Fue ahí

Silvia Vázquez Rodríguez · MADRID 

Preferías otro caso, es verdad, pero tenías que aceptar de buen agrado la dación que te había hecho tu jefe: violación. Una suerte que supieras que, para iniciarte en esta profesión, lo primero era practicar una expropiación de moral. ¿Cuándo fue? Miras hacia los lados histérica y razón no te falta, ¿dónde te tenías que colocar? Avanzas, te sientas en el borde de la silla, miras papeles sin ver y comienzas a sudar. Entra el juez, empieza tu primer juicio, te quedas en blanco como si alguien hubiera pulsado el botón de reset, cierras los ojos y respiras hondo. ¿Ahí? Poco a poco más segura, más decidida, más satisfecha, más tú… ¿Fue ahí? Sí, fue ahí, después de ese primer juicio, cuando volvías a casa, en los pasillos del metro, mientras ese tipo tocaba el saxofón, cuando te diste cuenta, orgullosa, de que habías nacido para esto.

 

 

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