CAUSAHABIENTE CAUSANTE
Isidoro Sánchez TorresMe enteré de la muerte de tía Charín por la carta de su abogado, citándome para la lectura del testamento. Siempre fue muy peliculera y mi tía favorita, aunque llevábamos tiempo sin hablarnos. No me perdonaba haber dejado la carrera de medicina para empezar veterinaria.
Las caras de codicia de mis primos lo decían todo: ¿quién recibiría Le Rocher?
La mansión para fulano; las acciones para mengana…
—A mi díscolo sobrino Antonio le dejo a Louise, encomendándole que la trate mejor que a su tía.
Mis primos rieron y me miraron condescendientes. Louise era una mastina enorme, de edad indefinida; la fiel compañera de Charín.
Pero del diamante, nada.
Estupor. Suspicacias. Susurros. Teléfonos.
Años después también murió la dulce Louise y volví a saber del abogado y lo que llamó «legado animal sucesivo».
—Las leyes han cambiado —explicó entregándome una caja en la que brillaba un inmenso pedrusco violáceo.
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Tu protagonista era el sobrino más querido, como lo demuestra que acabó llevándose el premio gordo en la herencia. Sin embargo, tuvo que pasar por un periodo previo de purgatorio, a causa de su actitud díscola: las chanzas de sus primos, la decepción inicial, pero todo llega y la vida, según dicen, termina poniendo a cada cual en el lugar que le corresponde.
Un saludo y suerte, Isidoro
Vivir con un animal noble y quererlo siempre te deja en un lugar más humano.
Gracias, Ángel.
Al final del micro se entiende perfectamente el título. Muy lista la tía Charín: el pedrusco fue a parar a las manos correctas, porque sabía que tu protagonista, supongo que ya veterinario, sentía pasión por los animales, no como esos primos tan interesados. Tal como están las cosas, no descarto que, en un futuro, exista el «legado animal sucesivo» que tanta gracia puede causar… Enhorabuena por un micro bien contado, tienes mi voto. Un saludo y mucha suerte..
Gracias, Javier. Los animales aún tienen mucho que enseñarnos en el futuro. A ver si aprendemos primero a escucharlos y entenderlos.
Abrazos
Nos conformamos, Isidoro, con que nos dones (porque si lo legases tendríamos que esperar muchos años), no Le Rocher, sino uno de tus micros.
Mucha, y buena, suerte.
Muchas gracias, Manuel.
Desaparecí de por aquí en los últimos meses, pero me alegra estar de vuelta y ver que seguís los buenos.
Un abrazo