Imagen de perfilLa panificadora

Laura Galindos Reyes 

La abogacía es como el pan, me decía mi mentor. Tienes la corteza, que forma el marco del caso. Todos los juicios tienen su miga, así que debes prepararlos a conciencia. Se empieza por la harina, los hechos. Se le añade la levadura, el ingrediente que lo infla; es decir, que todo buen jurista no utiliza solamente las leyes, sino también consulta sentencias, manuales e informes de peritos. Lo amalgamas bien, que la posición de tu cliente quede como una masa. Después, la horneas, lo que significa que en el pleito deberás adornar tus palabras, dar el rodeo que creas necesario a tu favor. Y vas avanzando rebanada a rebanada según la fase del proceso. Para terminar, nada casa mejor con este alimento que un buen vino: aturdir a tu contrario hasta que pierda el control. Y ya verás que no podrás dejar de saborearlo, al igual que ganar.

 

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