Querido papá

Mercedes Daza García · Almería 

Mi papá es uno de esos tipos que viste elegante y a menudo utiliza un lenguaje raro. Suele acompañarle un gesto serio, por eso últimamente cuando me regaña ya no me inmuto. Recuerdo el día que mi madre le dio calabazas, salimos a dar un paseo y se detuvo ante el puente. Estuvimos cerca de una hora sin hablar, con la vista hacia el horizonte. Sus ojos parecían nublados. Me miró y me dijo: vámonos, tengo mucho que trabajar. Desde aquel día la casa empezó a estar invadida de papeles. Él los llama recursos. Lo que más me gusta es jugar a “Culpable o Inocente”. Me muestra una foto de algún señor y yo averiguo si es o no el malo de la peli. Son de las pocas veces que lo veo reír a carcajadas conmigo, dice que tengo una gran intuición. Algún día seré un gran abogado como él.

 

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