Imagen de perfilEl Consejo

Juan Enrique Arredondo Barrientos 

Visité a mi abuelo para pedirle consejo, el es una leyenda de la abogacía y experto en llevar causas difíciles. Le compartí con detalle lo referente a un caso que me quitaba el sueño. Seguro estaba yo que mi cliente era inocente y que no debía pagar una pena por un delito que no cometió, pero que antes debía demostrarlo. Sonriente me respondió: —¡Debes alimentar al pájaro, regar las flores y limpiar el marco de la ventana! Sorprendido por la inusual respuesta, le dije que haría lo que me pidiera, pero que primero necesitaba su consejo. —Cuidar y limpiar, ese es mi consejo. Si es inocente y cuidas de los detalles, aunque estos te parezcan triviales, encontrarás la manera de limpiar su nombre. —sentenció. Ese día, aprendí dos cosas. Que para hacer lo justo, ningún detalle debe subestimarse y también que el vinagre con agua es bueno para quitar manchas.

 

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