Juanma Velasco Centelles

Microrrelatos publicados

  • EL BLINDAJE DE LO TEXTIL

    Los días se sucedían iguales para Marga. Su rol de limpiadora en aquel juzgado de lo penal debería haberle ayudado a salvar la barrera de su silencio pusilánime, pero posponía la oportunidad de exteriorizar su tragedia cotidiana por pavor a sus manos expeditivas de guardián de la noche.

    Conciliar la sonrisa pública con el ocultamiento de los moretones domésticos la había convertido en la mejor actriz del palacio de justicia.

    Él se conducía metódico y confinaba su diversión maltratadora a territorios cubiertos por la nubosidad de lo textil.

    Anoche, descuidó un golpe por los alrededores de su codo. La manga corta evidenciaba una epidermis verdinosa que no admitía ningún género de dudas para aquella abogada de oficio sin clientes todavía.

    - Vamos a por él – la abordó sin preámbulos.

    Marga asintió y se subió la blusa hasta el borde de los pechos y las lágrimas para demostrar lo salvaje.

    | Octubre 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 20

  • SIN SECRETOS EN LA CONFESIÓN

    - Ave María Purísima.

    Gustaba de referir como testificar a confesarse. Habitualmente en su concatedral de cabecera, por afinidad con el párroco, porque jamás contemplaba su inadmisión por ruindad como una posibilidad de procedimiento. Extrañamente, la Iglesia todavía no hacía caja por prestar el servicio.

    Sin embargo, la voz emergente tras la rejilla no era la acostumbrada. Tan resuelta como timbrada, le provocó al confesante una vacilación impropia en alguien avezado a detectar incluso los ultrasonidos que subyacían en las declaraciones de testigos y acusados.

    Sobrepasados los preliminares del ritual, el cura debutante preguntó:

    - ¿De qué pecados se acusa usted?

    Acusar.

    El infinitivo le desentumeció esa arrogancia que trataba de sacudirse en cada confesión sin conseguirlo.

    - Sólo de uno, padre, uno que envuelve a los restantes: soy abogado - recopiló.

    El fallo del nuevo sacerdote no se hizo esperar.

    - Rece cien padrenuestros. Con todo, no serán suficientes...

    | Octubre 2016
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 15

  • EVOCACIÓN

    Recién terminada la fiesta por su ochenta cumpleaños, le sobrevino una soledad inexorable como una tarifa.

    Su hija, crecida por los excelentes resultados de su última revisión cardiológica, decidió hacerle estallar una sorpresa multitudinaria en su casa del pueblo.

    Todo olía, sin embargo, a la especia de la nostalgia, quizá incluso a naftalina. Sentado en su sillón de jubilado focalizó la orla en la que un rostro, el suyo, minúsculo, cincuenta y siete años más terso, le recordó a aquel abogado recién togado que sentía el poder de la juventud como la jurisprudencia más irrefutable para afrontar el caso de la vida.

    Tiempos amanuenses, donde lo electrónico no era siquiera una quimera, donde los ritos del oficio desprendían una solemnidad que se fue debilitando con la erosión de los años.

    Una babilla libertaria asomó por su comisura de viejo para notificarle que le quedaban pocos juicios antes del final.

    | Septiembre 2016
     Participante