Imagen de perfilJusticia año 2129

Antonio Presencia Crespo 

El abogado de la otra parte tenía mirada penetrante. Cálida voz. Gestos firmes y acompasados mientras afirmaba con pasión: ¡todos los humanos sentimos en lo más íntimo del corazón una rotunda repugnancia ante la barbarie que estamos juzgando!

De pronto, bajó la cabeza, cerró los ojos y se apoyó sobre los dos brazos. Quedó silencioso.

–¡Letrado! -me gritó de inmediato la magistrada- ¿ha anulado usted la entrada energética de su compañero?

–Señoría, -respondí- resulta insoportable oír hablar de la intimidad del corazón a un robot de tercera generación.

-Pero su defendido, el presunto asesino, sí tiene corazón – me volvió a gritar-. ¡Le voy a sancionar!

– ¡No!, ¡señoría!, la reforma especial de la cláusula del comportamiento robótico…- Fueron mis últimas palabras antes de caer desenchufado.

Al finalizar, la policía robótica se llevó a los humanos mientras magistrados, fiscales, abogados y demás personal de justicia quedaron en silencio,… recargando baterías.

 

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