Imagen de perfilDe principios y leyes

Ernesto Ortega garrido 

-El plástico flota; los abogados se hunden -me dijo, mientras me entregaba el cheque, embutido en un traje de marca que valía más de lo que yo ganaba al año.
El plástico flota; el mundo se hunde.
La energía ni se crea ni se destruye; simplemente se compra y se vende.
Wall Street era una gran bolsa de plástico que invertía en vertidos, pero independientemente de la contaminación del agua o del mercurio de los atunes, si hablamos de pesca, el pez grande siempre se come al chico, y yo, en este caso, solo era un alevín recién licenciado que quería conservar su trabajo.
El plástico flota; los abogados se hunden.
Rompí el cheque.
Iríamos a juicio.
Quizás, dentro de unos meses aparecería en el fondo del río Hudson, con una piedra atada a los pies, pero sería la gota que haría desbordar el vaso. Cuestión de principios.

 

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2 comentarios

  • Venderse por un plato de lentejas (o en este caso neoyorquino, por un perrito caliente con ketchup), o por miedo, significa quitarse problemas, pero también vivir con el convencimiento de que no se ha actuado de la forma correcta a sabiendas. Es cierto que el plástico flota, también los abogados que luchan contra alguien demasiado poderoso quizá tienen el riesgo de hundirse, pero dejar a flote la dignidad es algo importante.
    Un conflicto con la ética como protagonista muy bien narrado.
    Un abrazo y suerte, Enrique