Imagen de perfilLa licencia del capitán

JUAN LOZANO GARROTE 

Cuando llegó a mi despacho aquel desarrapado Capitán Garfio me entraron dudas, lo reconozco. Mi colega decía que había caso, que teníamos que investigar sobre derecho marítimo. Él era así, lanzado, sin medir los pros y los contras. Yo, por el contrario, miré al capitán con escepticismo. Decía que tenía licencia para navegar por tierras de Nunca Jamás, que no había sobrepasado ninguna linde.
Desde luego, era el cliente más estrambótico de todos. Más, incluso, que aquella lunática que encontraron en la arena de la playa, y que quería ejercer una acción de filiación contra el Rey Tritón. Lo despejé fácil: inviolabilidad por sangre real, y tal…
Pero lo de Garfio… Eso era imposible. No había un solo documento que avalase su licencia. Solo un testigo, un tal Barrie… y estaba muerto. Por no hablar del tema honorarios… Al ver su mano derecha me entraban escalofríos solo de pensarlo.

 

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