver su torso agujereado.

    El día del juicio, al verle sentado a mi lado, su asesino palideció.

    - ¡Cómo es posible! -vociferaba, asustado- ¡Yo maté a ese hombre hace meses!
    - Señoría -le interrumpí-, tome nota de que el acusado acaba de declararse culpable del crimen.

    Satisfecho y con sus deberes hechos, mi cliente no tuvo otra alternativa que desvanecerse ahí mismo delante de todos, sin tan siquiera esperar el auto.

    | Octubre 2023
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 14

  • Mi corbata de la suerte

    Después de perder mi corbata de la suerte, mi puesto en el bufete y a mi esposa -el mismo mes y por ese orden-, acudí al psicólogo, al que solo era capaz de hablar del extravío de mi corbata, culpable de todos mis males.

    - He ganado infinidad de juicios a su lado. Tras veinte años juntos, no imagino un futuro sin ella -le explicaba yo, hablando de mi corbata-.

    Él sugirió que la corbata solo era el punto en que yo focalizaba mi frustración por el resto de pérdidas. Me animó a promover una serie de cambios saludables que mejorarían mi vida y me dio algunos consejos para una mejor conservación de objetos valiosos. Funcionó, hasta el día del juicio por el divorcio.

    Hasta que vi que los intereses de mi mujer estarían representados por mi antiguo jefe. Hasta que vi, colgando de su cuello, mi preciosa corbata verde.

    | Septiembre 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 8

  • Historias de Maratonaz

    Aquilino vivía obsesionado con un nicho cuya herencia le había tramitado yo mismo, meses atrás. Le perturbaba poseer algo de lo que nunca disfrutaría y pasaba los días buscando un empleo adecuado para su propiedad. Quiso convertirlo en almacén, huerto urbano, hotel.

    - ¡Lo alquilaré a turistas! -decía-. "VIVA POR UNA NOCHE LA EXPERIENCIA DE ESTAR MUERTO". Imagine, abogado.

    Logré erradicar tamaños disparates de su mente, pero no conseguí evitar que Aquilino utilizara su nicho para dormir sus siestas vespertinas, a la mínima oportunidad. Sentirse vulnerable a la muerte -decía- le llenaba de vitalidad.

    Tanto tiempo pasó en su nicho que la parca le alcanzó dentro. Quizás fue él quien alcanzó a la parca, no sabría decir. A la ceremonia acudimos todos los vivos de Maratonaz, muy superados en número por la población de difuntos. Y era extrañamente reconfortante ver la expresión sosegada de Aquilino. Aliviado, realizado... Tan finadamente feliz.

    | Junio 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 9

  • Igor Ivonevic

    Acusaban a Igor Ivonevic del asesinato de cinco políticos. Cinco asesinatos que se habían producido en núcleos urbanos tan alejados como Toledo, Madrid, Oviedo, Valencia y Sevilla. El mismo día, a la misma hora.

    No teníamos dudas: Igor era el chivo expiatorio de algún tipo de trama que escapaba a nuestro entendimiento y decidimos construir una defensa inusual, tan resiliente como arriesgada. Buscamos pruebas inculpatorias en cada uno de los escenarios: testigos, huellas, grabaciones. Si demostrábamos que Igor era el autor material de cinco asesinatos simultáneos, no podrían culparle de ninguno.

    A la salida del juzgado, Igor sonrió, por primera vez desde que nos conocimos.

    - Enhorabuena, abogado -me dijo-, hoy ambos hemos evitado una condena segura.

    Y al alzar la vista, movido por una inquietud extraña, vi cómo Igor dejaba de apuntarme con su rifle desde todas y cada una de las ventanas del edificio de viviendas de enfrente.

    | Marzo 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 20

  • Toda una vida

    La causa del primer litigio entre los hermanos fue la propiedad de un nicho, herencia de su familia. Quise buscar una solución amistosa: - No tenéis edad para estas chiquilladas -les dije. Fue inútil. Ambos comenzaban una guerra fratricida que no estaban dispuestos a abandonar.
    Tras varios juicios ganados, pasé de proteger los intereses de Carlos a defender los de Juan cuando éste se ofreció a doblar mis honorarios y lo hice sin remordimientos, harto de sus disputas. Agotaron tiempo, salud y recursos peleando cada una de sus propiedades, como única forma de reivindicación personal.
    Hoy, soy el encargado de vigilar que la ceremonia se ajuste a la voluntad de ambos. El cementerio, vacío, su acceso cerrado a curiosos. Frente al mausoleo, el sepulturero y yo confirmamos en silencio la peor de mis sospechas: el doble féretro de los siameses no cabe entre las paredes del angosto y codiciado nicho.

    | Octubre 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 36

  • Agua para el romero

    Como abogado del Banco Nacional, me desplacé a la vivienda ocupada por Steffano para negociar con él. Steffano resultó ser un tipo encantador. Hablamos de la diferencia entre usurpación y allanamiento, de equidad social, del mercado inmobiliario. Agradeció mi educación y mis formas, mucho más humanas -dijo- que las de los desokupas que le habían visitado la última vez.

    Charlando sobre cambio climático, me enseñó algunas modificaciones que había introducido en la vivienda: un innovador sistema de filtros para mejorar la calidad del agua y unas placas solares que aumentarían significativamente el valor del inmueble.

    Días después, me despidieron del trabajo por una serie de rumores que no me esforzaré en matizar y hoy he preferido no acudir al juicio.

    Miro mi teléfono, esperando leer el mensaje de Steffano que me confirme que hemos ganado, mientras riego el romero -nuestro romero- con el agua más cristalina que haya visto jamás.

    | Septiembre 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 11

  • Mar

    Mar cruzó la puerta trasera del patio y saltó la alambrada hacia la calle. Las clases de historia de la profesora Verián eran un infierno del que debía huir.
    Enfiló la recta hacia casa pasando junto al viejo campo de fútbol. Para cuando su padre -un abogado que trabajaba por la zona- saliera a tomar el café de las doce, ella ya se habría refugiado en casa, donde nadie podría verla.

    En la tele, todos los canales hablaban de Siria. Un reportero entrevistaba a un hombre que huía con su hijo. Sus amigos y la escuela era lo que el pequeño decía echar más de menos. Por las noches, su padre le entretenía contándole historias del antiguo Imperio Persa y del Imperio Otomano, hasta que se dormía.

    Y Mar, se sintió irremediablemente mal. 'Quizás las clases de historia no sean tan malas', pensó. 'Aunque sean las de la profesora Verián'.

    | Junio 2016
     Participante