Equilibrios

Julio García · Madrid 

Los niños deberían nacer con libro de instrucciones. Me desespera mi incapacidad para descifrar su llanto inconsolable. Le acuno con un brazo; con el otro sujeto los fundamentos del decreto ley. Anoche tuve una perturbadora pesadilla: había parido un bebé burbuja y podía concentrarme en el temario de las oposiciones. ¡Inundación en la popa! Dejo a media lectura el nombramiento de altos cargos, para buscar a la carrera los pañales en la mochila. A mitad del pasillo llaman a la puerta. Seguramente el pedido del súper… Abro, haciendo equilibrios entre derecho y obligación. Me sonríe, tímida, una jovencita. Carpeta más bolígrafo en ristre. “…Sólo serán unos minutos”, musita, “estoy haciendo una encuesta sobre conciliación del trabajo familiar”. ¡Qué oportuna la chavala! En un santiamén estoy en el cine, relajada, comiendo palomitas. “Cielo”, le dije, “¿te hacen treinta euros por quedarte de canguro un par de horas?”.

 

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