Imagen de perfilLAW VENTURA 2, ABOGADO DE MASCOTAS

Francisco Javier García Ballesteros 

Había leído en el anuncio mi especialidad y no dudó en presentarse en mi despacho, trajeado y perfumado. Presa de la congoja, extendió una cédula judicial sobre mi escritorio. Aquel papel declinaba el sobreseimiento de la causa y el proceso penal continuaba su andadura. Hoy, siete de julio, era el aniversario del fallecimiento de Patxi, un idolatrado corredor local. La cornada atravesó el panel de protección tras el que se refugiaba y le alcanzó de lleno en el bajo vientre. La familia del zagal también reclamaba contra el Ayuntamiento. Mi cliente insistía en que el fallecido era consciente de los riesgos y que fue una cogida fortuita. Por supuesto, acepté el caso. Cuando salió por la puerta del bufete, se agachó para no rozar con los cuernos. Veinte años defendiendo animales son insuficientes para comprender cómo se puede acusar a un animal tan noble como un toro.

 

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