Imagen de perfilEl último tren

Miguel Ángel Moreno Cañizares 

Se había presentado muy temprano, pero no le importó. En su vida se le había escapado uno. Según indicaba el panel, aún quedaba más de media hora para la llegada del último tren. Haría tiempo leyendo de nuevo la resolución del juez. Sacó el fajo de folios que dormían en el maletín y se dispuso a ello.
El sobreseimiento por muerte del demandante le tenía desorientado, pero no se podía acusar a sí mismo. Estas cosas pasan, le instruyó el abogado, aunque sin excesivo convencimiento. Lo tendría que encajar como un golpe bajo recibido en un combate de boxeo.
Miró de nuevo el panel. No había variado. Empezó a inquietarse. ¿El último tren? La promesa a su esposa de regresar para el aniversario peligraba. Volvió a leer. Un escalofrío recorrió su cuerpo al comprobar que su nombre coincidía con el demandante.

 

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