Imagen de perfilDos palabras, ocho letras

Raquel Gago López · Madrid 

Dos años y nueve meses, yo sigo aquí y él sigue allí. Dos palabras, ocho letras. Ocho letras que cada día se repiten en mi interior como un eco interminable.
Dos años y nueve meses después todo sigue igual. Él sigue allí por una condena completamente injusta que debí haber sabido evitar, y yo sigo pensando que la peor condena es la que me toca vivir cada día desde ese juicio. Recién salido de mi segundo máster en derecho penal, mi jefe me animó a coger el caso. “No tiene pérdida”, me dijo, “uno facilito para empezar”.
Dos palabras, ocho letras que articuló mi boca a través de la ventanilla del furgón policial aquella tarde buscando aliviar mi culpabilidad más que una conciliación. Dos palabras, ocho letras. Lo siento.

 

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