Imagen de perfilGuardias, las justas

Marta Trutxuelo García 

Las 4:20 p.m. Durante un turno de noche siempre hay un instante que parece congelarse en el tiempo. Todas las guardias que llevo a mis espaldas dan fe de ello… tú lo sabes bien, ¿verdad? Desde mi época de pasante, esquivando el riesgo de dormirme mientras registraba las entradas, hasta mis años de abogado de oficio, supliendo la inexperiencia en los juzgados con el paso de horas y horas a lomos de la lectura de la jurisprudencia interminable del Aranzadi… ¿recuerdas? Y esta noche, como tantas otras desde que aquel profesional amparado en la sabiduría de su toga blanca falló el temido veredicto, permanezco asido a tu mano que respira a través de tubos y cables. Y recuerdo nuestras otras guardias, de chupetes y ojeras, de sueños y rutinas. Quiero preservar todos esos momentos, tejidos en la memoria de nuestros años compartidos, visibles y eternos como éste: las 4:20 p.m.

 

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