EL HÁBITO HACE AL MONJE
MANUEL MORENO BELLOSILLONadie me conoce en los tribunales, aunque venga todos los días desde hace años. Nadie se fija en mí, no parezco visible para secretarios, jueces, fiscales, abogados y todos los demás profesionales que contribuyen a preservar el orden. Yo también contribuyo, dejo limpias e impolutas las oficinas y las salas para que ellos puedan impartir justicia. Todas las mañanas a primera hora mis pasos resuenan en los pasillos vacíos mientras empujo mi carrito y paso la mopa. Así todos los días del año, pero hoy veo la toga de SSª colgada en el perchero y pienso que las cosas podían haber sido distintas. La descuelgo y no advierto ningún riesgo en probármela, sólo a ver qué tal me queda. Pero siento que su tejido penetra en mí y me domina implacablemente. Entro en la Sala, subo al estrado y declamo: Se abre la vista del juicio… Y nadie dice nada.
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Brillante la osadía de tu protagonista. No estaría mal que todos nos intercambiásemos los hábitos de vez en cuando. Gran relato. Enhorabuena, mi voto y un saludo.
Muchas gracias, Nicolás. Sí, un día de los locos tendría un efecto catárquico para todos.
El hábito no hace al monje… O tal vez sí.
Muy bueno, Manuel. Te envío mi voto y un abrazo.
Gracias, Ana, hay hábitos y hábitos. Abrazos
Los refranes son muy sabios, algunos somos dados a ellos, herencia de mi madre, en mi caso, pero también hay que reconocer que no se corresponden con reglas exactas, siempre hay lugar en ellos para las excepciones, como es el caso de tu protagonista, que se siente capacitada para impartir justicia sin conocer las leyes y sin la larga formación académica que requiere un magistrado. Ya volverá la realidad a devolverla al lugar que le es propio, con un trabajo que también es importante, sin duda, no todo el mundo puede ser juez ni ingeniero, ni falta que hace. De todas formas, entendemos a tu protagonista, porque las togas no son solo un trozo de tela, tienen un algo especial difícil de explicar.
Un abrazo y suerte, Manuel
Muchas gracias, Ángel. Hombre refranero, hombre puñetero y hombre refranero hombre de poco dinero. Pero el que se ríe del refranero se ríe de su padre y de su abuelo.
Enhorabuena Manuel, me ha encantado tu relato. Un abrazo y un voto.
Suerte!!
Alejandra, muchas gracias por tu entusiasmo y por tu voto. Abrazos,
Me encanta cómo das visibilidad a uno de esos invisibles que pasan desapercibidos en el día a día de nuestras ajetreadas vidas. Ellos también son importantes, aunque no siempre se los valore adecuadamente. Parece que este sí que lo ha conseguido al final.
Suerte y mi voto, Manuel.
Muchas gracias, Ana María, todos contribuyen, unos no lo ven y otros sí. Abrazo
Pues sí. Va a ser que el hábito hace al monje. Además, ya decía León Felipe que “no sabiendo los oficios los haremos con respeto”.
Mi voto, Manuel. Y un abrazo.
Gracias, Manuel, escogida cita! Abrazo
Aunque ya queden pocos días, me ha gustado tu historia del hábito o toga, dándole tu protagonista tan buen uso Manuel. Enhorabuena, suerte y cuenta con mi voto.
Un saludo.
Jose Manuel, nunca es tarde si la dicha es buena, y tu comentario me genera una dicha excelente. Muchas gracias!