Instantes previos
Eva María Cardona Guasch · IbizaAcababa de llegar, la tenía entre sus manos impacientes, como sosteniendo el boleto justo antes de declararse la suerte. Sin atreverse a mirar aunque esperaba conocerla desde hacía tiempo. ¡Tantos años de buena práctica, oficio y negocio y al viejo abogado aún le producían cierto pudor estas situaciones! También excitación, sofoco. Tenía fama de impasible pero la procesión va siempre por dentro, sin cirios ni tambores que marquen el camino certero; con varias botellitas de cava esperando turno en la nevera, aguardando la ocasión merecedora. Sentía temor. ¿A perder su reputación? A estas alturas ya no. Una vez más, aquí culminaban sus hábiles esfuerzos y deseaba otro final exitoso. Uno más. Sus mejillas se ruborizaron; aceleró su pulso. Esta pasión le mantenía en forma. Llegaba el desenlace. Finalmente, el viejo abogado inspiró, exhaló y comenzó a leer la sentencia. Como siempre, empezando por el fallo, por el final.