Imagen de perfilHay un abogado dentro de mí

Ernesto Ortega garrido 

Hacia tiempo que sentía ciertas molestias en el estómago. Yo pensaba que eran gases hasta que durante un interrogatorio al que me estaba sometiendo mi mujer por haber llegado tarde, una voz irreconocible salió de mi interior y comenzó a pedir “la venía”, a llamarla “su señoría” y a gritar “protesto”. Tras visitar a un doctor, un sacerdote y una médium, llegué a la conclusión de que había sido poseído por el espíritu de un abogado. Al principio, me hizo ilusión. Me sentía como Tom Cruise en “Algunos hombres buenos”, pero vivir con él se ha convertido en una condena. No lo soporto. No hace más que requerirme papeles y para todo me exige un plazo. Va a resultar imposible alcanzar un acuerdo de conciliación. He pensado en un exorcismo, pero prefiero tratarlo de igual a igual y he decidido demandarlo por ocupación indebida. Se va a enterar.

 

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