Imagen de perfilHE VENIDO A HABLAR DE MI MICRO

Manuel de la Peña Garrido 

– Como dijo el maestro Umbral, he venido a hablar de mi micro…
– Con la venia. Las alegaciones del demandante pretenden cuestionar la valoración del Jurado, amparada por su discrecionalidad técnica…
– Mi relato mereció ser publicado. Es original, sarcástico, sorprendente…
– Señoría, la Jurisdicción no puede proteger tales pretensiones. Insisto: no estamos aquí para debatir sobre Literatura, solo sobre el cumplimiento de las bases del Concurso.
– Algunas obras seleccionadas son una colección de tópicos buenistas y manidos, otras no son agradables de leer…
– Señor Calleja, usted ha demandado al Consejo y a la Mutualidad de la Abogacía por haber rechazado injustamente su microrrelato. Reconozco que hasta su apellido es propio de cuentista, pero debo aplicar el Derecho, no la Estética.
Y la magistrada sonrió. Una vez más, los justiciables fueron sus musas. Escribidora compulsiva, plasmó la escena en un cuentecillo que envió al Concurso. Bajo seudónimo.

 

+50

 

Queremos saber tu opinión

45 comentarios

  • Estoy perplejo y cabreado a partes iguales, amigo Manuel.
    Empiezo por el final. Un mes más por enésima vez, me comunican el rechazo de mi relato y por tanto, negándome la posibilidad de ser juzgado por el otro jurado, el de los lectores.
    Y finalizó por el principio. ¿Cómo sabías que iba a suceder y que iba a presentar alegaciones al Consejo de la Abogacía conforme a derecho y estética?

     
    1. Entiendo tu decepción, Guillermo. Viendo que mi creación tampoco ha merecido el beneplácito del jurado, este mes me toca a mí también sentarme a leer y comentar los micros de los demás y, quizá lo mejor: seguir aprendiendo de todos ellos, Manuel incluido jajaja. Había leído tu participación este mes incluso antes de resultar inadmitido y me sorprende porque creo que tu micro era bueno. ¡¡Un abrazo y mucho ánimo!!

       
      1. Agradezco tus palabras de aliento Francisco Javier y siento que nos perdamos todos tu asimismo rechazado relato que como nos tienes acostumbrados, hubiésemos disfrutado de su lectura y de tu envidiable ingenio.
        Y te aseguro que el que más aprende de los maestros de este concurso entre los que te encuentras, soy yo.
        Dicho esto, asumo perfectamente que estamos todos en manos de la subjetividad del jurado seleccionador y como dice José Luis más abajo, de las bases y fallos inapelables de dicho jurado. No lo discuto y lo acepto de buen grado. Pero lo que no comprendo ni me parece lógico es que esto es a fin de cuentas, un concurso literario y salvo excepciones muy puntuales, se debe valorar la originalidad, el estilo, la imaginación, el buen hacer y, obviamente, la calidad literaria en primer lugar. Y como bien nos cuenta Manuel en la voz del Sr. Calleja, todos los meses aparecen relatos ñoños, simples, manidos, insulsos, insípidos y absolutamente faltos de un mínimo de calidad literaria.
        Todo el mundo tiene derecho a participar, es una obviedad. Pero no todo concursante tiene derecho a ganarse el placer de poder ser leído. Esa satisfacción hay que ganársela mes a mes. Y creo que no debe ser gratuita.

         
        1. De acuerdo contigo. Estoy por aquí desde mayo y me sorprende que entre más de 12 mil miembros se repitan con frecuencia los autores seleccionados… ¿Es que el resto no escribe medianamente decente para, por lo menos, publicarles algo de vez en cuando? No sé, un poco de empatía o paridad no estaría mal, dada la opacidad de la selección.

          Y, con todos mis respetos, tras leer los 8 seleccionados (que también me parecen muy pocos) creo, humildemente, que los del mes anterior tenían mucho más peso. Por ahora no voto, lo siento.

           
          1. En primer lugar, Manuel, te pido disculpas por haber iniciado este intercambio de opiniones en tu espacio. Está visto que para gustos, el gazpacho o el salmorejo…
            Efectivamente Maricarmen, los gustos son subjetivos y seguramente así debe ser, si no, no seríamos libres.
            Pero un concurso con premios en este caso monetarios, no es una galería literaria sin más, por lo que la objetividad debería primar a la hora de valorar los relatos presentados, se repitan o no ciertos autores elegidos por el jurado y que en ocasiones, en muchas ocasiones coinciden con el gusto de los lectores reflejados en sus votos.
            Habrá que seguir intentando gustar al jurado participando, como bien dice Francisco Javier, sin desfallecer para intentar salir de la nevera que dice Manuel.

             
        2. Puedes leer los micros de aquellos que tienes como «amigos», entrando en su perfil y pinchando en una pestaña que dice «microrrelatos», ahí te salen los admitidos y los no admitidos…(por si quieres leer el mío de este mes); yo aprendo también mucho de los que no resultan seleccionados y los leo desde vuestros perfiles, pues así es como se empapa este micro-arte, leyendo, probando, experimentando y participando sin desfallecer, jejeje.

           
          1. No sabía que se podía hacer, pero he seguido tus indicaciones y he leído sin tu permiso algunos de tus relatos no seleccionados, amigo Javier.
            Entre todos, el del pasado mayo, «11 de septiembre», me ha parecido brillante en todo. Y eso es lo que no termino de comprender, que no fuese seleccionado para concursar cuando sí concursaron algunos muy, muy por debajo de ese «11 de septiembre» metido inmerecidamente en la nevera.

