Ceferino Gómez Delgado

Microrrelatos publicados

  • EL NAZI

    Una vuelta, otra vuelta, el recuerdo del olor del humo que emanaba de las chimeneas, las caras de pánico permanente, el llanto de los niños que se incrustaba como un eco, permitía que el insomnio gobernara mis noches.
    Harto de todo ello acudí a comisaría para confesar que había cometido varios delitos: El policía incrédulo, me miró de soslayo pensando que estaba ante un anciano con demencia senil, intentó que me marchase, pero ante mi insistencia comunicó con el letrado de oficio.
    Tras varios meses soportando las miradas indiscretas de toda mi comunidad de vecinos, al fin se señaló la fecha del pleito.
    Tras el alegato desesperado de mi letrado me concedieron la palabra y tras quitarme el abrigo y enseñar mi camisa de las SS, me declaré culpable.
    Fui condenado por delitos contra la humanidad.
    Al fin pude conciliar el sueño, cuando el viento de mi conciencia amainó.

    | Febrero 2019
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 2

  • El encuentro

    Estaba empezando a disfrutar del fútbol con mi bolsa de palomitas cuando la repugnante loción de afeitado del fiscal Nogales invadió mis pituitarias, obligándome a volverme de mi butaca y atenderle:
    - Está en el palco el Rey, quiere saludarte.
    - Ahora no estoy trabajando, déjame ver el encuentro, le contesté.
    - Quiere contratarte para que defiendas a su cuñado.
    Me puse pálido y comencé a balbucir palabras inconexas mientras Nogales ya me arrastraba escaleras arriba hacia el palco de honor del estadio.
    Una vez sorteado toda una fauna de correveidiles, aduladores, guardaespaldas y demás miembros del zoo monárquico, al fin saludé a su majestad, el cual en un aparte me solicitó mi teléfono y los datos de mi bufete.
    Una escalofriante entrada del defensa central me devolvió al partido dejando al monarca con la palabra en la boca.
    Con sobresalto desperté y me prometí no volver a cenar copiosamente.

    | Enero 2019
     Participante

  • NOVOABOGATOR

    Le acusaban de haber infringido la primera ley de Asimov, dañar a un humano, mi hardware, alterado, era incapaz de controlar mis leds que parpadeaban sin ton ni son, empezaba a exudar aceite por todos los intersticios, comenzaba a gemir angustiados viiiips, el ritmo de mis softwares se aceleraba peligrosamente, todo ello delante del gran vicario del Big Data.
    - ¿Algo que alegar? preguntó con tono autoritario.
    Como pude reseteé y haciendo memoria, tras pedir la venia comencé mi alegato:
    - Mi patrocinado, un simple robot doméstico programado para ejercer la custodia de la niña de autos, fue, con gran pericia, y a escondidas de sus padres, contraprogramado para llevarla y subirla al columpio, pese a que el baremo de sus notas escolares era pésimo.
    El balanceo inadecuado y abusivo de aquella provocó su caída y la herida.
    El ingeniero peritó la certeza.
    - ¡Absuelto!
    ¡Qué primer caso! rememoré.

    | Marzo 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 8