Susana Goñi Rodríguez

Microrrelatos publicados

  • ME CASARÉ CON ÉL

    Nunca fui normal. Ya desde mi nacimiento tuve cinco padres más que los demás, por lo que en casa todo se consensuaba y se votaba por mayoría. Me dicen que no era lo habitual. Por ello, siempre me cuentan con qué ilusión me gestaron y me esperaba la ciudadanía.
    Nací sabia y fuerte y me llamaron Constitución. Mis padres confiaron que, con mi inteligencia y rectitud, garantizaría los derechos y daría tranquilidad.
    Poco a poco fui creciendo y tuve muchos novios. Todos me adulaban, piropeaban y querían que me casará con ellos, pero, a mí, siempre me gustó ser independiente.
    Ahora que estoy en la madurez, a dos meses de mi cuarenta aniversario, me doy cuenta que nadie me quiso por mí, excepto Abogado, que por defenderme ha sido vilipendiado, criticado y menospreciado, pero no le ha importado, siempre ha estado ahí, respetándome, nombrándome a diario e interpretándome como nadie.

    | Octubre 2018
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  • TOMAR LA JUSTICIA POR SU MANO

    Fue un juicio largo y tedioso para los que acudimos como público. Tuvieron que analizar más de cien objetos encontrados en el lugar del crimen, incluido un serrucho. Menos mal que en los descansos podíamos estirar las piernas deambulando entre las salas.
    Al día siguiente tenía juicio a primera hora, pero no me importaba, aunque de contrario le tenía a Él, el abogado perfecto, guapo, de fácil verbo y mejor contestar. Todo se le permitía, de hecho, siempre se sentaba en el mismo sitio en la Sala, dónde estaba la mejor acústica. Daba igual si iba de demandante o demandado que él nunca se movía, y si alguno se quejaba siempre le disculpaban y salía victorioso ya recién comenzado el juicio. Me hizo repudiar el derecho.
    Pero ese día se hizo justicia, su silla cayó ruidosamente entre las tablas del estrado, parecían serradas, dijeron, algo extraño. Tuvo una larga convalecencia.

    | Septiembre 2018
     Participante
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  • POR GABRIEL

    Hoy es un día triste. Hemos conocido el fatal desenlace de la desaparición de un niño, que, en estos momentos tendría que estar en su columpio preferido, disfrutando del ritmo de vida que marca la infancia, pero que ya no podrá hacerlo . Pasarán los días, entre misas con el vicario del pequeño pueblo en el que vivía, e intentando averiguar el "por qué", pero, el dolor de unos padres, que dejaron en custodia lo más valioso que tenían a otra persona, no podrá apaciguarse, sólo el tiempo les dará un respiro.
    Todos deseamos que el baremo de la vida ponga a cada cual en su sitio, pero en estos momentos, mis ánimos son, además de para la familia, para ese compañero/a que tendrá que llevar la defensa de lo indefendible, hallar la razón a lo irracional y actuar con profesionalidad ante un asunto que, seguro, no le dejará indiferente.

    | Marzo 2018
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