             
        3. Encantado, Guillermo, de cederos mi espacio; de que se convierta en una microágora.

          Y, como bien dices, para gustos… siempre habrá salmorejófilos y gazpachófilos.
          Porque, como parece que dijo Sáenz de Oiza, «sober gustos hay mucho escrito, pero puede que Ud. no lo haya leído» (en respuesta a una señora que le espetó. «sobre gustos no hay nada escrito»).

          Un abrazo.

           
    1. Muchas gracias, Guillermo, por tu apoyo incondicional. No desesperes; quizá a quien debas demandar es a las musas, que, como en la canción de Serrat, deben de andar ya de vacaciones.
      Y gracias por invocar al levante; sin duda, la vida está en el viento, en el aire, que no en vano Adán dejó de ser una pella de barro tras el soplo divino.
      Un fuerte abrazo.

       
  • Jajajaja, muy bueno Manuel. No sé por qué, pero tu relato coincide con algunos pensamientos que, alguna vez, han atormentado mi espíritu (y el de algunos otros participantes en éste certamen). Cierto es que muchas Bases informan explícitamente que el fallo del jurado será inapelable, y en caso contrario se asumen implícitamente, así que, lamentablemente, el sñor Calleja tenía el caso perdido desde el comienzo…
    Mi voto, (y mucha surte éste mes con el Jurado)

     
  • Para aprovechar el microágora que nos cede Manuel, varias cosas: Mi voto a su micro. No te quejes, Guillermo, porque leo bastantes de tus relatos y eso significa que los han seleccionado, aunque algunos se vayan al limbo. A mí no me han seleccionado nunca micro alguno, y van 34 seguidos sin fallar un mes. Reconozco que siempre he ido a la contra del buenismo y simplonería de las cinco palabras y sus sinónimos de todas las convocatorias. Siendo así no es de extrañar el destino de los 34.
    Pero ya no me quejo y prometo no quejarme más. Tampoco me quejaré de la derivada de las 5 palabras en ese tipo de relatos que describe Manuel.
    Este mes he mejorado mucho el resultado. No me han seleccionado porque no he presentado. Espero que esto se repita con frecuencia continua.

     
    1. Manuel, con tu permiso contesto al amigo Diego y aprovechándome de tu infinita paciencia, por alusiones le agradezco su lectura no solo de mis relatos, sino con seguridad los de todos. Y precisamente eso es lo mejor de este concurso, que ofrece la posibilidad de leernos todos. (Cambiaré de opinión cuando por incomparecencia de los maestros, lo gane).
      Una última cosa que ya se la comenté a alguien hace algún tiempo. Deberíamos organizar una quedada literaria para conocernos, pues la amistad ya está planteada, o en su defecto al menos, un grupo de «guasa» de WhatsApp, valga la redundancia.
      Y Diego, como me han dicho a mí, yo te lo digo a ti: no abandones y sigue escribiendo.
      Un abrazo para ti y otro para Manuel por la paciencia de aguantarme.

       
        1. Me permito intervenir en el foro de don Manuel para animar a Diego a seguir escribiendo y a fortalecer nuestros encéfalos literarios, rogándole no abandone a este grupo de amigos que se reúnen para «leerse». Si te resulta gratificante, al menos has conseguido visibilidad para que atienda y lea tus micros. Como dice Manuel, espero ver tu nombre en el tablón de los seleccionados algún mes. Un saludo.

           
          1. ¡UF! Gran lección me da, Señor. Tanto que todavía me quedan 12 días para tratar de remover las mitocondrias ¡y a ver si se cargan! (que esa es otra) sabiendo que quizá algún amigo curioso pueda entrar en ese territorio del ostracismo en el que con máxima probabilidad caerán una vez más esas 95 palabras. Y gracias por enseñarnos que se pueden leer micros no seleccionados de amigos. Trataré de aumentar la nómina, sobre todo con algunos a los que admiro por como escriben. Gracias, Francisco, por tu deseo final, aunque la «parienta insiste en que abandone». Y también por ese empujoncito gratificante. Un abrazo.

             
    1. A propósito

      Mi relato de este mes fue seleccionado el día 18 y publicado.
      Email recibido:
      «Enhorabuena, tu relato «UN ROBO CASI JUSTIFICADO» ha sido seleccionado por el jurado y opta al premio mensual del Concurso de Microrrelatos».
      Pero al día siguiente, con ingrata sorpresa, compruebo que aparece como NO SELECCIONADO. Y no me han dado ninguna explicación.

       
          1. Mi relato SELECCIONADO / NO SELECCIONADO (ENVIADO 18/07/2022)

            UN ROBO CASI JUSTIFICADO

            No es igual robar por capricho que por necesidad. Aunque en ambos casos es delito y puedes acabar en prisión. Y no es agradable estar encarcelado, lo sé por experiencia. Robé en el umbral de la pobreza, pero no sirvió mi alegación. ¡Ni con la ayuda de Alejo!, abogado y amigo desde la infancia. Me dijo sincero: «Poco puedo hacer, Robin». Había superado con creces el límite del hurto al llevarme la valiosa colección de relojes de un marqués. Al final, un año de prisión, y a Dios gracias… Alejo, buen letrado y mejor persona, me habría ayudado si supiera de mi infortunio financiero. «Mi deber profesional, Robin, es defenderte como cliente; el moral, protegerte como amigo». Lloro al recordarlo… Cuando salí en libertad, mi amigo abogado me ofreció trabajo en su bufete. Y yo le correspondí con un reloj de pulsera. ¡No del marqués! Heredado de mi abuelo materno.