Imagen de perfilMI PLAYA

Nía Fueyo 

Vuelvo todos los años a esta misma playa y todos los años me enamoro de ella como la primera vez que la vi: abrupta y salvaje para la retina; segura y cómoda para el alma.
Ya van más de cuarenta veranos asistiendo a este mágico ritual de cortejo entre el agua y la arena. Como las mareas, he tenido aquí altos y bajos, momentos de amor y desamor, de juegos y risas, de charlas y siestas, de noches y días…
En las dos últimas décadas, no han sido pocos los casos que me he traído y no menos las veces que he resuelto estrategias que perfilaría después en el despacho.
Porque todo en ella es calma, es inspiración, es alegría, es paz.
Conservar esto es conservar mi vida. Pero me la están matando: cuando no es un vertido, es el plástico o la pesca furtiva.
Y con ella, muero yo.

 

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