La Navidad de Pablo

Carmen Nuria García Palacios 

Aquel 23 de diciembre decidí colgar la toga, igual que los toreros se cortan la coleta; el motivo: porque me sentía incapaz de seguir toreando con las injusticias legales de nuestro sistema. María, con una calma que solo las madres mantienen ante las situaciones más duras, le explicaba a Pablo, su pequeño de siete años, que esa Nochebuena no la pasarían en casa ni vendría Papa Noel con regalos para él: «Cariño, como papá se ha ido al cielo, mamá no ha podido pagar a este señor, pero no llores, el Niño Jesús nos protegerá, es Navidad». La tarde del desahucio acudí a la Conferencia «Derechos de los niños», pero apenas presté atención a la exposición sobre la más reciente doctrina jurisprudencial, yo tan solo veía a Pablo abrazado a su pato azul de peluche, mientras una lágrima comenzaba a recorrer mi rostro…

 

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