El orden de los factores altera el producto

Ángeles Sánchez Portero · Zaragoza 

Padecía un tic que con los años se convirtió en espasmos. Mi mujer aseguraba que era ansiedad y que siguiendo las instrucciones del libro sobre autocuración que me regaló por mi cumpleaños, mejoraría. No creía que ese método y esas palabras, que rompían el candado del sufrimiento y te llevaban hasta las puertas de la felicidad, sirvieran de mucho. Aún así, cada día durante una semana, antes de que ella preparase el desayuno, yo llevaba horas sumido en la lectura. Al terminar el libro seguí madrugando para practicar el método. Empecé por ordenar la cocina ya que el libro afirmaba que el orden de una casa equivale al orden interior del que la habita. Al vaciar la despensa descubrí, un producto con el símbolo de una calavera. Sin duda un tóxico no debería estar allí, por eso ella lo ponía en mi café cada mañana.

 

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