Hay un abogado dentro de mí
Ernesto Ortega garridoHacia tiempo que sentía ciertas molestias en el estómago. Yo pensaba que eran gases hasta que durante un interrogatorio al que me estaba sometiendo mi mujer por haber llegado tarde, una voz irreconocible salió de mi interior y comenzó a pedir “la venía”, a llamarla “su señoría” y a gritar “protesto”. Tras visitar a un doctor, un sacerdote y una médium, llegué a la conclusión de que había sido poseído por el espíritu de un abogado. Al principio, me hizo ilusión. Me sentía como Tom Cruise en “Algunos hombres buenos”, pero vivir con él se ha convertido en una condena. No lo soporto. No hace más que requerirme papeles y para todo me exige un plazo. Va a resultar imposible alcanzar un acuerdo de conciliación. He pensado en un exorcismo, pero prefiero tratarlo de igual a igual y he decidido demandarlo por ocupación indebida. Se va a enterar.
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Qué bueno, Ernesto. Haces que parezca fácil esto de contar.
Un abrazo
Jajaja.
Una posesión abogabólica. Aunque, al igual que los diablos, no serán iguales todos los abogados invasores, y los habrá más pesados, más hiperactivos, más teatrales, más torpes, más contumaces…
Mucha, y buena, suerte, Ernesto.
Es genial, Ernesto! Lo que me he reído con tu abogado fantasma, de principio a fin. Lo cuentas como si fuese la cosa más normal del mundo y resulta hilarante.
Mi voto y un abrazo.
Hay tantas cosas y seres dentro de cada uno de nosotros, que un abogado siempre es bien recibido, sobre todo si es de los buenos, me estoy refiriendo a Tom Cruise obviamente. Mejor él que Jack Nicholson, que tenerlo dentro debe ser como tener a Putin.
Imaginativo tu relato, merecedor de un voto y de haber sido seleccionado mucho antes. Un abrazo.
Excelente y muy gracioso. Tu protagonista empieza con los posibles gases causados por el interrogatorio de su mujer, luego sale de su interior una voz irreconocible pidiendo «la venia,» a llamarla «su señoría» y gritar «protesto». Consulta a un médico, a un sacerdote y a un médium y concluye estar poseído por el espíritu de un abogado…Y sigue igual de genial. Es perfecto del principio hasta el final. Enhorabuena y mi voto.