Impertinente, por gatillazo

Francisco Regalado Rojas · Valencia 

Me había dicho, que nada le resultaba más difícil que ocultar toda la verdad, sobre todo al saber que declaraba bajo juramento. A Elena le costaba al principio, pero le había recomendado que para guardar la calma se pusiera a sumar cada número con el siguiente, y hacia la izquierda empezando por el 9, del reloj que estaba sobre la cabeza del Magistrado. Aún así, la notaba excesivamente tranquila, desafiante incluso con el interrogatorio del Fiscal. De pronto, y tras preguntarle éste cómo sabía que fue su vecina la que pidió socorro, le contestó: Fermín, ¿no te suena mi cara?; te quedaste profundamente dormido mientras hacíamos el amor en mi casa, pero yo no conciliaba el sueño y lo escuché todo, ¿o es que ya no te acuerdas nada más que de la resaca del día siguiente?

 

 

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