Imagen de perfilEL BLINDAJE DE LO TEXTIL

Juanma Velasco Centelles 

Los días se sucedían iguales para Marga. Su rol de limpiadora en aquel juzgado de lo penal debería haberle ayudado a salvar la barrera de su silencio pusilánime, pero posponía la oportunidad de exteriorizar su tragedia cotidiana por pavor a sus manos expeditivas de guardián de la noche.

Conciliar la sonrisa pública con el ocultamiento de los moretones domésticos la había convertido en la mejor actriz del palacio de justicia.

Él se conducía metódico y confinaba su diversión maltratadora a territorios cubiertos por la nubosidad de lo textil.

Anoche, descuidó un golpe por los alrededores de su codo. La manga corta evidenciaba una epidermis verdinosa que no admitía ningún género de dudas para aquella abogada de oficio sin clientes todavía.

– Vamos a por él – la abordó sin preámbulos.

Marga asintió y se subió la blusa hasta el borde de los pechos y las lágrimas para demostrar lo salvaje.

 

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