Agustín Lozano Vicente

Microrrelatos publicados

  • SIRES

    Como juez con más de veinte años de experiencia, me pidieron asesoramiento y accedí. Había que desarrollar los sofisticados algoritmos de inteligencia artificial encargados de facilitar la toma de decisiones judiciales. Parecía una oportunidad para erradicar la arbitrariedad y disparidad de criterios en las sentencias. Algo que beneficiaría a toda la población, sobre todo a la más vulnerable y con menos recursos para acceder a prestigiosos y caros abogados. El proyecto también se justificó en los nuevos empleos de calidad que se podrían crear. Los resultados fueron tan espectaculares que al cabo de tan solo dos años se pudo aprobar la ley sobre automatización y robotización de la judicatura. Ahora tendré la oportunidad de experimentar en mis propias carnes el resultado de mi colaboración: he presentado una demanda en contra mi expulsión de la carrera judicial para ser reemplazado por SIRES, acrónimo de Sistema Robotizado de Emisión de Sentencias.

    | Junio 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 7

  • Perder la partida

    El abogado laboralista pidió que le relatara el momento preciso en que me comunicaron el despido. El jefe de mi departamento llegó en patinete por el amplio pasillo hasta la zona de recreo donde yo le estaba esperando. Me saludó con una palmada en la espalda y me propuso jugar una partida de tenis de mesa. Durante el transcurso de la misma, explicó cómo la vieja industria había completado su proceso de adaptación a la actual organización, más «flexible y dinámica», donde lo importante no era la producción sino «invertir en talento y creatividad». Mi reclamación de aumento de sueldo, acorde al gran número de horas trabajadas, no encajaba con el «nuevo espíritu» de la empresa. Nunca pronunció la palabra «despido», sino que me «invitó» a que me tomara «un tiempo para reflexionar sobre mis prioridades y compromisos». Y eso fue todo. Además jugaba muy bien y perdí la partida.

    | Mayo 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 2

  • Dulces ciruelas rojas

    «Yo solo quiero seguir cuidando de mis gallinas y mis ciruelos», le dijo el anciano al abogado. La finca con el pequeño huerto y el corral eran toda su vida, corroboró Sara, su única hija. El Plan General de Ordenación Urbana había proyectado construir sobre el terreno de su propiedad una amplia avenida y decenas de viviendas unifamiliares. «Utilizamos materiales de primera calidad», rezaba la publicidad de la empresa constructora. El abogado, que llevaba años luchando por un turno de oficio especializado en derecho ambiental, decidió asumir el caso, conmovido por la serena dignidad de aquel rostro ajado, de manos encallecidas y corazón resiliente después del fallecimiento de su esposa.
    Transcurrieron largos años de litigios, el anciano falleció y hubo que sacrificar a las gallinas, pero cada año, cuando el fruto madura, Sara nunca se olvida de enviar al abogado una cesta de dulces ciruelas rojas.

    | Marzo 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 10