Imagen de perfilLETRADO LÁSER

JUAN CARLOS MONTERDE GARCĺA 

Armado con una espada láser, me disponía como Letrado a promover el gran cambio que me demandaba la diosa justicia. Ante la proyectada factoría y el consiguiente vertido de residuos industriales a la mar, mi misión era la conservación de aquel universo verde y por ello la defensa de la madre naturaleza. Si no accedía en el plazo marcado a sus crueles pretensiones, una conspiración de androides consumaría su crimen, accionando una sofisticada bomba de relojería. Abatido por las horas de despacho, intenté diseñar la mejor estrategia para desactivar el vil artilugio de mis oponentes. De lo contrario, en un futuro inminente todo el ecosistema se vería reducido a un cementerio de escombros radioactivos. No podía malograr lo que, siendo objetivo desde la Cumbre de Estocolmo del 72, era uno de nuestros principios rectores de la política social y económica. Desesperado, miré »in extremis» el reloj: tres, dos, uno…

 

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