Cosas del directo

Manuel Pablo Pindado Puerta · Leganés 

Era la hora. El fiscal encendió la televisión y ahí estaba él como cada día, gorro blanco y zuecos rojo sangre, premonitorios. Enarboló su sonrisa seductora. “Hoy, queridas amigas, guiso de carne con verduras”. Fileteó las zanahorias con velocidad de prestidigitador, de tres en tres. Acero brillante, japonés, el mejor. “Así, bien picaditas”. Chop, chop, chop sobre la tabla. “Dios mío. Eso es lo que hizo con sus dedos” susurró el perito junto al fiscal, estremeciéndose. Eligió otro cuchillo con cuidado excesivo. “Ahora troceamos la carne”. El tajo lento, quirúrgico, hipnótico. El perito señaló con un dedo tembloroso. “¿Lo ven?. Es el mismo tipo de corte. Pobre chica”. El juez hizo la llamada y hombres de uniforme entraron en plano, llenando la cocina mientras el cocinero lanzaba un beso teatral a miles de amas de casa desconcertadas. “No se preocupen, amigas, cosas del directo. Mañana, una sopita de letras”.

 

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