LUIS DAVID SAN JUAN PAJARES
Microrrelatos publicados
APENAS 0,5 KM2
Caso interesante el que ha caído en mis manos, inaudito. No hago más que repasar las circunstancias por las que mi cliente ha sido arrestado y no sé cómo abordar el asunto. No existen precedentes, no logró encajarlo en ningún formato ni reducirlo a ningún patrón establecido. «Varón de 85 años, extranjero, indocumentado, completamente vestido de uniforme, retenido e incomunicado por invasión flagrante de un territorio soberano».
Y digo yo, ¿cuándo se ha visto que el Papa tenga que llevar visado cuando le apetece dar una vuelta por los alrededores de su casa?
| Septiembre 2022
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 10ELISA
Soy un abogado peculiar, una suerte de lobo solitario en la profesión, que me considera un inadaptado. Allá ellos, no saben lo que tuve que pasar al poco de comenzar a ejercer.
Lo cierto es que me gusta programar cada caso con precisión de cirujano, frío, distante, capaz de descomponer cada artículo de la Ley hasta el más mínimo detalle provechoso para mis propósitos.
El resto es una cuestión teatral. Es manifiesto que la intervención del abogado es determinante a la hora de orientar el veredicto del jurado. Y soy bastante bueno en escena: hasta hoy, no he perdido ningún caso.
Hasta hoy. Hoy tengo que defender al presunto autor de la ola de violaciones a niñas menores de 12 años, alguna de las cuales acabará suicidándose al no poder soportar tanta suciedad.
Va por ti, mi niña, va por ti. Hoy, el jurado popular no tendrá piedad del monstruo.| Agosto 2022
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 2SOY MAYOR Y ME QUEDO
El caso era desesperado para su cliente y el acto de conciliación una burla, algo para lo que iba preparado. La anciana, agotada, estaba a punto de claudicar ante las zalamerías del experto abogado de la otra parte. Él no se inmutó y le dejó hacer. Después de una hora, decidió pasar a la acción. Se limitó a mostrar una pantalla a su colega y éste, espantado, claudicó sin condiciones. La abuela seguiría ocupando aquella vivienda de renta antigua. Vivir en aquel piso interior e insalubre podía ser horroroso, pero quedar en la calle suponía la condena definitiva: la muerte. «Ayudemos a la Señora Adelina a quedarse en su casa. Ocho mil peticiones en 60 minutos» era lo que aquel pobre diablo pudo leer. Sí, el recuerdo de Carlos San Juan era poderoso: nada era igual ya para los bancos desde su triunfo arrollador en las redes.
| Marzo 2022
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 8RIPPER
—Todo, lo ha confesado todo sin ahorrarse ningún detalle. ¡Es una pesadilla!
—Está bien. Admitamos que es él. ¿Y qué podemos hacer nosotros?
—¡Procesarlo inmediatamente! Nada hay más urgente. ¿No os dais cuenta? Es una cuestión de seguridad ciudadana, un acto de responsabilidad por nuestra parte.
—Imposible. Todo aquello prescribió hace mucho tiempo. Ahora es un anciano. Antes de incoar una causa como esa, habría que cotejar las distintas legislaciones implicadas, fortalecer nuestro ordenamiento jurídico… No hay nada que hacer.
La diversidad de opiniones había llevado a los abogados y juristas de la fiscalía a un punto de máxima tensión. Las posturas eran irreconciliables. Al final, se impusieron los partidarios del garantismo. Unas horas después de dejarlo en libertad, media docena de cadáveres despiadadamente mutilados evidenciaron el irreparable error que habían cometido. En todos ellos, un papel con el mismo nombre: Jack el Destripador. El monstruo había vuelto.
| Agosto 2021
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 5¿INCONSCIENCIA O VACÍO LEGAL?
—¿Qué el caso no le parece para tanto? ¿Sabe el lío en que se ha metido?
—¡Construir sin permiso alguno en un terreno que ni siquiera es urbano!
—¡Con un material no homologado bajo ningún tipo de especificación técnica!
—¡Contraviniendo la ley de costas!
—¡Para un uso distinto al de primera vivienda!
—¡Sin pliego de obras! ¡Sin cédula de habitabilidad!
—Por no hablar del impacto visual…
…
—¿Ahora? ¿Que qué hacer? Ser resiliente. Asumir las consecuencias de sus actos y colaborar con las autoridades.
—No niegue, cuando le interroguen, ninguna de las barbaridades que ha cometido.
—Y derribe inmediatamente la edificación antes de que lo hagan otros, dejando el terreno tal como lo encontró.
Y así, Luisito, todo llanto, siguiendo el consejo de sus abogados, echó abajo con su pala nueva el prometedor castillo de arena que había empezado a levantar, devolviendo al mar las brillantes conchas que lo adornaban.| Marzo 2021
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 7